Muchos son los motivos que nos alegran el alma y sin dudas escuchar las risitas de la pequeña Candela nos derrite el corazón, a través de la cuenta Dale Candela, en las plataformas virtuales, su mamá Sirlene Acosta compartió este conmovedor momento con sus tíos del corazón.
“Un regalito de Cande para todos sus tíos, para empezar bien la semana. Sus primeras risitas”, dice la publicación en las redes que emocionó a los cibernautas, y en menos de 24 horas alcanzó más de 54 mil reproducciones en Twitter y más de 700 comentarios en Instagram.
En las imágenes se puede ver a la niña riendo por alguna gracia que le está haciendo su mami que le dice “te amo”, “qué pasa” y le llena de besos en los cachetes, su risita es el verdadero milagro de la vida, como muchos coincidieron.
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“Yo no puedo creer que ella ya esté así sonriendo por la vida. Si Cande no te demuestra que es el milagro más grande de amor a través de Dios ya no sé”; “Amo esa sonrisita que llena el alma ¡Campeona!”; “Hermosa Cande, le hiciste rezar a todo un país para poder verte sonreír”; “Que divina Cande, milagro de vida. Bendiciones para ella y sus papis campeones”; “Milagro de amor”, fueron algunos de los mensajes de los tíos y tías.
Candela es la beba que se robó el corazón de miles de personas con su historia ya que desde antes de nacer movilizó al país con la campaña #DaleCandela. Ahora está a días de cumplir cuatro meses y sus padres, Sirlene Acosta y Édgar Armoa, todos los días celebran su vida de una manera muy especial.
Cande nació el pasado 23 de noviembre de 2021, con 3,220 kilogramos y al día siguiente se sometió a su primera cirugía de corazón en un hospital de Nueva York, Estados Unidos, debido a una cardiopatía por la que solo desarrolló la mitad de su corazoncito. Actualmente se espera la segunda cirugía que debe realizarse entre los 4 y 6 meses de vida, y la tercera cirugía antes de los 3 años.
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Familia considera un milagro que beba viva
- Ciudad del Este. Agencia regional.
Como de posible catalepsia es considerado el caso de una beba dada por muerta tras un nacimiento prematuro y luego con signos de vida. La niña nació sin vida en el Hospital Regional de Ciudad del Este, según la confirmación médica, y fue entregada a su familia para su entierro. Dos horas después fue constatada que seguía con vida, ya dentro del cajoncito, en su casa, donde su familia realizaba el velatorio.
Se trata de una niña de tan solo 400 gramos, quien nació prematura. Al “revivir” fue llevada de nuevo, en su pequeño ataúd, al mismo hospital donde se confirmó que seguía con signos vitales y fue derivada a cuidados intensivos del sanatorio Le Blanc, de Ciudad del Este.
La familia considera que “no hay otra explicación posible, es un milagro de Dios”, de acuerdo al relato de Zunilda Medina, familiar de la pequeña, según el sitio CDE HOT de Ciudad del Este. La mujer contó que procedieron a destapar el pequeño ataúd para que una catequista “bendiga con agua de socorro a la beba antes de su entierro” y fue en ese momento que otro familiar se percató que la niña seguía viva. Ocurrió el viernes 12 de abril al mediodía. El director del hospital, doctor Federico Schroder, explicó que pudo haberse tr tado de un estado de catalepsia, pero que se cumplió con el protocolo legal para confirmar un deceso. “La catalepsia es un estado consciente donde no tiene signos vitales, biológicamente el paciente está muerto, no respira, no tiene frecuencia cardiaca y con rigidez cadavérica. Ya tuvimos otros casos similares”, indicó. La madre de la beba se encuentra internada todavía en el hospital regional.
DR. LEMIR: “NO CABRÍA LA CATALEPSIA”
El Dr. Pablo Lemir, médico forense del Ministerio Público, indicó que la “catalepsia” no cabría como primera opción de diagnóstico o carátula para este caso porque se trata de una recién nacida prematura, con 26 semanas de gestación y con 400 gramos de peso.
“En la situación de los neonatos y lactantes se puede presentar lo que antes se denominaba un “cuadro de muerte aparente”, lo que actualmente se conoce como “BRUE”, donde los bebés no tienen respiración ni latidos cardíacos y presentan cianosis o palidez”.
“La catalepsia es un fenómeno sumamente raro, que se da con patologías como la esquizofrenia, el Parkinson o con el consumo de sustancias. La relación de la catalepsia con esas enfermedades no cabe prácticamente que se dé en casos de neonatos, porque no son trastornos que se presentan en la vida neonatal”, explicó el doctor en entrevista con la 730 AM.
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Milagro absoluto: pescador sobrevivió 24 horas flotando en el mar
Un pescador neozelandés fue rescatado en lo que la policía calificó el jueves como “un milagro absoluto”, tras pasar casi 24 horas en el mar. El hombre utilizó el reflejo del sol en su reloj para llamar la atención de los rescatistas, según el sargento policial Will Hamilton.
El hombre salió el martes a pescar solo cuando cayó por la borda después de enganchar un marlin cerca de la península de Coromandel, en la costa este de la Isla Norte de Nueva Zelanda. Fue arrastrado por las corrientes y no logró regresar a su bote, indicó Hamilton.
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“Soportó una noche fría en el océano, muy cansado para seguir nadando. Durante su tiempo en el agua, incluso un tiburón llegó a olfatear y luego se alejó”, agregó. La tarde del miércoles, tres hombres que pescaban en la zona notaron un reflejo extraño en el agua.
“Decidieron investigar y descubrieron a un pescador que intentaba desesperadamente llamar su atención utilizando el reflejo del sol en su reloj”, relató Hamilton. “Es un milagro absoluto que el pescador esté vivo después de esa situación”, comentó. “Sin la rápida acción de los tres caballeros que lo recuperaron, esto ciertamente habría tenido un desenlace trágico”.
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Fuente: AFP.
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El Vaticano declaró “milagro” la sanación de un niño en Mar del Plata en 2006
Juan Manuel está vivo por un milagro. Literal. En otras palabras, así lo decretó el papa Francisco el pasado miércoles 8 de noviembre en El Vaticano, cuando autorizó para que se hiciera público el milagro atribuido al cardenal Eduardo Francesco Pironio.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista Twitter:
- @RtrivasRivas
“No recuerdo nada de aquel momento. Nada. Ningún dolor. No vi estrellitas. No escuché voces. Nada, nada. Solo sé lo que me contaron mi vieja, mi viejo; lo que cuentan en casa; y los comentarios de otros familiares”, dice Juan Manuel Franco (16) con una sonrisa más grande que su cara. Le encanta la música. Estudia violoncello. “Pero también toco el piano y la guitarra”, agrega mientras abraza una de las que están en su casa.
En ese hogar se respira música. Laura Carozza, su mamá, es profe de esa especialidad en escuelas secundarias. Mariano, su papá, es violinista. “Mi vida es como la de cualquier chico de mi edad. Estudio, juego al fútbol y hago música. Soy de Boca”. ¿Hubiese sido bueno un milagro en el Maracaná, verdad? “¡Síííííí!”, responde. Nos reímos con ganas. “Yo juego atrás. Con dureza. Meto la pierna con ganas para que no me pasen. Si podemos salimos jugando”, cuenta.
¿Qué dicen de este tema tus compañeros en el colegio, en el equipo? “Nada. Nos conocemos desde chicos. Crecemos juntos. Nos juntamos para tomar mate. A veces, en la cancha, cuando no nos está yendo bien, cuando ganar se pone muy difícil, alguno se me acerca y, en voz baja, me dice ‘¡hacete un milagrito, Juanma!’”. Vuelve la risa. Bordeamos la carcajada.
VIVO POR UN MILAGRO
Juan Manuel está vivo por un milagro. Literal. En otras palabras, así lo decretó el papa Francisco el pasado miércoles 8 de noviembre en El Vaticano, cuando autorizó para que se hiciera público “(...) il miracolo attribuito all’intercessione del Venerabile Servo di Dio Edoardo Francesco Pironio, Cardinale di Santa Romana Chiesa; nato a Nueve de Julio (Argentina) il 3 dicembre 1920 e morto a Roma (Italia) il 5 febbraio 1998″.
La novedad sobre cómo y por qué el entonces bebé de 15 meses, Juan Manuel, salvó su vida 17 años atrás, el miércoles pasado sacudió el despertar de Mar del Plata, 400 km al sudeste de Buenos Aires y unos 1.760 km al sur de mi querida Asunción.
“Siempre supe que fue un milagro…”, respondió Laura cuando la primera llamada telefónica. “La comunicación oficial –formal– del papa Francisco para mí es solo una confirmación”. Acordamos vernos. Desde Roma, oficialmente, reportan que “el milagro atribuido” a la intercesión del cardenal Pironio, que un año atrás fue declarado “venerable”, se trata de “la curación milagrosa de un niño de un año y medio, Juan Manuel, intoxicado por la inhalación del polvo de porporina utilizado por su madre para trabajos de restauración”.
El accidente sucedió el viernes 1 de diciembre de 2006. Laura y Mariano, desde ese momento, oraban intensamente por el pequeño en la puerta de la UTI (unidad de terapia intensiva) donde los médicos lo indujeron al estado de coma. Las horas pasaban. Las novedades eran desalentadoras.
Desde el amanecer del día siguiente –sábado 2– un grupo de creyentes rezaban por la recuperación del niño en la parroquia de la Asunción de la Santísima Virgen incrustada en el complejo hospitalario público que aquí se conoce como Hospital Interzonal Materno-Infantil Ana Goitía de Cafiero.
ORACIÓN
Algunas personas de ese grupo buscaron a los atribulados padres que aceptaron la invitación para “rezar juntos” cuando faltaban apenas minutos para que “llegue (hasta ese templo) la imagen de la virgen”, que siempre encabeza la que aquí se conoce como Marcha de la Esperanza, que se realiza anualmente desde hace 50 años y fuera creada, justamente, por el cardenal Pironio cuando fue obispo de esta ciudad.
“Ese fue el momento en que nos encontramos con el padre Silvano (de Sarro), hablamos con él, rezamos para implorar por la recuperación de Juan y, a su lado, acompañamos la procesión durante unas cuadras. Se largó a llover fuerte. Nos entregó una estampa, nos habló de Pironio, a quien no conocíamos, y nos dijo ‘pídanle a él’”, relató Laura.
“Con mi marido, sentados en el suelo en el acceso a la terapia intensiva, la leímos juntos. Creo que era la mañana del lunes. Y en ese texto leímos y repetimos una frase que era la que necesitábamos en aquel momento. ‘A veces, los médicos se equivocan’. Yo estaba convencida de que Juan Manuel sobreviviría y que los médicos estaban equivocados pese a que, en la mañana, el pediatra nos dijo: ‘No hay nada más para hacer’. Fue muy duro. Pero otro doctor, Marcelo Segismondi, ya fallecido, se acercó y nos dijo que él se haría cargo de cuidar a Juan, pero agregó: ‘Si ustedes saben rezar, recen’. Lo hicimos”. Dramático.
MISTERIO
Como lo consigna la información papal, sabían que “para los médicos estaba a punto de morir”. Laura y el propio Juan lo saben. Claramente, piensan mucho en la sanación de Juan. “Es un misterio. Como todo milagro. No tiene explicación”, dice Laura. Percibo todavía algo de asombro en cada uno de sus gestos y palabras. Algunas situaciones son increíbles para siempre. Aunque el creyente crea en ellas. Sin embargo, no deja de sonreír. Trasunta felicidad.
El padre Silvano de Sarro es párroco de San Carlos Borromeo. En 2006, conversó con Laura y Mariano. Fue quien les entregó una estampa del cardenal Pironio, el testamento espiritual del prelado, y les sugirió que le pidieran a él por la recuperación del bebé accidentado. “Todo esto me mueve mucho. Particularmente por haber sido instrumento de la gracia de Dios. Uno vive siempre emociones. Pero por supuesto que esto es algo extraordinario. Fuera de lo común. A mí no se me hubiera ocurrido nunca entregar una estampita porque no soy del tipo de curas que andan repartiendo estampitas todo el tiempo. No es mi estilo de vida pastoral. No sabía qué decir a un matrimonio que después de mucho esfuerzo, de mucha ilusión, había tenido un hijito y se les estaba muriendo. ¿Qué se puede decir? (siento que, tal vez, sus ojos buscan alguna respuesta en este cronista que tampoco sabe qué decir. Me tiento de responder, como Santo Tomás en el siglo I de nuestra era, “ver para creer”, pero no lo hago. Estoy aquí para escuchar, me digo).
No tenía palabras mías, ni humanas, para ellos –continúa el sacerdote– y añade que en aquellos documentos que les di está la frase que le sirvió a Laura para ese momento –'los médicos a veces se equivocan’– y a ella se aferró para entregarse a la oración”. En 2007, recuerda Silvano, “vino a Mar del Plata el monje benedictino Giuseppe Tamburrino en busca de pruebas sobre el ahora declarado milagro intercedido por Pironio. Estuvo poco tiempo aquí. Habló con los médicos que atendieron a Juan Manuel, llevó consigo varios documentos y análisis clínicos, estudios y volvió a Roma”.
DICTAMEN
¿Desde cuándo sabes que fue una cura milagrosa? “El pasado 4 de mayo, la Comisión de Peritos Médicos en El Vaticano dictaminó que la curación de Juan Manuel no tiene explicación científica”. ¿Es común que a los curas les pasen cosas como esta, Silvano? “No, claramente. Pero no me la creo. He sido solamente un instrumento. Todo lo que hice entonces fue inconsciente. Ahora, casi 20 años después, digo que fui inspirado por el espíritu santo. Pero, la verdad, es que en aquel momento pensé mucho qué decirles a estos papás desesperados. El diagnóstico médico era de muerte o si sobrevivía –muy difícil– sin dudas quedaría con secuelas graves en el desarrollo neuronal por tener en el corazón y en los pulmones estos metales tan tóxicos que el niño había aspirado. Pero, bueno, luego de entregarles a Laura y Martín la estampa del cardenal Pironio, de que pasara el tiempo de las oraciones, una semana después Juan Manuel volvió a su casa como si nada hubiera pasado”.
El joven JM ríe. “Todo lo que pasó, con las historias que me cuentan, con lo que me dicen, lo tengo normalizado. Desde mucho tiempo vivo con esto”.
¿Cómo es la relación que ustedes, la familia, tiene con la religión? “Después de lo de Juan, de la alegría porque recibió el milagro, pasamos a un momento de angustia porque no quedaba embarazada. Nuestro deseo era tener más hijos. No sabíamos qué hacer. Desde el milagro, todos los años, viajamos a la basílica de Luján para agradecer. Allí descansan los restos del cardenal Pironio. Vamos todos. Habían pasado cinco años desde la sanación milagrosa de Juan Manuel. En uno de esos viajes, me acerqué a Pironio y muy en voz baja le rogué embarazarme. Pero no solo le pedí a él por el milagro que salvó a Juan. En el testamento espiritual el cardenal cuenta que, a su mamá, cuando nació el primero de sus hijos, los médicos le dijeron que no tuviera ningún otro parto porque su vida o la del bebé correrían peligro. Sin embargo, insistió porque un obispo al que vio preocupada por aquel diagnóstico le dijo ‘señora, los médicos a veces se equivocan’. Pironio –hijo de Giuseppe Pironio y Enrica Rosa Buttazzoni, emigrados a la Argentina casados desde la región de Friuli, Italia, en 1898– era el menor de 22 hermanos. Por eso le rogué desde lo más profundo de mi corazón que me diera un hermanito para Juan. Volvimos a casa. Poco tiempo después de estar orando en Luján, el médico nos dijo que estaba embarazada de mellizos”.
Dejé de preguntar. Ya era mucho para mí. Recordé que tiempo atrás un prelado me contó que cuando el monje Giuseppe Tamburrino estuvo en Mar del Plata para recolectar datos sobre la sanación de JM, relató que “cuando el cardenal Pironio vivía en Roma, tenía una gran y buena amistad con un ginecólogo notable que también tenía un hijo médico con la misma especialidad. Aquel joven casado y su esposa estaban muy angustiados. La señora no podía tener hijos. No conseguía quedar embarazada. Tanto el suegro como su esposo ratificaban aquella imposibilidad desde una perspectiva científica. Entristecida, fue a ver al cardenal a su casa. La recibió en confesión. Le contó sobre la situación. Después de un breve silencio, Pironio le pidió que rezaran juntos. Lo hicieron. Cuando las oraciones concluyeron, el cardenal impuso sus manos sobre la cabeza de la joven señora y, con profunda serenidad, le dijo: ‘Señora, usted va a tener un hijo’. Don Giuseppe precisó que aquello sucedió en el transcurso del mes de junio. Menos de dos meses más tarde, en setiembre, la mujer quedó embarazada. Cuando aquel niño nació, como no podía ser de otra forma, fue bautizado Eduardo”. Historias y misterios.
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Hannah y el milagro que obró San Charbel para su recuperación
Hace unas semanas se dio a conocer sobre el terrible accidente del cual fue víctima Hannah Adorno, de 19 años, una joven que iba conduciendo su automóvil sobre la calle presidente Franco y Alberdi de la ciudad de Asunción y que fue embestida por un bus de la línea 12. La joven quedó con graves lesiones y estuvo varios días en terapia. Hoy, día en el que se conmemora a San Charbel, su padre dio testimonio de que gracias a la visita de sus reliquias se recuperó milagrosamente.
Luego del terrible accidente, Jimmy Adorno, padre de la víctima, en contacto con nuestro medio, dijo que no quería dar declaraciones sobre el estado de su hija, que era reservado, pero que lo haría una vez que ella esté recuperada, porque tenía mucha fe de que así sería, pese a las terribles lesiones que recibió durante el accidente. Hannah permaneció internada en terapia del Hospital de Traumas y se recuperó milagrosamente unos días después.
El percance ocurrió el pasado jueves 8 de junio, tiempo en que familiares de la joven recibieron visitas de muchas personas que les llevaban imágenes de varios santos y que les pedían a que recomienden su sanación. La familia en todo momento se mostró con mucha fe de que su hija se recuperaría y dejaron todos en manos de Dios. Así también, visitaron al hombre que ocasionó el terrible accidente, contra quien no pusieron denuncia.
El viernes 16 hasta la terapia del hospital llegó el padre Pedro Showah, con las reliquias del San Charbel, conocido como “el hombre de los milagros”, e hizo una oración por cada persona que estaba internada. “Ese viernes a la mañana el padre Pedro se acercó con las reliquias a la terapia, rezando por Hannah y todas las personas que estaban internadas. Ese domingo, que fue Día del Padre, mi hija despertó naturalmente y desde ese momento su evolución fue muy rápida”, señaló Adorno en entrevista con La Nación/Nación Media.
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Fue obra de San Charbel
Manifestó y agradeció todo tipo de muestras de cariño, como a los médicos que acompañaron a su hija en esta dura situación. Agregó que, durante ese tiempo, se hicieron varias cadenas de oraciones en la que participaron jóvenes que son allegados de Hannah, que no la dejaron sola en todo este tiempo y que la familia se sintió muy acompañada, tanto personal como espiritualmente.
“Cuando ocurrió el accidente tuvo un impacto social bastante grande y mi esposa, que como yo, pertenecemos a la comunidad de Neocatecumenal desde hace 30 años. Entonces, toda la gente que venía a la terapia junto a nosotros trajo todo tipo de símbolos e imágenes religiosas que había surtido efecto en el momento que necesitaron y todo fue aceptado. También vino el padre que trajo la reliquia de un santo, que particularmente no conocíamos, lo trajo con tanto amor y bendijo a todos en la terapia. Yo creo que el amor que puso el padre trayendo la reliquia de San Charbel fue muy importante (para la recuperación de Hannah) lo trajo un viernes y el domingo mi hija se despertó”, relató.
Días críticos
Hannah pasó varios días críticos en la terapia del Hospital de Traumas, pero luego de que despertó ese domingo 18 de junio, unos 10 días después del accidente, todo mejoró para ella. Una luz de esperanza nació en la familia Adorno, que hoy sigue acompañando a su hija en un centro de rehabilitación donde cada día es un logro y esperan su recuperación total.
Jimmy indicó que tras su recuperación su hija volvió a recibir la visita de las reliquias de San Charbel y que ese día fue muy especial, porque ella estaba despierta, para poder tomarlas entre sus manos y con una sonrisa se pudo ver lo agradecida que estaba. “Hannah volvió a recibir la visita de las reliquias de San Charbel y ese día estaba muy emocionada”, explicó en nuestro medio.
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Esperan que vuelva a su casa
Expresó que la recuperación, tanto física como psicomotriz, de Hannah avanzó en un 95 %, pero que aún le queda un proceso por recorrer. “A nivel neurológico aún va a tomar tiempo, hay muchas cosas que conoce y otras que no. Posiblemente, esta sea la última semana en que Hannah quedará en el Centro Integral de Rehabilitación Asunción (CIRA) y el próximo fin de semana ya estará en nuestra casa. Luego seguro iría solo para algunas cuestiones”, puntualizó.
Hoy domingo 16 de julio, la familia Adorno fue hasta la parroquia de San Charbel en el barrio Itá Enramada de la ciudad de Asunción para participar de la misa central, que se desarrolló en conmemoración de su fiesta patronal, que se recuerda cada tercer domingo de julio, para agradecer por esta milagrosa obra que hizo en su hija luego de aquel terrible accidente.
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San Charbel fue entronizado
La imagen de San Charbel fue entronizada en la Catedral Metropolitana de Asunción, en plena pandemia del covid-19, el pasado 11 de octubre del 2020. La entronización es el acto reverencial de colocar la imagen o una representación del santo en esta importante sede católica para que sea conocida y venerada por más fieles.
Charbel fue discípulo de San Marón y es uno de los santos maronitas contemporáneos. Fue beatificado por sus milagros en 1965 por el papa Pablo VI y canonizado en 1977 por el mismo pontífice. Es más conocido como “el hombre de los milagros” y ya ofreció amplias pruebas a lo largo de su vida sobre sus extraordinarios dones.