Los Angeles, Estados Unidos | AFP.
Por Veronique DUPONT
La policía dio con un asesino y violador en serie en California que buscaba hacía 40 años. El ADN fue clave para dar con su paradero, pero un reciente libro renovó la atención en este viejo caso.
Michelle McNamara murió dos años antes de publicar “I’ll Be Gone in the Dark” (en español sería algo como “Desapareceré en la oscuridad”) en el que aborda los múltiples crímenes atribuidos esta semana a Joseph James DeAngelo, de 72 años, quien encara ahora a la justicia. La obra se convirtió de inmediato en un éxito de ventas y será adaptado a la televisión por HBO.
Ésta es la más reciente investigación periodística o de documental que ha terminado dando un giro a un caso.
Ocurrió por ejemplo en el documental “The Jinx” de HBO, que impulsó el arresto del magnate de bienes raíces Robert Durst, acusado de asesinato y a espera de juicio.
Desde el anuncio del arresto de DeAngelo, bautizado por McNamara como el “Golden State Killer” (asesino del Estado dorado, como se denomina a California) y así llamado por las autoridades y en la prensa, muchos han sido los elogios para la autora, incluido el aclamado Stephen King u otra escritora sobre crímenes, Sarah Weinman.
“Creo que lo atrapaste Michelle”, tuiteó el esposo de la autora, el actor y comediante Patton Oswald.
El sheriff del condado de Sacramento, Scott Jones, negó que el libro hubiera ayudado a los investigadores a dar con este psicópata que por décadas eludió a la justicia, pero al mismo tiempo admitió que la obra despertó de nuevo el interés en el caso y llevó a una avalancha de pistas e informaciones que llevaron a su captura.
”¿Recuerdas cuando jugamos?”
McNamara --que tiene un parecido con el personaje de Jodie Foster en “El silencio de los inocentes”-- estaba convencida que la resolución de crímenes requería un grado “importante de mercadeo”, como escribió en un primer artículo sobre el asesino en 2013 y creó ese apodo que tanto caló.
Las autoridades le dieron acceso a pruebas de las escenas del crimen, como un pequeño mapa detallado de un vecindario, esperando que impulsara a la gente a reportar cualquier información.
El investigador retirado Paul Holes, que fue contactado para el libro, la consideró una “compañera”, según dijo a la televisora CBS el año pasado.
“Fue bueno poder hablar con alguien que conocía tan bien el caso”, indicó por su parte Erika Hutchcraft, de la Unidad de Delitos Sexuales en el condado de Orange.
McNamara sospechaba que el asesino tenía entrenamiento policial o militar dada su habilidad con la armas, el cuidado en usar siempre guantes y no dejar rastros y la habilidad para escapar a toda velocidad en medio de la noche.
Sabía todo del violador, menos su nombre: “sé su tipo de sangre (A+), el tamaño de su pene (notablemente pequeño), que era como un corredor o un nadador”, escribió en un artículo.
Escribió además cómo este hombre acosaba a sus víctimas antes de atacarlas -“Te voy a matar”, les decía por teléfono- o a veces años más tarde -”¿recuerdas cuando jugamos?”.
“No me puede lastimar”
McNamara estaba convencida que sería a través de pruebas de ADN las que darían con el paradero del asesino.
La autora murió antes de finalizar el libro -su esposo contrató un equipo para terminarlo- de una reacción a un cóctel de ansiolíticos y analgésicos, sumado a una condición que desconocía.
”‘No me puede lastimar’, me repito, sin entender que cada hora que no duermo, en cada minuto que paso tratando de cazarlo y no acariciando a mi hija, me está de hecho lastimando”, escribió en 2013.
Un DeAngelo canoso, esposado a una silla de ruedas, escuchó en una corte de Sacramento la acusación por doble asesinato. Otros condados deben hacer lo propio y los fiscales no descartan pedir pena de muerte. El género de “crímenes reales” ha cobrado popularidad.
Un documental de Netflix, “Making of a Murderer” (“La fabricación de un asesinato”), revela fallas en el caso que llevó a la condena por homicidio a Brendan Dassey, al igual que el podcast Serial con el caso de Adnan Syed, que debe tener un nuevo juicio tras casi 20 años en prisión por asesinato.
Y finalmente Durst, que en “The Jinx” dijo con el micrófono abierto “los maté a todos”. Es sospechoso de haber matado a su esposa y a una amiga de la familia que sabía del caso. La policía también dijo que el arresto no estaba relacionado.