El diputado colorado Hugo Ramírez intentó impresionar a sus seguidores con su nuevo tatuaje, pero lo que en realidad terminó generando es una cadena de reacciones de indignación y enojo en su contra por parte de la ciudadanía.
Muy acostumbrado a que sus intervenciones, por más buenas intenciones que tengan, se le vuelvan encima, Ramírez publicó en sus redes sociales su trabajado brazo que contaba en el momento con un nuevo tatuaje que abarcaba una gran extensión de piel.
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“Con la GARRA del león guaraní! Les muestro mi nuevo tatuaje, a lo que me gusta más llamarle arte con todas las letras, hecho por el maestro de Samir Bughdadi. Mi Gabriela Friedmann y yo te agradecemos un montón por tu profesionalismo y calidad de persona! Más que contentos con la nueva tinta”, señala su posteo.
En el tatuaje se visualizaba un león que portaba un gorro “frigio”, el cual a su vez tenía una escarapela tricolor. Según su descripción, el felino representaba al “león guaraní” y el gorro frigio, similar al del símbolo de la bandera nacional. Sin embargo, el error en esta imagen es que la tricolor que yacía por el gorro tenía los colores invertidos: azul, blanco y rojo, en ese orden.
Esta situación no pasó desapercibida por los internautas, tanto de Facebook como de Twitter, quienes empezaron a criticar, cuestionar y la mayoría hasta burlarse severamente de la equivocación del parlamentario. Este enojo que se generó fue más pronunciado por tratarse de un error con los colores patrios del símbolo nacional como lo es la bandera paraguaya.
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El diputado reaccionó a todas estas manifestaciones un día después y, lejos de reconocer que había o que le habían cometido un craso error en la distribución de colores patrios, salió a decir que era así que solicitó a su tatuador.
Según alegó, buscaba un gorro frigio “original”. Adjuntó además una imagen en su publicación donde una mujer porta el gorro con la escarapela en el mismo orden de colores que él usó. Al respecto, Ramírez alegó que es una cuestión que viene desde la época de la Revolución Francesa (1789), hace más de 200 años, y que le pareció correcto imitar.