El perro que conmovió a todos en la parada de ómnibus sobre la avenida Cacique de la ciudad de Lambaré se encuentra en mejores condiciones de salud tras iniciar un tratamiento médico. Los vecinos de la zona lo bautizaron como Hachiko porque regresaba todos los días al mismo lugar y transmitía una paciente espera, igual que el protagonista de la historia japonesa.
El comportamiento de este canino llamó la atención de los transeúntes, ya que aparecía todas las mañanas en la parada con la mirada fija en los buses, haciendo pensar a más de uno que esperaba a alguien. Los vecinos de la zona le pusieron el nombre de Chiquito, pero luego fue conocido como el Hachiko de Lambaré, por hacer recordar la historia del perro japonés de raza akita, que esperaba a su dueño en una estación de tren, incluso después de la muerte de este.
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El animal de pelaje claro y tamaño relativamente mediano tenía una apariencia deteriorada y al verse cada vez más enfermo, generó la preocupación ciudadana, ya que se lo veía lastimado, hambriento y con frío. El pedido de acción tomó fuerza y fue llevado a la Dirección de Defensa Animal, donde recibió el cuidado y la atención médica correspondientes.
“Hachiko de Lambaré”
La Dirección de Defensa Animal recogió al perro que estaba en situación de calle y fue atendido por la doctora Nadia Barrozo. Según el reporte médico, Chiquito padece un tumor que fue transmitido por contacto sexual, por lo que debió ser sometido a un tratamiento que se inició con una primera sesión de quimioterapia.
Afortunadamente, el tumor no presenta ningún avance importante y el tratamiento es de dos semanas, aproximadamente, con dos a tres sesiones de quimioterapia más. Luego de su recuperación, este peludito estará en adopción en busca de una familia que lo cuide y llene de amor. Aquellos que estén interesados en adoptar mascotas pueden comunicarse al (021) 232-397.
¿Por qué Hachiko? El perro japonés fue adoptado por Hidesaburo Ueno, profesor de agricultura en la Universidad de Tokio, y juntos iban caminando a la estación de tren de Shibuya todos los días, donde Ueno se despedía de su perro antes de subir al tren para ir al trabajo. La mascota pasaba el día esperando a que su amo regresara.
La rutina continuó por varios años hasta que un día Ueno no volvió a la casa, ya que sufrió una hemorragia cerebral y falleció. El fiel perro siguió esperando el regreso de su dueño todos los días durante más de nueve años hasta que finalmente, el 8 de marzo de 1935, el perro fue encontrado muerto.
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