La izquierda radical española, parte de la coalición gobernante del socialista Pedro Sánchez, se ha visto duramente golpeada por un escándalo de violencia sexual que llevó a dimitir a una de sus figuras más conocidas. Pero el asunto sacude a toda la izquierda, porque toca de lleno lo que ha sido su principal campo de batalla durante años: la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres y contra la violencia de género.
Además, el escándalo estalla en momentos de dificultad para el gobierno de Sánchez, enfrentado a dos casos de corrupción que implican a su esposa y a un exministro quien fuera su hombre de confianza. El caso salió a la luz el jueves cuando Íñigo Errejón, hasta entonces portavoz en el Congreso de los Diputados de Sumar, la plataforma de izquierda radical que hasta junio encabezó la ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, anunció que abandonaba todos sus cargos y se retiraba de la política. Lo comunicó en una carta que divulgó en la red social X en la que, sin reconocer hechos precisos ni pedir perdón, se limitaba a admitir “errores”.
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El lunes anterior, la periodista y escritora feminista Cristina Fallarás había publicado en su cuenta de Instagram el testimonio anónimo de una mujer que denunciaba, sin identificarlo, a “un político que vive en Madrid, un político muy conocido”, al que calificó de “maltratador psicológico” y “verdadero psicópata”, quien con “sus aires de persona normal” esconde “a un verdadero monstruo”.
Esta revelación desató una avalancha de mensajes en las redes sociales, muchos de los cuales señalaron a Errejón como la persona en cuestión. Cofundador de Podemos en 2014 junto a Pablo Iglesias, quien años después lo expulsó del partido, Errejón, doctor en ciencias políticas, lanzó posteriormente Más Madrid, una formación que se unió a Sumar el año pasado.
El martes, Sumar y Más Madrid abrieron investigaciones tras el mensaje de Fallarás, ante las sospechas que apuntaban a Errejón. El jueves por la noche, la mujer cuyo testimonio provocó la caída del político, una actriz y presentadora de televisión, anunció en X que había sido “víctima de acoso sexual por parte de Íñigo Errejón” y que había presentado una denuncia ante la policía, que remitió el caso a los tribunales.
Según la denuncia, consultada por la AFP, los ataques se remontan a setiembre de 2021. Errejón dimitió para evitar la expulsión de su partido y de Sumar, según la prensa española. El bochorno de los dirigentes de Sumar, pero también del Partido Socialista, era palpable este viernes, cuando muchos se apresuraron a manifestar su solidaridad con las víctimas de la violencia machista y a manifestar su deseo de que se haga justicia.
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Desde Colombia, donde se encuentra de visita, Yolanda Díaz se solidarizó inmediatamente con las víctimas de agresiones sexuales. Dejando ver su preocupación, los socialistas mostraron su apoyo a Sumar. “Lo importante es cómo se ha reaccionado ante este tipo de situaciones” y que Sumar haya actuado con “contundencia y transparencia”, señaló la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero.
La oposición de derecha aprovechó para cargar contra la izquierda, denunciando su “feminismo hipócrita” y exigiendo saber quién estaba al corriente del comportamiento de Errejón y desde cuándo. “Tiene toda la pinta de que lo sabían y lo taparon (...) Eso se llama complicidad”, lanzó uno de los dirigentes del conservador Partido Popular, Elías Bendodo.
Muestra del impacto del escándalo: Pedro Sánchez, que suele reivindicar que su gobierno es el “más feminista” de la historia del país, escribió en X la misma noche del jueves que su administración “trabaja por una España feminista donde las mujeres tengan los mismos derechos (...) que los hombres” y mostró todo su “apoyo a las mujeres que sufren acoso y abusos”.
Fuente: AFP.