Moscú, Rusia | AFP, por Andrea PALASCIANO.
En uno de los principales bulevares de Moscú, hay que timbrar, luego pasar a través de pesadas puertas y ante la mirada sospechosa de un guardián, para acceder al paraíso del bitcóin, una tienda de criptomonedas sin equivalente en Rusia.
En los antiguos locales de un banco transformados en espacio ultra-moderno, abrió en febrero la tienda "DeeCrypto", donde se pueden comprar programas, cartas gráficas y cualquier otro material necesario para negociar con varios tipos de criptomonedas, las más conocidas de las cuales son el bitcóin y el ethereum.
"Los clientes venían diciendo +Quiero bitcoines, pero no sé qué es+, y aquí, como en un Apple Store, se les explica como funciona. Puede comprar o equiparse para +minar+ y le instalamos su propia +granja+", dice el fundador Denis Onatsik, cuarentón que luce camisa blanca y anillos de oro.
Este moscovita, que tiene su actividad principal en el sector de la construcción, comenzó hace dos años a montar "granjas" para +minar+ bitcoines, especies de planchas para fabricar billetes virtuales, en lugares no utilizados de los inmuebles donde trabajaba.
"Es necesario tener almacenes +offline+, verdaderos sitios. Porque las personas tienen más confianza cuando todo está en una estantería, que se puede entrar, mirar, tocar, y donde el vendedor explica para qué sirven los equipos, como funciona eso, y con servicio después de la venta", explica Onatsik.
"Hay un gran factor de riesgo cuando se hace todo en línea. Hay muchos fraudes, gente que compra máquinas y nunca les llegan, o nunca recibía los bitcoines comprados...", añade.
“Club”
La tienda es concebida como un "club": los miembros se conocen y pueden comprar, vender o intercambiar divisas virtuales entre ellos.
Alrededor de un centenar, en su mayoría hombres de negocios, vienen para pagar sus transacciones en especie y esperan contar con un "servicio de seguridad serio".
La tienda obtuvo incluso una licencia del FSB, los servicios de seguridad rusos, que controla las actividades en el campo de los algoritmos.
En los muros blancos, grandes pantallas facilitan seguir en tiempo real las cotizaciones de las criptomonedas o escoger el material. En las vitrinas son expuestos "portamonedas para divisas virtuales" y también suéteres y camisetas que llevan el signo del bitcoin, una "B" con dos barras verticales, imitación del dólar.
Pero el plato de resistencia está es una esquina: se trata de los famosos "minadores" o máquinas para minar", que crean monedas virtuales. "Es suficiente con tener electricidad e internet, y las máquinas +minan+ casi solas", explica Onatsik.
"Ahora cuestan entre 35.000 y 50.000 rublos (entre 470 y 670 euros a la tasa actual), cuando costaban 300.000 rublos (4.000 euros) este invierno", se lamenta, mostrando unas máquinas de cierta marca.
Edad de oro superada
La edad de oro de las criptomonedas parece superada. Tras haber subido a casi 20.000 dólares a fines de dieciembre de 2017, la cotización del bitcóin se hundió a comienzos de año y se recupera con dificultad.
"Ahora las criptomonedas y una estructura como la nuestra no están prohibidas ni explícitamente autorizadas" en el país, explica el gerente, quien al comienzo se benefició de esta zona indefinida gris de la ley rusa, en un país considerado a la vanguardia del sector.
"Estábamos seguros que habría una fila de espera frente al alamacén, como frente al mausoleo de Lenin en la época soviética soviética", señala. "Algunas personas estaban interesadas en abrir franquicias en otras ciudades".
"Luego llegó la primavera, el valor del bitcóin se dividió por tres, la demanda y los les precios de los equipos bajaron. Y la ley que debía legalizar la circulación de las criptomonedas se hace esperar, se lamenta el empresario, quien esperaba que la legalización democratizaría el acceso a las criptomonedas y ahora sufre por la incertidumbre jurídica.
Aunque el precio de las cartas gráficas es más abordable que antes, la baja de las cotizaciones de las criptomonedas fragiliza la rentabilidad del "minado". A esto se agrega el costo de la electricidad, "muy cara en Moscú", considera Denis Onatsik, lo que afecta el interés económico de la fabricación de criptomonedas.
Sigue sin embargo siendo optimista para otras regiones rusas de clima frío favorable (pues las granjas de bitcoines pueden recalentarse) y donde el precio de la electricidad desafía cualquier competencia.