Río de Janeiro, Brasil | AFP.

La Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) pidió un refuerzo de vigilancia a las autoridades brasileñas ante la creciente inseguridad en su campus principal, donde recientemente se han registrado una serie de ‘secuestros express’.

El lunes, a plena luz del día, una estudiante que hacía una pasantía en un laboratorio del gigantesco campus científico de la Ilha do Fundao, al norte de la ciudad, fue asaltada y retenida unos minutos dentro de un carro por delincuentes que le robaron la mochila, su celular y su computadora.

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El crimen ocurrió 72 horas después de que dos profesores de esa gigantesca Ciudad Universitaria, muy cercana al aeropuerto internacional de Galeao, fueran secuestrados durante once horas por hombres armados que los llevaron vendados a una favela.

Los criminales les robaron el carro, sus celulares, computadoras y 38.000 reales de sus tarjetas de crédito (unos 10.500 dólares), según denunciaron a la policía.

La universidad “lamenta tener que registrar, una vez más, un crimen de ese tipo en la Ciudad Universitaria. El crimen, brutal, es inadmisible en un campus universitario”, dijo el rector de la UFRJ, Roberto Leher, en una nota el domingo.

Relativamente aislado, el campus de Ilha do Fundao ocupa varias hectáreas cerca de las favelas de Maré y Complexo de Alemao, con altos índices de violencia por los enfrentamientos entre policías y traficantes y también por la emergencia silenciosa de milicias parapoliciales.

El rector, que se reunió el mes pasado con funcionarios de la secretaría de Seguridad de Rio para pedir un refuerzo de la vigilancia, asegura que actualmente solo hay una patrulla con dos policías custodiando las áreas externas del campus, vigilado en su interior por agentes de seguridad privados.

“Creemos fundamental el papel de la división antisecuestro en la Ciudad Universitaria. Sin eso, la UFRJ seguirá vulnerable a las organizaciones criminales, que disponen de un enorme ejército en función de su guerra entre las milicias parapoliciales y los traficantes”, dijo Leher en una entrevista publicada este martes por el Jornal do Brasil.

“Esta guerra está llevando a los bandidos a buscar otros nichos”, manifestó.

“En mi instituto, seis personas fueron secuestradas el último año. Uno solo espera su turno. Es una ruleta rusa”, dijo Celso Caruso Neves, profesor de Fisiología, al portal G1.

La violencia se disparó en Rio después de los Juegos Olímpicos de 2016 en medio de la crisis de ese estado, prácticamente en bancarrota y plagado de casos de corrupción.

Alegando la falta de capacidad de la policía para controlar la situación, el presidente conservador Michel Temer ordenó en febrero al ejército tomar el comando de la seguridad en Rio.

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