La conductora de radio y televisión Lucía Sapena utilizó su cuenta de Instagram para relatar una pequeña parte de su historia de amor con Diego Maldonado, padre de su hijo Facundo. La publicación la realizó el pasado jueves como un TBT (siglas en inglés para la tendencia “jueves de volver al pasado”) y la tituló: “Para cuando Facu nos pregunte cómo Diego y yo nos conocimos”, está dirigido muy especialmente a su primogénito y la compartió con todos sus seguidores.

Al principio de la narración, Lucía aclaró que la relación entre ambos no se dio desde el primer momento en que se conocieron, por lo que escribió: “Papi Diego y mami Lu no saben con exactitud la fecha en que se conocieron, dejando en evidencia de que claramente no fue amor a primera vista ni un flechazo. Pero sí sabemos cuando empezamos, de hecho está documentado, con fotografías y hasta un cortometraje”.

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Continuó diciendo que se conocieron alrededor del año 2003. “No sabemos quién invitó primero a quién, pero yo fui varias veces como invitada a su programa de radio a hablar de mis conciertos, para mí era ‘Dieguito’ ( es tres años menor que yo), el buena onda”, recordó.

“Cada tanto nos encontrábamos en algún boliche, a veces coincidíamos en calle, se subía a mi escarabajito blanco para que lo acercaba a algún lugar y yo le contaba mis miles de mambos con mis parejas anteriores, él también me comentaba”, continuó Lucía.

La relación de amistad entre Lucía y Diego era tal que incluso salían estando en pareja con otras personas. “En una oportunidad hasta bailamos sobre las mesas de Kilkenny, él con su hermosísima novia de aquel entonces y yo con un chico con el que había salido mientras estaba peleada con el que me daba dolores de cabeza”, reveló.

“Siempre que nos encontrábamos, yo volvía a comprobar su linda energía, pero estoy segura que él así como yo jamás pensó que tendríamos una vida juntos. Una tarde de abril del año 2012, yo subía las escaleras de la Cooperativa Universitaria, él bajaba lento y disfrutando del camino, ambos estábamos concentrados en nuestros teléfonos y nos alegramos al encontrarnos”, contó.

“Hablamos un rato de esas cosas que uno habla con las personas que te caen bien y a quienes no ves hace un tiempo. Trabajo, familia, parejas (estábamos solteros los dos, él con sus andanzas, nada serio, yo estaba muy bien sin pareja y estable en todo sentido)”, menciona su crónica.

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Tras idas y venidas, los protagonistas de esta historia se reunieron para coordinar en lo que sería un cortometraje donde trabajarían juntos actuando, por lo que Diego le preguntó a Lucía si no le incomodaría interpretar una escena de beso a lo que ella respondió: “No, para nada, soy profesional”.

Al final, “llegó el día de grabación, fue el domingo 29 de abril, yo había ido la noche anterior al casamiento de una amiga de infancia, había dormido muy poco y, sin embargo, estuve puntualmente a las 8:00 en la productora donde grabamos el cortometraje hasta casi la medianoche. Después de ese día, mensajecito por aquí otro por allá y el resto ya es historia...”.