La guerra entre Ucrania y Rusia sigue dejando efectos en el mundo, uno de ellos es la falta de fertilizantes en Japón, que adquiría de Ucrania este elemento para abonar sus cultivos. Ante la escasez el país oriental aumentó su compra en shimogoe (abono procedente de las heces de una persona), tradición japonesa de más de cien años de antigüedad que ganó popularidad en el último año.
Emplear abono a base de excremento humano no es una novedad en Asia; sin embargo, esta práctica quedó en el pasado con los abonos químicos. Fue hace más una década que las plantas de tratamiento de aguas negras o residuales plantearon regresar a la práctica de fertilizante con heces de humano.
Fue así que en la ciudad de Tome, Japón, una empresa inició con este negocio. Este año el emprendimiento de shimogoe aumentó sus ventas a un 160%. Se indica que esto se da a consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania y el aumento del costo de los fertilizantes químicos.
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“Nuestro fertilizante es popular porque es barato y ayuda a los agricultores a reducir costos que se disparan”, explicó a la AFP el vicepresidente de la empresa, Toshiaki Kato. “También es bueno para el medioambiente”, destacó.
El abono está compuesto de una combinación de lodos de residuos tratados, procedentes de fosas sépticas, y fecas humanas de fosas sanitarias, el abono se vende a 160 yenes (1,1 dólares) por 15 kilos, 10 veces menos de los fertilizantes importados.
Según los empleados de fertilizante de heces humanas las ventas se triplicaron, incluso hasta agotar los productos. Son varios municipios de Japón que están utilizando este abono en sus cultivos. Hay que mencionar que a principios de 1800 Tokio tenía 1 millón de habitantes, por lo que producía 500.000 toneladas de abono de excremento humano, para la actualidad el monto es considerablemente mayor.
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