“Todas las maneras me parecen válidas y santas para estar cerca de Jesús, pero esta es mi manera. En esta yo me siento feliz y plena. A esta me siento llamada a vivir hasta el último día de mi vida”, dice Josefina Cattáneo, la monja argentina que causa furor en TikTok.

Hermana de la Congregación Mercedaria del Niño Jesús, esta joven de 26 años encontró en internet un recurso más que válido para conectarse con la gente y predicar el amor y la palabra de Dios, subiendo contenidos religiosos a la plataforma de videos más masiva del mundo. En ellos canta, baila, reza y muestra su día a día en una escuela de La Carlota, en Córdoba.

Montada en su bicicleta, a Josefina siempre le gustó salir a misionar y estar en contacto con la gente, pero con la pandemia todo cambió, y ni siquiera se podían celebrar los oficios religiosos. La cuarentena obligaba a quedarse encerrados para evitar la expansión del COVID-19.

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Como sucedió con muchas personas alrededor del mundo, esta inquieta religiosa también buscó la manera de entretenerse en medio de tanto estrés y angustia causados por el encierro, en un contexto de mucho dolor por la pérdida de tanta gente alrededor del mundo. Quería encontrar la manera de conectarse con la gente y transmitir un poco alegría y esperanza.

A mediados del año pasado descargó la aplicación pero no encontraba el momento para usarla. “Iba a rezar y me acordaba que la tenía. Le dije a Jesús: Dame una mano, con el encierro por la pandemia no sé cómo anunciarte”, señala en una entrevista.

“Creo que lo volví un poco loco a Dios preguntándole qué podía hacer. Creo que como ya no sabía qué hacer conmigo, me envió esto para que lo deje de molestar un poco”, añade con humor.

Vio que la plataforma podría ser un canal muy efectivo para conectarse con el mundo por sus millones de usuarios, y se embarcó, con ciertas dudas pero con mucha fe, en la aventura de convertirse en “la tiktoker de Dios”.

Con una gran dosis de entusiasmo y de talento artístico, Josefina fue creando contenidos muy interesantes, valiéndose de una cándida voz que cautiva a miles de seguidores, religiosos o no, de todas las edades y de todas partes del mundo. Histriónica y creativa, siempre busca subir videos originales.

Al principio la gente no entendía bien si se trataba de una monja de verdad. “Me preguntaban si tenía un disfraz”, cuenta. Hoy, ya todos saben que es una joven con mucha convicción, que decidió consagrar su vida a Dios hace más de diez años.

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“Dicen que ridiculicé la Iglesia. Para mí, ridículos son los que están cómodos en su sillón”, expresa tajante al ser criticada por los católicos más conservadores que no pueden entender el objetivo de Josefina de valerse de un medio tan masivo para llegar a más gente y transmitir valores como el amor, el perdón, la caridad y la tolerancia.

Sostiene que Dios recibe a todos por igual en su reino y que la Iglesia debe salir de la comodidad para poder llegar a más personas y captar más fieles y seguidores de Cristo. “Mi rol es atraer a los jóvenes a Jesús. Y, sobre todo, mostrar a la gente que las monjas somos personas normales, alegres y felices”, expresa.