El sacerdote católico uruguayo Jaime Fuentes compartió su preocupación por las letras de las canciones populares del momento que llegan a los jóvenes, luego de llamarle la atención el fenómeno que generó el recital de la cantante argentina Tini en Montevideo, que reunió unas 46.000 personas en el Estadio Centenario, el 7 de octubre pasado.

“Me llamó la atención ese extraordinario éxito que tuvo la actuación de Tini. Les confieso que de esta chiquilina yo había escuchado hablar y no me había preocupado de más. Me entró la curiosidad por saber las causas de su éxito. Sobre todo, me dirijo a los papás y las mamás de las criaturas que llenaron el estadio. ¿Ustedes han visto algún video de esta chiquilina? Tiene millones de seguidores y visualizaciones. ¿Ustedes han escuchado las letras?”, expresó el obispo emérito en un video de su canal de YouTube emitido el 11 de octubre.

El sacerdote Fuentes instaló un debate recurrente sobre el impacto de los mensajes de las canciones, que en su momento alcanzó a celebridades del rock, metal o el hip hop; pero que hoy se amplifica para el contenido explícito en las líricas de la música urbana. Por eso, el religioso abordó más sobre la responsabilidad de los padres en lo que consumen los pequeños, antes que cargar tintas sobre la artista en particular.

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Construcción de identidad

Dentro de ese debate, el portal Infobae apuntó al alcance sociológico que hoy tiene la música en las nuevas generaciones, dentro de un nuevo contexto donde se unen la tecnología y las redes sociales al potenciar ese impacto. “El consumo musical de los adolescentes constituye un fundamento clave de su identidad”, comentó Ana Wortman, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Instituto Gino Germani, en una publicación científica de 2019 titulada “Internet, plataformas digitales y gustos musicales de los adolescentes de CABA”.

Infobae también cita la investigación del sociólogo Mendoza Nazareno Bravo y la profesora de música María Emilia Greco, que señala: que las letras del trap están “repletas de referencias al consumo y la venta de drogas, la ostentación de riquezas, el robo, entre otras. Esos ítems, coexisten con la reivindicación del grupo de amigos, el amor a la madre, la vida en el barrio y la importancia de ser ‘real’. Por lo general, se plantean posicionamientos sumamente sexistas respecto de las mujeres, inclusive entre las cantantes”.

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Acceso irrestricto

Yendo al campo del psicoanálisis de niños y adolescentes, la opinión de la prestigiosa psicóloga Elvecia Trigo para Infobae remarca el acceso casi irrestricto de menores a los contenidos: “Los papás tendrían que estar atentos a las letras que ellos escuchan. El problema de fondo es que los chicos tienen acceso al celular antes de la edad permitida, que serían los 12 años”.

“Y lo que consumen sus hijos en las pantallas, con redes sociales en las que está todo, también en materia de pornografía, son canciones que sexualizan, erotizan y generan una distorsión sensorio perceptiva en sus cabezas. A través de esas canciones, la noción que construyen del encuentro con el cuerpo del otro u otra no es cuidadosa, sino burda, grotesca, insensible, y no ayuda en nada”, añadió.

“Hay un punto importante, y es que el niño está subjetiva y psíquicamente en medio de una construcción, en la que hay que tratar de darle elementos armoniosos, creativos y que pongan el interés hacia algo que le haga bien. El padre tiene que controlar lo que escucha, lo que ve”, puntualizó Trigo.

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