En el 2020, Simon Cook había decidido realizar algunas remodelaciones a su casa ubicada en Richmond Park, Londres, las cuales fueron aprobadas por el consejo urbanístico del distrito londinense de Wandsworth, pero estableciendo condiciones, como tener ventanillas con vidrios oscuros y mantenerlas cerradas, ya que la reforma incluía una extensión del techo con ventanas en ambos lados.
Tras concretarse el trabajo, sus vecinos Rosie Taylor-Davies y su esposo Christopher se molestaron debido a que una de las aberturas daba a su dormitorio, por lo que desde entonces tuvieron que vivir con las cortinas cerradas.
La pareja alegaba que la ventana no estaba permitida debido a que consideraba una invasión a la privacidad, lo que generó una discusión con Simon para que este finalmente pusiera un maniquí rubio que los observaba y Taylor Davies llevó el caso a los tribunales.
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Su abogado Stephen Whale había presentado como argumento que la ventana les robó la privacidad. Según publicaciones de medios internacionales, Rosie Taylor manifestó que “la ventana construida es tipo Velux y apunta directamente a nuestra cama”.
Esto teniendo en cuenta que las casas están en una pendiente y como resultado la ventanilla mira directamente a la casa de la demandante. Aunque los profesionales de planificación del consejo aseguraron que la ventana se dirigía hacia el cielo, por lo que no molestaría a los vecinos.
Actualmente, luego de dos años de juicio, la jueza del Tribunal Superior, Justice Lang, dictaminó que Simon Cook no violó las reglas de planificación con la instalación de la ventana en dicho lugar. Sin embargo, le pidió que pusiera un polarizado al vidrio.
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