Gênes, Italia | AFP
Por Remi Banet
El gobierno italiano ha declarado la guerra a la sociedad que gestionaba la autopista del puente que se derrumbó el martes en Génova, matando a decenas de personas.
Este jueves en el lugar de la tragedia, las grúas y las excavadoras seguían quitando escombros. "Seguimos buscando huecos de los que pueda salir gente, viva o no", declaró Emanuele Gissi, un responsable de los bomberos.
El balance de víctimas no ha cambiado durante el día: 38 muertos y 15 heridos, cinco de ellos graves.
Durante el día, algunos de los 630 habitantes de los edificios evacuados fueron a recoger pertenencias a sus casas, escoltados por los bomberos. Parte de esas viviendas, situadas debajo del puente, fueron desalojadas hasta nuevo aviso, aunque los residentes de cuatro inmuebles recibieron autorización para volver a sus hogares.
La mayoría de sus vecinos tuvieron que buscar cobijo en casa de familiares o fueron enviados a hoteles donde coincidieron con los parientes de algunas víctimas, que acudieron a la zona para reconocer los cuerpos de los fallecidos y asistir a su entierro.
En el lugar del desplome, el trabajo de búsqueda "es peligroso porque los escombros son inestables", y también lo es la parte del puente aún de pie, explicó Emanuele Gissi.
“Lo que sí es cierto es que quienes están buscando nos dicen que hay aún otras personas ahí abajo”, dijo Matteo Salvini, el ministro del Interior y líder de la ultraderechista Liga.