Se inició en estos días la última parte de las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur para un acuerdo entre ambos bloques regionales. Una oportunidad estratégica para ambas partes.
Sin embargo, hay algo que no cuadra en esta negociación y se refiere al Reglamento 1115 aprobado en la UE que Paraguay debe hacer expresa observación que dicho documento no formará parte de su cuerpo jurídico interno, por lo que no podrá ser obligado a su cumplimiento.
Ocurre que el año pasado la UE aprobó el Reglamento 1115 que tiene como objetivo impedir la entrada y comercialización en sus países de productos provenientes de la deforestación.
El Reglamento 1115 responde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 13 y 15) Protección del Medio Ambiente de la Agenda 2030. El objetivo, dicen, es preservar los bosques a fin de evitar el cambio climático. El Reglamento UE 1115 afecta al Paraguay. El futuro de 280 mil pequeños productores y productos derivados del ganado, la soja, el cuero y la madera que, de aprobarse ese documento, quedarán fuera del mercado de la UE.
Exportar a la UE obligará a contar con una declaración certificada en donde se pruebe que los productos salen de lugares donde no se hicieron medidas de deforestación, sumado a tortuosos trámites de papeles y de órganos estatales que deberán verificar y sellar los permisos correspondientes, acompañado de la geolocalización de las parcelas, tiempo de producción y elaboración. Un culto a la tramitología, un asedio insoportable para exportar alimentos.
¿Cómo cree la UE que se siembran y se cosechan alimentos como el maíz, el poroto, la soja, la carne, el arroz, la yerba, el trigo y otros sin tener que tocar los bosques?
Muy a diferencia de lo que la infernal burocracia de la UE cree y desea con su desgraciado documento, aquí en Paraguay, la producción y la productividad en el campo no se hicieron contra el campo y contra el cuidado de los bosques. Se hicieron y se hacen preservando las áreas boscosas, al punto que ¡el 40 por ciento de nuestro territorio está cubierto de bosques!
Un logro que por lejos supera a lo que se tiene hoy día en los países miembros de la UE.
Por supuesto que deben cuidarse las áreas boscosas, pero también para producir alimentos se requiere de una integración virtuosa entre cultivos, animales y bosques: esta ha sido una integración virtuosa que dio el paso en la historia de la humanidad desde la miseria, el desempleo y el hambre hacia el progreso, puestos laborales y alimentos.
Todavía más, en Paraguay logramos cambiar un derrotero de errores que en un momento dado ciertamente dañaban el bosque. Décadas atrás se consideraba a las áreas boscosas como un bien improductivo pasible de expropiación. Pero hubo una transformación. Se cambió la legislación sobre los bosques y su uso productivo.
El Decreto 7702/17 del entonces presidente Horacio Cartes estableció que toda propiedad rural de más de 20 hectáreas mantenga el 25 por ciento de bosques naturales. Y si el terreno no cuenta aún con el mínimo de bosque natural, el propietario puede reforestar al menos el 5 por ciento de su terreno. ¡Y la reforestación se hace con especies nativas!
De este modo se fue logrando una portentosa producción de granos y carne en el país. Se incrementaron la producción y la productividad ocupando el lugar 11.° en carne y 4.° en soja a nivel mundial, con empleos e inversiones, con una cadena de valor envidiable para un país mediterráneo, preservando los bosques y el medioambiente.
Y todo esto sin necesidad de un desgraciado reglamento como el 1115 de la UE que pretende establecer para fiscalizarnos como si fuéramos serviles a su antojadiza y paranoica agenda climática que, por cierto, desde hace semanas atrás hasta los propios agricultores europeos se levantan contra ella.
(*) Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la libertad y la República”.