La presentadora de TV e influencer Dallys Ferreira cumplirá 40 años el próximo 16 de agosto. Como previa a su cumple, la famosa expuso cómo luce su rostro a nada de ser una señora de “las cuatro décadas”. En una publicación de Instagram, Dallys presumió que su cara no tiene manchas, ni líneas de expresión.

El rostro sin imperfecciones de Ferreira es gracias a tratamiento estético. El pasado mes de abril la mediática había expuesto en sus redes, algunos de los procedimientos no invasivos que se realiza en la cara.

A unos meses, ya se puede ver los resultados, pues Ferreira se mostró sin filtros, ni maquillaje en un carrusel de fotos de Instagram. En imágenes se puede ver como la presentadora de TV luce una piel de porcelana. “Sin maquillaje, sin cirugías y encima sin Photoshop”, tecleó Dallys, en el post, sobre su aspecto juvenil.

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“Para mí es fundamental que mi rostro siempre tenga un aspecto natural. No me gusta el rostro artificial y plástico. Me puedo pelear hasta separar de Nico (su marido) pero jamás dejar a mí doc. @pamegrau, una capa”, escribió Ferreira, en una antigua publicación de Instagram, donde muestra sus procedimientos estéticos.

La presentadora de TV, antes de tratar la piel de su rostro, sufría de manchas, fotoenvejecimiento y muchas líneas de expresión. Algunos de los tratamientos que la famosa se realiza para rejuvenecer su rostro son: sesiones de plasma, con vitaminas, mesoterapia, inyección de bótox y rellenos con ácido hialurónico.

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El caso de Silvina Luna conmocionó a toda la Argentina. La modelo y presentadora de TV, de 43 años, falleció hace un mes, el 31 de agosto, como consecuencia de una mala praxis.

Aunque el concepto “mala praxis” es usado en casos de medicina, también se refiere a otros profesionales que cometen un error. En medicina sería, por ejemplo, cuando una persona acude por un problema menor y tras el procedimiento el paciente fallece o queda con secuelas.

Es como si alguien fuera al facultativo a causa de una uña encarnada. Lo revisan, le aplican anestesia local, le cortan la uña que provoca el problema y luego le vendan la herida. Tras unos días, esa experiencia debería quedar en el recuerdo, pero ocurre que el paciente regresa para su control y al retirar el vendaje descubren que el dedo está infectado porque en el momento de la cirugía no se tomaron las precauciones de asepsia debidas y se produjo una infección.

El cuadro puede llevar a la muerte del paciente o en el mejor de los casos a la amputación del dedo o al uso de antibióticos para evitar semejante desenlace.

En el caso de la modelo argentina, los medios informaron que el deceso se produjo mientras luchaba “contra una insuficiencia renal aguda provocada por mala praxis en una operación estética a la que se sometió en 2011. Este es solo un caso, pero los ejemplos se replican por todo el mundo y aunque no en todos los casos el resultado es fatal, el final puede ser tanto o más doloroso.

En marzo de este año, en el Hospital San Donato de Arezzo, de Italia, detonó otro caso de mala praxis que indignó a todo el país cuando un cirujano le amputó el miembro a un hombre de 69 para “librarlo de un tumor”. La cirugía fue todo un éxito y la vida del paciente estaba a salvo gracias al doctor, pero… tras analizar los resultados de la biopsia se percataron de que no había rastros de tumor.

Desde entonces se desató una batalla legal, pero la vida del hombre y de la familia había cambiado para siempre.

Aunque este caso parezca una anécdota, este tipo de situaciones son más frecuentes de las deseadas. En Encarnación, Paraguay, este jueves, hace apenas dos días, una mujer de 46 años denunció que el martes anterior había sido víctima de mala praxis.

Según cuenta, ella acudió al hospital y los médicos le recomendaron una cirugía por una hernia de ombligo. La operación también fue exitosa y todos estaban felices… hasta que la hija se dio cuenta del error: ¡le habían extirpado la vesícula!

¿Cómo fue posible? Como si uno fuera al médico porque tiene problemas con la pierna derecha y terminan cortándole la izquierda. Y, sin embargo, sucede.

El caso también ocurrió en Paraguay cuando el 8 de julio del año pasado, un hombre de 78 años acudió de urgencia al hospital. Le diagnosticaron trombosis en la pierna derecha y la recomendación fue amputársela. Horas después, tras el “éxito” de la intervención quirúrgica, los familiares se dieron cuenta de que la pierna cercenada había sido la izquierda y no la derecha. La confusión se dio, supuestamente, porque la izquierda también tenía problemas y había sido vendada, lo que confundió a los cirujanos.

Aunque este episodio causó gran revuelo en su momento, lo cierto es que pasó al olvido como los cientos que ocurren en mayor o menor grado en los hospitales y pasan desapercibidos por conveniencia o por alguna orden. Pero no debería ser así.

¿Es mala praxis firmar un contrato de salud, pagar por un servicio y no recibir la atención prometida? ¿O cuando una institución debe proveer medicamentos y no cumple con la normalizada e inconcebible excusa de que “no hay”? ¿O cuando los enfermos oncológicos dejan de recibir su sesión de quimio por falta del fármaco?

Los casos se visualizan todos los días, los pacientes hacen las denuncias, pero en realidad y reflexionando objetivamente, no deberían ocurrir nunca. Y, sin embargo, nos acostumbramos a las excusas.

Luego de que la famosa argentina Silvina Luna falleciera el 31 de agosto pasado, a raíz de una serie de complicaciones provocadas por una mala praxis en una cirugía estética realizada en el 2011, finalmente se revelaron los detalles de la autopsia que se le practicó. Aún se necesitarán más estudios para determinar la causa de muerte exacta.

Según la prensa argentina, el cuerpo de Silvina Luna tenía en la zona de sus glúteos “numerosas formaciones nodulares”. Se trata de formaciones duras de distintas consistencias generadas por una reacción del organismo a un cuerpo extraño, en este caso el metacrilato inyectado como parte de una mala praxis, de la cual sería responsable el médico Aníbal Lotocki.

En el informe de la autopsia, se aclaró además que ya se tomaron muestras para realizar una larga lista de análisis complementarios para establecer, finalmente, qué provocó el fallecimiento de la modelo. Su salud comenzó a deteriorarse gravemente el 13 de junio pasado cuando ingresó a cuidados intensivos por un fuerte dolor abdominal y crisis de ansiedad, en medio de su lucha contra la insuficiencia renal.

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Luna se encontraba en lista de espera para un trasplante de riñón, pero su estado de salud empeoró, por lo que la intervención para el trasplante se postergó. Su deceso se confirmó finalmente el 31 de agosto.

La modelo fue víctima de mala praxis durante una cirugía estética que data del 2011; esta intervención le causó hipercalcemia e insuficiencia renal, que en más de una década se deterioró por otras infecciones que sufrió la modelo y actriz.

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Los últimos días la palabra polimetilmetacrilato (PMMA) ha acaparado las tendencias y las noticias, por ser una sustancia que se aplicó de manera ilegal a Paola Houttave, compatriota que denunció su caso vía X (exTwitter). La víctima indicó que las doctoras brasileñas Ester y Sara Oliveira afirmaron que su procedimiento estético sería con ácido hialurónico, pero supuestamente le aplicaron el mencionado acrílico.

Ante este caso, que encendió las alarmas de preocupación a los pacientes de procedimientos estéticos, presentamos un material para diferenciar el PMMA del ácido hialurónico. Muchas veces los pacientes tienen una fe ciega por los profesionales de salud; esto no debe ser así, el cliente debe estar informado de lo que será aplicado en el rostro o partes del cuerpo, para no caer en estafas.

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Hay que mencionar que el PMMA es un acrílico, es decir, un plástico no biodegradable, mientras que el ácido hialurónico es un polisacárido presente de forma natural en nuestras articulaciones, cartílagos y piel. Este elemento es extraído de animales o incluso de naturaleza, el ácido hialurónico se absorbe naturalmente en el cuerpo y sería un relleno no permanente.

El ácido hialurónico, al ser una molécula pura biodegradable, se degrada naturalmente sin causar daños al organismo, mientras que el PMMA sería un proceso permanente, que se mezcla con los tejidos, pero no absorbe el cuerpo. La manera correcta de diferenciar este producto a la hora de aplicación por medio de inyecciones es la siguiente: el ácido hialurónico es un líquido transparente, mientras que el PMMA es blanco y espeso, parecido al aspecto de la leche.

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