Tokio, Japón | AFP
Por Hiroshi HIYAMA y Miwa SUZUKI
Los equipos de rescate luchaban el jueves contrarreloj en el norte de Japón para encontrar supervivientes entre los escombros de las casas destrozadas por el fuerte sismo que provocó corrimientos de tierra y causó al menos 11 muertos.
Además de las 11 personas fallecidas, unas 300 resultaron heridas.
Unas fotografías aéreas mostraban montañas literalmente partidas en dos por impresionantes corrimientos de tierra que arrancaron todos los árboles de la ladera y sepultaron casas enteras.
Los bomberos evacuaron en helicóptero un parte de los habitantes, pero 31 personas seguían desaparecidas, según la televisora pública NHK.
Militares de las fuerzas de autodefensa llegaron a la zona para participar en las operaciones de rescate. Estaba previsto movilizar a unos 25.000 efectivos.
"Vamos a esforzarnos lo máximo para salvar vidas", declaró el primer ministro, Shinzo Abe, tras una reunión de crisis.
El alcalde de la ciudad de Atsuma prometió que los socorristas trabajarían "toda la noche" en un esfuerzo por encontrar supervivientes.
El sismo, de una magnitud de 6,6, se produjo a unos 62 km al sureste de Sapporo, la capital de la región de Hokkaido, norte de Japón, apenas dos días después de que un tifón causara importantes daños en la región occidental de Osaka.
Poco después hubo una réplica de magnitud 5,3 en la zona y varios temblores secundarios durante la madrugada.
"El temblor me despertó poco después de las tres de la madrugada. Encendí la luz, pero se apagó justo después", contó Akira Fukui, un habitante de Sapporo.
"Hubo una sacudida repentina, extrema. La sentí (...) durante mucho tiempo, se detuvo y volvió a temblar. Tengo 51 años y nunca había vivido algo así", dijo por su parte Kazuo Kibayashi, un responsable de la ciudad de Abira visiblemente conmocionado.
"Pensé que mi casa iba a derrumbarse, todo estaba patas arriba", recordó. "Mi hija, que está en el instituto, estaba aterrada".
Sin agua ni electricidad
Numerosos refugios se abrieron en diversas regiones afectadas.
Los habitantes de la zona de Sapporo empezaron a hacer largas colas en gasolineras y supermercados por temor a la falta de aprovisionamiento.
Según la compañía Hokkaido Electric Power, 2,95 millones de hogares se quedaron sin electricidad después del terremoto, debido a la interrupción de la actividad de todas las centrales de la región. Esas instalaciones retomarán el suministro eléctrico de forma progresiva, indicó el ministro de Industria, Hiroshige Seko.
El sismo también causó cortes en el suministro de agua y el ejército tuvo que desplegar camiones cisterna.
Los transportes ferroviarios y aéreos también se vieron perturbados. Todos los trenes quedaron suspendidos y el aeropuerto de Sapporo Chitose tuvo que cerrar.
Las autoridades advirtieron sobre el riesgo de nuevos seísmos. "Las fuertes réplicas se producen a menudo en los dos o tres días siguientes", dijo Toshiyuki Matsumori, encargado de la vigilancia de tsunamis y sismos en la agencia meteorológica.
"El riesgo de derrumbes de viviendas y de corrimientos de tierra puede haber aumentado en las zonas que sufrieron fuertes sacudidas", declaró en rueda de prensa. "Pedimos a la población que preste atención a la actividad sísmica y a las precipitaciones, y que no se dirija a zonas peligrosas", dijo.
Japón se sitúa en la intersección de cuatro placas tectónicas y sufre cada año casi el 20% de los sismos más fuertes registrados en la Tierra.
Todo el mundo recuerda lo ocurrido el 11 de marzo de 2011, cuando un terremoto de magnitud 9,1 provocó un tsunami que dejó más de 18.500 muertos y causó un grave accidente en la central nuclear de Fukushima.
El terremoto de este jueves ocurrió cuando el archipiélago apenas estaba superando el paso del potente tifón Jebi, que mató a 11 personas en el suroeste del país.