“Hace 14 años, a esta hora, antes del amanecer de una de las madrugadas más frías de setiembre, en el Hospital del Quemado, la doctora salía al pasillo para informar que mamá ya había dejado de sufrir. No me quedan fotos con ella que ya no haya compartido, pero sí muchos recuerdos”, escribió Lucía Sapena en su cuenta de Twitter.
Como ya tiene acostumbrado, una vez más la reconocida y apreciada conductora de radio y televisión utilizó sus redes sociales para recordar y rendir un sentido homenaje a su mamá, relatando acerca de cómo vivió el fatídico día del fallecimiento de su progenitora.
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A través de su perfil en Instagram también hizo lo mismo, donde empezó contando que una de las ciudades favoritas de su madre era Buenos Aires, por lo que estando en el aeropuerto esperando un vuelo recordó que fue a las 5:30, de esta misma fecha pero catorce años atrás, una doctora les avisó sobre la muerte de Julia Elena Bibolini.
“En la madrugada más fría del 2008 y quizás de toda mi vida, antes del amanecer salió al pasillo una doctora a avisarnos a mis hermanos, a mi papá y a mí que mamá ya había dejado de respirar y me entregó la alianza de oro que siempre llevaba en su fino y delicado dedo anular de la mano derecha, para que le entregara a papá”, escribió.
Esto luego de haber llegado al hospital, dos horas antes: “Me costaba mirar a mamá porque yo estaba aterrorizada ante lo que tenía frente a mis ojos, nada quedaba de su nariz respingada, su hermosos labios que al sonreír dejaban ver sus perfectos dientes blancos, todo se había ido, su rostro estaba transformado y yo me sentía en medio de una horrible película de terror, tenía frente a mí la imagen más horrorosa y monstruosa que había visto hasta entonces”, destacó.
Para luego agregar que esa imagen era el verdadero rostro de una profunda depresión que había tocado fondo y no tenía retorno; y al mismo tiempo reveló: “pero en ese momento era muy pronto para entenderlo porque para mí era el rostro desfigurado de la persona que más influencia tenía en mi vida, era el cuerpo autolesionado de la mujer que más me amaba, era mi mamá, a quien yo no tuve el coraje de volver a mirar”.
Entre otros detalles comentó que tras salir de la habitación se mantuvo en el pasillo; “donde yo sólo quería salir corriendo a un lugar donde no conociera a nadie, donde no haya recuerdos, donde no haya culpas, pero estaba muy lejos de poder hacerlo”.
Dolor y llanto
En la ocasión, Lu aprovechó la oportunidad para abrir su corazón y compartir con sus seguidores sus más íntimos sentimientos al decir: “Todo lo que siguió después lo viví en piloto automático y con una velocidad extrema en dos dimensiones”.
Además relató que una parte de ella solo quería escaparse u olvidarse de esa situación, que el tiempo pasara y curara ese dolor y desapareciera esa presión de pecho que no la dejaba dormir; mientras que la otra se mantenía con una sonrisa de resignación, sentía que tenía que continuar con todas las responsabilidades y actividades.
Para finalizar manifestó que solo hace unos meses, después de la muerte de su padre, momento en el que se encontraba ordenando una habitación de la casa familiar, se tomó el tiempo para descubrir ciertos objetos que forman parte de aquellos tiempos.
Y puntualizó: “A casi catorce años de su voluntaria partida me animé a leer y llorar por todo lo que en ese momento no pude, recibir y agradecer todos esos hermosos mensajes que en ese entonces no me animé a leer porque no tenía la paz que hoy tengo para poder aceptarlos y valorarlos”.
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