El equipo de muralistas destaca el trabajo en conjunto que realizaron para embellecer un sitio emblemático y las posibilidades del arte para favorecer el reencuentro de la ciudad con su gente.
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos Gentileza
El mural “Yma, memorias del río” fue inaugurado el 29 de noviembre pasado en el Centro Cultural del Puerto de Asunción. Se trata de una obra colaborativa creada por muralistas seleccionados en una convocatoria de la Secretaría Nacional de Cultura
Trabajaron en él Marcus Iglesias, Macarena Marc, Maya Raimondo, Noemí Ortega, Rhania Pankow y Enzo Ibarra, con la coordinación del colectivo de artistas Estudio 8. Cuatro de ellos cuentan a La Nación de Finde la experiencia, sus sensaciones y el momento que vive el muralismo en el país.
“REFLEJAN LA DIVERSIDAD”
Maya Raimondo Aparici es conocida entre los artistas visuales como Raya de Río y aquí cuenta las sensaciones de su intervención en los murales:
“Destaco la respuesta del público, cómo la gente se impactaba ante las historias que nosotros contábamos en las paredes y cómo ellos tenían también la necesidad de contar su propia historia alrededor del puerto. Se sentía el hecho que le hayamos dado hace tanto tiempo la espalda al puerto de Asunción, tanto física, económica como culturalmente. La idea de nuestros murales era volver a abrazar ese puerto de forma cultural y esa devolución de la gente me hizo sentir que nuestro trabajo tenía un propósito más que personal, también un propósito social”.
Sobre los impactos del muralismo en la ciudad, expuso que “de a poco va siendo cada vez más valorado por la gente, por nuestra sociedad. De repente por la situación actual de nuestro país puede haber un desgano. Muy fácilmente uno puede sentirse decepcionado al ver que de repente pensamos o sentimos que no vamos avanzando, pero creo que no nos damos cuenta de que a veces vamos dando pequeños pasitos y a veces pasos más grandes hacia volvernos un país mucho más rico culturalmente, al igual que nuestros hermanos de América Latina, que en su mayoría tienen mucho más valorizado el arte y la cultura a través del muralismo”.
EDUCAR EN EL ARTE
Al preguntarle qué sugeriría hacer para promover la pintura de murales en las ciudades, señaló que “es importante usar las redes sociales para educar en este arte, lo cual nos ayuda a tener un alcance mucho más grande. También el apoyo de centros culturales, de volver los murales y el arte entre comillas callejero algo de interés cultural que las personas puedan verlo y sentirse identificadas con lo que ven”.
Como reflexión final, apuntó que “hace no mucho tiempo el arte, el muralismo en las calles, no era bien visto y que hoy esté siendo impulsado por entes gubernamentales o por entes culturales, más allá de lo privado, es un gran avance. Me emocionó mucho que esto salió desde la SNC y que ellos vean la cultura como algo mucho más desestructurado”.
TRABAJO EN CONJUNTO
Enzo Ibarra, quien todavía celebra que el Club Olimpia haya usado sus diseños, fue parte del equipo que encaró los murales. “Uno de los puntos que resalto de este proyecto fue el trabajo en conjunto, ya que en mi caso y diría que la mayoría de los artistas que fuimos seleccionados estamos acostumbrados a trabajar solos, de manera independiente y adaptarnos a un nuevo proceso de trabajo en conjunto era personalmente un desafío nuevo. Lo bueno es que se alcanzaron los objetivos que buscábamos e incluso superamos nuestras expectativas del diseño que realizamos para poder plasmar en el puerto”.
Ibarra entiende que la pintura de murales está viviendo un apogeo: “En estos últimos tiempos se está apostado mucho al muralismo, centros culturales como fue en este caso el puerto, empresas, marcas u organizaciones están dando mucho espacio a los artistas nacionales. Obviamente esto nos viene bien, ya que nos dan oportunidad para poder mostrar lo que hacemos, lo que nos gusta hacer. En este proyecto del puerto mucha gente se acercó a demostrar su aprecio y admiración por lo que estábamos haciendo. Esto es algo muy gratificante para uno. Al final es una obra destinada para ellos, ya que está en un espacio público”.
Al hablar sobre la manera de promover este tipo de iniciativas, indicó que es necesario “seguir apostando al arte, crear proyectos, concursos, actividades que involucren a los artistas, darles el reconocimiento adecuado, valorarles, respetarles porque en fin es una profesión que va creciendo de a poco. Lo bueno también es que sentimos que las empresas y marcas quieren profundizar más en esto y arriesgan en ello. Hacen lo necesario también para invertir y generar contenido con los murales, ya sea contando una historia, experiencias, procesos y van compartiendo en sus redes sociales. Eso ayuda mucho para que pueda llegar a más gente y pueda hablarse más sobre este mundo del muralismo”, consideró.
“ES UNA VIVENCIA QUE NUNCA VOY A OLVIDAR”
Rhania Pankow destacó que tanto los participantes del concurso como los integrantes del Estudio 8 se destacaron por su humildad, creatividad y enorme talento.
“Es una vivencia que nunca voy a olvidar, saber que una parte de mi arte quedará en el puerto es un gran honor. Es una experiencia que me inspira cada día más a seguir pintando y creciendo en el mundo artístico”, afirmó.
Sobre la irrupción de murales en la ciudad, comentó: “Este año noté más murales que nunca en Asunción, lo que me hace sentir que la gente está mostrando un interés creciente por el arte. Especialmente en los espacios públicos se percibe un reconocimiento mayor hacia esta forma de expresión artística, que no solo embellece los lugares, sino que también conecta a las personas con mensajes y culturas a través del arte, fomenta la unión en comunidad”.
“PUDIMOS HOMENAJEAR A LOS PAYAGUÁS”
Noemí “Konan” Ortega destacó agradeció especialmente la oportunidad porque “vengo de pasar una etapa muy difícil en mi vida, con un accidente en el que casi pierdo la vida. Este fue el primer mural que hago después de aquello y agradezco el apoyo, la ayuda y el cuidado que recibí de todas las personas que fueron involucradas en este proyecto”.
Dijo a su vez que en el fragmento que le tocó ilustrar “pude incluir a comunidades originarias, los payaguás, que me parece importante como el hecho de reconocer la botánica, la espiritualidad, el sentido de comunidad y un montón de otras riquezas fantásticas que nos legaron”. Señala que su labor “tiene que ver mucho con el artivismo social e intento retratar a la memoria viva, por ejemplo de la cultura afrodescendiente que también acá tenemos. Por eso una de las estibadoras tiene rasgos afrodescendientes, mostrando también que en distintas épocas ya existieron culturas diversas dentro de este país tan rico”.