La conductora de radio y televisión Malala Olitte compartió en TikTok un cómico video sobre los celos que siente por sus hijos Gael y Bruno. La famosa hizo una parodia con la canción “Si Antes Te Hubiera Conocido” de Karol G, delatando sus celos que siente hacia las parejas de sus retoños. Todos los detalles a continuación.

En medio de la promoción a su canal de YouTube, Olitte publicó un TikTok junto a su hijo Gael, donde se le escucha reclamando al joven, con el verso: “No te va a tratar como yo. No te va a besar como yo. No está tan rica así como yo. Ella es tímida y yo no”. Este material ya suma más de 2.2 millones de reproducciones, pues muchas madres se sintieron identificadas.

“Cuando tienes hijos varones, y te cuentan que ya tienen una amiga con quien están saliendo…¿Alguien más como yo?”, escribió Olitte bajo su publicación. “Preparándome mentalmente para cuando me toque ser suegra”, “Voy a colgar un cartel por mi portón: `Cuidado suegra brava`”, “Ay Cristo, no estoy lista, me dará un paro antes y después vuelvo a revivir”, fueron algunas de las reacciones.

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Malala no solo siente celos de sus hijos, sino también percibe melancolía por verlos crecer. Fue en agosto del 2022 que la famosa publicó una reflexión sobre el paso de los años de sus vástagos en su perfil de X. “Duele verlos crecer y se van de a poco”, tecleó Olitte en ese entonces.

Ya en aquel tiempo, Malala era perseguida por los primeros encuentros románticos de sus hijos, específicamente del menor, llamado Gael. Desde los 11 años del joven, ya le advertían a la famosa que su retoño tenía enamorada.

“Del transporte de mi hijo de 11 años le empiezan a gritar: Gael tiene novia, Gael tiene novia. Y al preguntarle si es cierto, me responde con un ‘Sí, y que tiene?` Yo con voz entrecortada digo... nada, mi amor”, manifestó y agregó: “En el cora. Se pusieron grandes mis hijos”. Esta situación Malala compartió 2 años atrás.

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La presentadora de TV Malala Olitte (42) rememoró un oscuro episodio de su vida, en el programa “Noche de Furia” de GEN/Nación Media. La mediática habló del video íntimo que se filtró en el 2007, justo antes del estreno de su primer programa de televisión, y por el caos que se armó analizó en acabar con su vida, pero su hijo Bruno la salvó.

“Tengo 42 y viví una vida de 60 años, con todo lo que me pasó, me embaracé a los 20, a los 27 años, sacan a la luz algo íntimo mío”, empezó diciendo Olitte en el programa conducido por Pope Spinzi. La famosa contó que el polémico clip se grabó en 2003, pero 4 años después salió a la luz para opacar su debut en TV.

Fue la expareja de la mediática quien difundió el material erótico, que en aquel entonces incluso se comercializó. “Yo casi me maté, yo estaba a punto de tomar 500 mil pastillas, ya estaba decidida, no quería saber nada de este mundo y apareció mi bebé, Bruno, me dice: `mamá, mi teté`”, recordó Olitte.

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Con esta petición de su hijo mayor, la famosa decidió darle otra oportunidad a la vida. Otro dato, no menor del relato de Malala, es que fue su familia quien le informó sobre la circulación del video íntimo, unas horas antes del estreno de su programa. “Le lloré a mi mamá, a mi hermano mayor que en paz descanse. Les pedí perdón, mi mamá estaba muy enojada, estaba muy mal”, contó.

Tras este amargo episodio, Malala y su hijo Bruno se mudaron a Chile, durante tres meses. Este relato se viralizó en las redes de GEN/Nación Media y ganó varias reacciones. “Lo más importante es que hayas superado. Y ojalá lo pague tan caro lo que te hizo”, “Ella es una capa y está en su mejor momento... Mis respetos”, “Que tire la primera piedra, quien no tiene un pasado. Malala te admiro”, “A pesar de las diversas adversidades, no te dejaste vencer”, escribieron.

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• Por Gonzalo Cáceres
• Periodista
• Fotos: Gentileza

El vertiginoso ritmo de vida actual erosiona nuestra capacidad de amar y desear de manera auténtica porque estamos más enfocados en la gratificación instantánea, lo que nos hace descuidar otros aspectos igual de importantes para la experiencia humana. La proliferación de la pornografía no solo refleja, sino que también refuerza, una cultura narcisista en la que ya no se cultiva la conexión genuina con el otro.

La egocéntrica sociedad contemporánea promueve la búsqueda constante de nuevas y más variadas experiencias, lo que desalienta la paciencia para desarrollar relaciones significativas. Los supuestos del capitalismo neoliberal, sumados a la cultura del consumo y lo que emana de ella, atentan contra la dimensión trascendental del eros.

El eros es un concepto con significados que evolucionaron a lo largo de la historia de la filosofía, la literatura y la cultura. En esencia, es el impulso que lleva a los humanos hacia la unión, el amor y la belleza, que tiende a manifestarse a través del deseo sexual, pero también como una aspiración hacia la verdad absoluta y/o la cohesión espiritual.

Por ejemplo, Sigmund Freud utilizó el término eros para referirse a las fuerzas de vida o a los impulsos sexuales que buscan la preservación y la creación de vida. Eros, en la teoría freudiana, se opone a tánatos (el impulso de muerte).

Eros fue entendido tanto como una fuerza creadora y constructiva como una experiencia compleja y a veces dolorosa, que refleja la profundidad y magnitud de las relaciones humanas.

En “El simposio”, de Platón, eros no es solo el amor erótico (o sexual), sino una fuerza que dirige a los humanos hacia la belleza, la sabiduría y, en última instancia, hacia lo divino.

Para los clásicos griegos, eros es visto como un deseo de unión con lo que es bello y bueno, una aspiración hacia lo sublime: comienza con la atracción física, pero trasciende hacia un amor que busca el conocimiento.

En la filosofía contemporánea, el concepto de eros ha sido reinterpretado en diversos contextos, como en la obra de Byung-Chul Han “La agonía del eros (2012)”, en la que explora las formas en que las fuerzas que hacen a la dinámica de la sexualidad y el deseo se han visto alteradas porque, a su entender, el amor que “requiere tiempo, paciencia y vulnerabilidad” se convierte “en algo obsoleto” entre individuos más interesados en la inmediatez (reacios a forjar vínculos).

Para Han, “el eros no tiene lugar en la sociedad moderna, que tiende a trivializar, mecanizar y reducir las relaciones humanas a transacciones o formas de consumo”. Consecuentemente, la necesidad de estar siempre ocupado (produciendo) sofoca lo necesario para que el amor florezca.

La verdadera intimidad y el encuentro con el otro fueron reemplazados por la autogratificación en un mundo donde las personas restan valor a un compromiso real y afectivo con el otro, dado a que “están constantemente autoexigiéndose” en otros aspectos (generalmente en el laboral y académico).

Una parte crucial del amor, según el filósofo surcoreano, es la “capacidad de abrirse al otro y al misterio de la alteridad”. Sin embargo, en la cultura contemporánea “lo que se busca es la eliminación de la alteridad”. Es decir, cualquier cosa que sea diferente o incómoda o que interfiera con el deseo superficial simplemente es desechada o ignorada. Esto destruye la esencia del eros, “que tiene su origen y razón de ser en la tensión entre el yo y el otro”.

En lugar del amor, lo que prevalece es una forma descompuesta de deseo, centrada en el consumo rápido de experiencias y cuerpos. En este punto, la proliferación de la pornografía es asumida como un “síntoma” de la muerte del eros, ya que se trata de “sexualidad sin riesgo, sin el otro, una sexualidad que es puramente narcisista”. Y hablamos del narcisismo prevalente en la cultura contemporánea.

Es decir, al cosificar a las personas y reducirlas a meros objetos para la satisfacción, eliminamos la alteridad al despojar a la sexualidad de su profundidad, convirtiéndola en “un intercambio más que en un encuentro significativo entre personas (no hay espacio para la sorpresa, la incertidumbre o el descubrimiento, que son fundamentales en el deseo erótico)”.

El narcisismo está profundamente ligado a la protección del ego. Las personas narcisistas suelen evitar situaciones que puedan hacerlas sentir vulnerables o que pongan en riesgo su autoimagen. Sin embargo, el eros requiere vulnerabilidad, la disposición a exponerse, a ser herido y a entregarse al otro. El narcisista no puede entregarse completamente porque está a la defensiva de su propia autoafirmación y control.

El eros requiere profundidad, lo cual es opuesto a la superficialidad fomentada por el narcisismo. Aunque el entorno puede ser hostil, sobreviviría en una sociedad de una naturaleza distorsionada si se cultivan prácticas que valoren la autenticidad y la vulnerabilidad y la empatía para con el otro.

Han insiste en que el compromiso es otro antídoto contra el narcisismo, pues en un mundo que sobrevalora lo efímero optar por relaciones duraderas permite que el amor y el deseo se profundicen con el tiempo.

En última instancia, “resistir las tendencias narcisistas y buscar una forma de vida más conectada y humana es clave para que el amor y el deseo puedan prosperar en la modernidad”, afirma Han.

La modelo y presentadora de TV Malala Olitte (42) se hizo eco de la crianza actual en su perfil de X. La famosa lamentó la educación que reciben los niños y jóvenes hoy día por parte de sus padres, e incluso denominó a esta era como “terrible”.

El descargo de Olitte contra los padres, fue en consecuencia al mensaje que compartió un especialista en Riesgo Cibernético. Se trata de Miguel Gaspar, quien empleó su perfil de X para difundir información sobre el riesgo de la exposición infantil en redes.

“Trato de no dejar que la rabia me nuble, estoy podrido de la innecesaria sobreexposición a Internet a la que sometemos a nuestros niños. Tengo decenas de denuncias de colegios por el tema cámaras y celulares, así que les voy a dedicar este espacio para crear cultura de datos”, escribió Gaspar en X.

La famosa hizo repost al comentario del especialista dándole la completa razón: “Es demasiado cierto lo que decís, lastimosamente hay padres que no saben ser padres, que para estar tranquilos les regalan los más avanzados smartphones y a las nenas en sus 15 años ya les regalan pechos. Estamos en una era terrible”.

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El especialista realizó un hilo completo en X dando consejos prácticos a los padres, sobre el riesgo de los menores al contacto con los celulares e internet. “Los smartphones no son para niños, no fueron diseñados para niños y siempre, en todo momento, tratan a los niños como adultos, en la recolección de sus datos”, escribió Gaspar.

El hombre incluso señaló que los menores no deben usar WhatsApp o cualquier otra red social. “TikTok no es para niños, Instagram no es para niños, Snapchat no es para niños, ¿qué falla en su amor de padres que los dejan solos ahí?”, consultó. Para el especialista, los menores no deben estar en los contactos de sus docentes.

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