Santiago, Chile | AFP
La expresidenta chilena Michelle Bachelet firmó junto a otros dirigentes de la izquierda de Chile una carta de apoyo a la inscripción de la candidatura del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado por corrupción.
Dirigida al Poder Judicial de Brasil, la misiva que aboga “por la defensa de la democracia”, fue firmada por 43 personalidades de la izquierda chilena. Además de Bachelet, entre ellas se encuentra Maya Fernández, presidenta de la Cámara de Diputados y nieta del exmandatario socialista Salvador Allende, derrocado por el dictador Augusto Pinochet en 1973.
“Consideramos que una elección presidencial sin Lula como candidato podría tener serias impugnaciones de legitimidad y profundizaría aún más la crisis política que Brasil tiene que superar”, reza la misiva, en la que participan también el presidente del Partido Socialista chileno, Álvaro Elizalde, y el presidente del Senado, Carlos Montes, entre otras figuras de la política local.
En el texto, los firmantes instan al Poder Judicial de Brasil a “que garantice el respeto a la Constitución, permitiendo la inscripción de Lula como candidato presidencial”. “Lo exige la democracia brasileña. Lo demandamos también los demócratas chilenos”, escriben.
Los firmantes de la extensa carta en la que hablan de los antecedentes de la situación actual, entre ellos la destitución de la entonces presidenta Dilma Rousseff (también del Partido de los Trabajadores de Lula) en agosto de 2016, manifiestan su “preocupación por la crisis política que atraviesa Brasil” y su “solidaridad” con el “presidente Luiz Inacio Lula da Silva”.
Teniendo en cuenta que “Brasil desempeña un rol político protagónico a nivel regional y global”, para los firmantes, las elecciones de octubre “deberían convertirse en el momento para iniciar la superación de la crisis política de los últimos años”.
Lula, que presidió Brasil de 2003 a 2010, es “sin duda, la figura política más relevante y popular del país” y todas “las encuestas de opinión lo siguen señalando como el más probable vencedor, con una ventaja considerable sobre todos sus eventuales competidores, señalan.
El expresidente brasileño permanece encarcelado, cumpliendo una pena de 12 años y un mes de prisión por corrupción. Fue condenado por ser el beneficiario de un apartamento en el litoral paulista ofrecido por la constructora OAS, a cambio de mediaciones para obtener contratos en Petrobras.
Lula, de 72 años, imputado en otros seis casos, niega que ese apartamento sea suyo y considera su condena parte de un complot de las élites para evitar que pueda volver al poder.
El fin de semana, el líder de la izquierda brasileña fue protagonista de una confusión judicial, en la que un juez de guardia resolvió su liberación, que luego fue frenada por otros magistrados.
El expresidente (2003-2010) encabeza las intenciones de voto para las elecciones presidenciales de octubre, a pesar de que su candidatura tiene grandes chances de ser invalidada por la justicia electoral.