Brad Pitt y Angelina Jolie estuvieron juntos más de diez años y durante todo ese tiempo fueron una de las parejas favoritas de Hollywood. Pasaron siete años ya desde que anunciaron su divorcio por “diferencias irreconciliables” y la batalla legal continúa.

En septiembre del 2016 se oficializaba la separación de Brad Pitt y Angelina Jolie, luego de una relación de casi 12 años, dos años de matrimonio y seis hijos: Maddox, Pax, Zahara, Shiloh y los mellizos Vivianne y Knox. La actriz le pidió el divorcio a Pitt alegando “diferencias irreconciliables” y en ese momento inició la primer batalla legal sobre la custodia de sus hijos.

El enfrentamiento en tribunales por la tenencia de sus hijos se resolvió y la actriz se quedó con la custodia; aunque todo apuntaba el fin de esta historia, un nuevo conflicto se desató por la venta de una propiedad y Brad Pitt dijo que su exesposa fue “vengativa”. En el 2008 el exmatrimonio compró un castillo francés, el Château Miraval y fue ahí donde celebraron su boda; la propiedad tiene treinta hectáreas de viñedos, inmensos jardines y cuenta con una treintena de habitaciones con vistas a los cultivos.

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El Château Miraval, propiedad que el exmatrimonio tenía en común y lugar donde se casaron en el 2014. Foto: Crystal Pictures/The Grosby Group

Los abogados de Brad Pitt presentaron un documento, donde el actor dice que Angelina Jolie vendió su parte de la propiedad como un acto de venganza después de una “sentencia adversa sobre la custodia” de sus hijos. “Su decisión de poner fin a las negociaciones con Pitt fue intencionada y con pretextos”, afirman los documentos según CNN.

“Como se demostrará en el juicio, las acciones de Jolie fueron ilegales, perjudicando grave e intencionadamente a Pitt y enriqueciéndose injustamente”, agrega. Por otro lado, los representantes de Jolie expresaron para CNN que si bien aun no finalizó el acuerdo para la custodia compartida de sus hijos menores, la venta de su parte del castillo fue para tener “independencia financiera”.

Según el actor, la venta fue ilegal porque ambos acordaron que ninguno vendería la propiedad sin el consentimiento del otro, mientras que Angelina dijo que fue para terminar una etapa y “obtener alguna forma de paz para cerrar este capítulo profundamente doloroso y traumático de su vida y la de sus hijos”.

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