La cantante colombiana Shakira protagonizó un dulce momento junto a su padre, William Mebarak, quien cumplió 91 años de edad ayer martes. La intérprete de “Waka waka” deleitó a su padre con una serenata, con la canción “Hay amores”, soundtrack de la cinta basada en la novela de Gabriel García Márquez, “El amor en los tiempos del cólera”.

Fue la colombiana de 45 años quien compartió a través de sus historias de Instagram el breve clip donde le cantó a su padre. Ambos se encontraban en lo que parece ser un balcón y de manera íntima, Shak miraba a los ojos de su padre mientras cantaba: “Tal como el amor que siento yo por ti”, que narra una parte de la letra, de la emotiva canción.

Además del video, la cantante escribió: “Feliz cumpleaños al héroe de mi vida, papito has pasado COVID, dos caídas y dos operaciones. Ha sido mucho este año y aún sigues a tus 91 años enseñándome cada día la resiliencia y el amor sin límites”, expresando lo complejo del estado de salud de su padre, en lo que transcurrió el año 2022.

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Además del breve recital, Shak compartió algunas palabras con su padre. “¿te gusta?, ¿quién canta esta canción tan linda?”, dijo la barranquillera a su padre, entre susurros a su padre, quien no distingue quién es el artista, a lo que la intérprete de “Te felicito” comentó: “La canto yo”. Luego, la cantante, de 45 años, compartió una selfie con su padre y una otra postal familiar, junto a su madre.

El gesto de Shakira con su padre se viralizó en redes, dejando emocionados a muchos fans. “Estamos muy contentos de ver a Don William Mebarak en casa”, “Tal vez para él no ha sido un año fácil, pero lo más importante es que está rodeado de toda su familia que le brinda amor y tranquilidad”, “Don William Mebarak tiene un nivel tan avanzado de Alzheimer que ya no recuerda bien a Shakira ni su nombre”, entre otros comentarios de los fans de la colombiana.

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Yolanda Park celebró el cumpleaños número 75 de su papá, que ayer 12 de marzo festejó un año más de vida. La querida conductora de “Será un Gran Día” se mostró muy feliz en sus redes sociales y se tomó el tiempo para dedicar un emotivo mensaje de felicitación al “primer amor de su vida”.

“La gente dice que nos parecemos mucho. Que la misma sonrisa, el molde, el color de piel (somos más morochos que lo típicamente coreano). Lo que no saben es que nos parecemos mucho más de lo que se ve a simple vista”, comentó la periodista.

Yota admitió que ambos son muy tercos y persistentes en alcanzar sus sueños “No nos dejamos estar, ni vamos a permitir que otros hagan las cosas por nosotros, encontramos la forma de reírnos de la vida a pesar de los golpes, una sonrisa grande (aunque el corazón esté hecho pedazos) es nuestra mejor forma de presentarnos como Park, somos igual de brutos”, expresó Yolanda.

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Entre otras cosas, Yota usó su plataforma para contar anécdotas vividas con su papá. “Me fracturé y me desplacé la quinta vértebra en el roller con Tutu y 4 meses después vos te aplastaste la cuarta jugando fútbol con tu nieto, hasta el traumatólogo se río de nosotros”, recordó Park.

Recordemos que el primer año de la pandemia, la conductora de TV y radio pasó la Navidad con su papá internado con COVID. “Qué nerviosa me pusiste cuando en tu segundo día de COVID querías vestirte, agarrar tus cosas y darte de alta vos solo y encima me querías invitar tu comida de bueno que sos y yo espantada porque no me quería contagiar”, señaló.

Yolanda, una vez más, compartió con sus seguidores en Instagram el gran cariño que le tiene a su padre y para cerrar su homenaje al hombre que le dio la vida escribió: “Aunque ya estés más golpeado, escuches menos, comprendas más lento, qué muchas historias que juntamos en esta vida loca. Acá estoy, para hacerte el aguante siempre. ¡Felices 75, papá Park!”.

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Con mucha nostalgia la periodista de espectáculo Lucia Sapena recordó a su padre, el conocido arquitecto y exdiplomático Rubén Sapena Brugada, a un mes de su partida. La comunicadora hizo un breve recorrido por la vida y experiencias vividas por su papá, quien falleció a los 81 años, el pasado 2 de noviembre.

“Su papá fue diplomático (mi querido abuelo Raúl, del cual papá estaba orgullosísimo, se le inflaba el pecho cada vez que hablábamos de ´papá Raúl´ como le decíamos todos en la familia Sapenístico) así que desde muy joven viajó por el mundo, vivió en muchos países, se recibió de arquitecto, fundó la galería de Arte ´Magister´ con mamá”, así comenzó el relato de Lucia en su cuenta de Instagram.

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Recordó también que junto a su madre abrieron un Instituto de Informática, y que también se desempeñó como embajador en España. Rubén Sapena Brugada trabajó en varias instituciones como la Casa del Audiovisual, del Teatro de la Literatura, lanzó cuatro libros y trabajó en la Universidad del Norte como director de Extensión Cultural.

“Papá hizo mucho a lo largo de su vida pero a medida que iba ganando experiencia, sembrando, cosechando y cuidando amistades y buenas relaciones iba perdiendo todas sus pertenencias, perdió terrenos, departamentos, hasta la hermosa casa sobre Villamorra donde crecí y donde mamá decidió partir”, reveló en su escrito la periodista.

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Lucia contó que su padre era pésimo para los negocios, vivía endeudado, vendiendo sus pertenencias y muchas otras cosas, pero supo levantarse. “Fue un hombre bueno, noble y honrado. Perdió todo lo que tenía pero nunca, jamás perdió a sus amigos, eso era lo que le mantenía siempre positivo y alegre”, mencionó con mucho sentimiento, pero destacó que su progenitor encontraba la verdadera felicidad en los pequeños detalles.

Lucia y su papá mantenían una excelente relación, la presentadora de tv siempre recuerda los momentos más importantes vividos en familia y esos recuerdos hacen un poco más llevadera la ausencia de Rubén Sapena Brugada.

El accidente aéreo registrado el martes en la Base Aérea de Ñu Guasu enlutó a todo el país. A pocos metros de aterrizar y por razones que aún se desconocen, la aeronave sufrió una caída brusca e impactó contra el suelo. En el acto fallecieron 7 de los 8 pasajeros, 6 de ellos militares y un funcionario público. El único sobreviviente, un joven de 19 años que abordó la avioneta para llegar hasta la Universidad Nacional de Asunción a inscribirse como alumno regular de la carrera de ciencias agrarias, se debate entre la vida y la muerte tras haber sufrido hoy un infarto cerebral. Afortunadamente, fue intervenido quirúrgicamente sin mayores complicaciones.

Desde el martes, la población está pendiente de su evolución y su madre, familiares y amigos piden oraciones por su salud, donación de sangre e incluso sumarse a actividades benéficas para recaudar fondos enfocados a su internación y recuperación. En las redes sociales se multiplican los mensajes de aliento y de fortaleza para el joven y sus familiares en este duro y decisivo momento que les toca vivir.

En este contexto, también empezaron a conocerse las historias detrás de los fallecidos, personas de bien y al servicio de la patria que se fueron haciendo lo que más amaban: volar. Este es el caso del piloto de la aeronave siniestrada, el coronel Aníbal Pérez Trigo.

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Ayer, un excamarada de Pérez Trigo escribió en su cuenta personal de Facebook un emotivo mensaje en homenaje a “un gran hombre”. El relato es de José Teixidó, quien cuenta que conoció a Aníbal en 1991, cuando tenía 16 años y era cadete del Liceo Militar Acosta Ñu. “Con permiso de algunos que lo conocieron mejor que yo, quiero permitirme transmitirles qué clase de hombre era. Los que pisaron el patio 2 en esa época saben que pocos nombres resonaron en esa institución con más fuerza y fiereza que ¡Pérez Trigo!”, reseñó.

Teixidó reveló que si uno estaba en falta, fuera de orden, lugar o tiempo, “Pérez Trigo estaba para verlo y la corrección y respuesta por parte suya eran igual de intimidantes como efectivas”. Pero, “nunca desde la maldad, sino desde uno de los pilares esenciales de la vida militar, la moral, del ‘si yo puedo hacerlo bien, ustedes también lo van a poder hacer’”, aclaró.

En efecto, precisó que el coronel Aníbal fue “responsable de instruir y forjar el carácter de muchos hombres de bien, de uniforme y de civil, que tuvieron (incluyéndose) la suerte de coincidir con él en este sueño de servir a algo más grande que nuestra propia comodidad y complacencia siendo muy jóvenes”.

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Su camarada narró que “Aníbal fue de los primeros en puntaje en el temido examen de ingreso al Licemil, el primer gran tamiz donde cientos de jóvenes pujan por el derecho de ser llamados aspirantes, ni siquiera cadetes, lo que habla de su empeño al estudio académico”.

Añadió que desde su ingreso le puso muchísima garra al sueño de ser piloto aviador militar. “Imagínense una carrera que arranca a los 16 años, bajo el escrutinio más pesado y estricto que puedan concebir. Un bachillerato con unas 20 materias entre civiles y militares, más el rigor de la vida militar”, subrayó.

A modo de contextualizar la dificultad y el empeño, Teixidó detalló que después de superar el ingreso a la Academia Militar, los exámenes físicos, intelectuales y tener el nivel para poder acceder a la preciada vacante como piloto de la Fuerza Aérea Paraguaya, uno debe llevar una vida recta y de sacrificios personales, además de seguir estudiando para ascender.

“En definitiva, llegar a coronel en la aviación es un trabajo de toda una vida, donde uno de miles de jóvenes lo logra, Aníbal logró todo eso y más... Lo hizo sin descuidar lo que importa”, remarcó y amplió que “es difícil encontrar alguien que no hable loas de Aníbal, y es casi imposible ver fotos suyas donde no esté acompañado por su familia o trabajando”.

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Siendo piloto de caza, Aníbal se entregó al trabajo mucho más humanitario, socialmente necesario, sufrido y, a veces, poco reconocido, de piloto de transporte, uniendo pueblos con ayuda humanitaria, evacuación de enfermos, transporte de nuestras autoridades, donde siempre se lució, reveló Teixidó.

Seguidamente, agregó que en los momentos de distensión era un gran amigo. “Hace unos días, por mensaje, me decía: ‘Teixidó, recuperate chera’a, vamos a volar’”, sabiendo de mi situación médica y a pesar de no estar en contacto cercano, se acercó para levantarle el ánimo”, precisó.

A criterio de su camarada, la descripción de la grandeza de Pérez Trigo que realiza es “incompleta”, ya que “debería entrar en mucho más detalle para hacerle justicia al hermano que toda la familia Gris Perla ha perdido, un hombre del tipo de hombres que se pueden contar con los dedos de las manos, y que son los que este país más necesita para crecer”.

Teixidó, al igual que muchos de los que conocieron al coronel, tratan de encontrar cobijo en la idea de que “partió haciendo lo que más le gustaba y enorgullecía, aparte de su familia, volar con las cucardas tricolores en sus alas”.

“Para mí es un ganador y seguirá estando en nuestros corazones, como ejemplo de perseverancia en las cosas que hacemos diariamente, en la prolijidad de hacer las cosas bien todos los días, en nuestro profesionalismo, en nuestra entrega con los necesitados, y en nuestro amor por nuestras familias y a nuestro país. ¡Nos dejaste la vara alta mi coronel! Dios permita que todos volvamos a vernos en la retreta final”, concluyó.

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En el accidente aéreo registrado el martes fallecieron el coronel Aníbal Pérez Trigo, el copiloto Willians Orué, el mayor Alfredo Cés­pedes, el teniente Marcos Romero, el teniente Manuel Sotelo, el subofi­cial mayor Pedro López y Críspulo Almada, funcionario público, quien abordó la nave en Fuerte Olimpo junto con el estu­diante José Zaván, el único sobreviviente.