- Fotos: Cristóbal Núñez
La artista visual argentina Alejandra Mastro, quien reside actualmente en Guatemala, se encuentra en Asunción, donde vivió por muchos años, con motivo de la exposición de sus creaciones más recientes.
Denominada “El paisaje es el del yo”, la colección de obras es un proyecto colaborativo entre la artista y K/Espacio de Arte y Naturaleza, la galería de Fernando Moure, quien hace precisamente de curador de la interesante exhibición artística que estará abierta a la visita del público hasta el próximo jueves 14 de noviembre. El local está ubicado en Santa Rosa 586 casi avenida España.
Antes, el martes 12 de noviembre, a las 19:30, habrá una última visita guiada, una excepcional ocasión para hacer un recorrido detallado y minucioso por la colección de Mastro, que reúne un centenar de piezas realizadas recientemente y comentadas por la propia artista y el curador.
“Esta exposición fue gestada a lo largo de dos años de proceso conceptual y formal. Las imágenes fotográficas que la conforman han sido tomadas en espacios naturales de Alemania, Guatemala y la Patagonia, y producidas todas en 2024″, explica Moure.
“El punto crucial de esta investigación visual plantea una tendencia óptica a percibir otras formas asentadas en el follaje, el suelo y el aire, así como vincular aspectos entre naturaleza y sociedad”, añade.
En dicha ocasión también se realizará el finissage, o fin de la exposición, culminando así las cinco semanas de permanencia de la muestra en K/Espacio de Arte y Naturaleza con diversas actividades.
Durante este tiempo, Alejandra Mastro ha recibido la visita y el acompañamiento de importantes figuras de las artes visuales de nuestro medio, referentes de la cultura y la sociedad asuncena que no se perdieron la oportunidad para apreciar las últimas creaciones de la destacada artista argentina.
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Virgen de los Milagros: una mística historia inspiró las esculturas gigantes de Ricardo Núñez
Por Valentina Jara.
Tres esculturas gigantes de la Virgen de los Milagros de Caacupé acompañarán este año la peregrinación del 8 de diciembre. Una imagen de 12 metros estará en la rotonda de la Villa Serrana, cuya habilitación está prevista el 28 de noviembre; otra de 10 metros se apreciará en el Tupãsy Ykua, y la de 8 metros irá a Tobatí. Son creaciones del artista cordillerano Ricardo Núñez, quien compartió con el diario La Nación/Nación Media sobre la experiencia mística que influyó en este proceso creativo, así como su sueño de crear un futuro ícono de 50 metros para honrar la veneración mariana.
“Estuve en la compañía Rosado de Tobatí un tiempo trabajando y los vecinos comentaban que siempre había avistamientos de una Virgen o novia. Con el señor para el que trabajaba estuvimos hablando y le queríamos hacer un panteoncito o un lugar de oratoria, algo chiquitito”, comentó el artista a LN sobre sus intenciones de plasmar la leyenda del pueblo en una escultura.
Sin embargo, aún no sabía que estaba a un paso de vivir la experiencia que lo inspiraría a desarrollar su gran proyecto: “Un día fui de pesca a Arroyos y Esteros y, al pasar por Tobatí, vi esa imagen cerca del arroyo, y parecía traer algo como una cantarilla o cántaro en sus manos. No me asusté, al día siguiente fui junto al señor y le dije que había que hacer algo”.
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El artista expresó que, luego del encuentro, se dispuso a hacer una escultura de lo que observó en el terreno donde estaba trabajando. “Es un lugar donde siempre hay turistas, fui y busqué una piedra para colocar la imagen arriba de ella. Empezamos la construcción y, desde hacer el rostro, fue impactante. Fue mi primera escultura y se hizo conocida gracias al renombre de mis anteriores trabajos”, comentó a La Nación.
Ricardo Núñez, destacado pintor y artista plástico que reside en la compañía Hugua Guazú, de la localidad de Caraguatay (Cordillera), se encuentra trabajando en diferentes proyectos de esculturas. Su obra está caracterizada por la apreciación a la cultura y las raíces nacionales, aunque estas creaciones gigantes, junto con el arte, suponen un acto de servicio y adoración a la Virgen de Caacupé.
“Un milagro vuelto realidad”
Luego de cumplir con una creación en honor a la visión que había vivido en Tobatí, esa obra empujó su visibilidad y le abrió las puertas para el proyecto de las vírgenes gigantes: “Era una escultura chiquita nomás, pero le quitaron una foto y llegó a manos de las autoridades locales, no sé cómo. En un evento, el gobernador (de Cordillera) se me acercó, me preguntó si era el famoso artista plástico y luego me comentó que quería realizar un proyecto conmigo para Caacupé”, relató Núñez sobre su primera conversación con el gobernador Denis Lichi, quien lo impulsó a materializar su gran obra.
Además, Núñez afirmó que siempre quiso hacer una imagen de la Virgen de Caacupé, por lo que enseguida comentó a Lichi su idea, quien la aprobó de inmediato para luego pasar a la fase de trabajo. Actualmente, por pedido de las autoridades del departamento de Cordillera y la Diócesis de Caacupé, él y su equipo se encuentran realizando varias esculturas de la Virgen a ser instaladas en los alrededores del departamento.
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La figura, a ser inaugurada el 28 de noviembre, ha sido hecha enteramente de cemento, lo que según sus colegas artistas representaría un desafío. Sorprendentemente, para Núñez no representó un problema y, en sus palabras, es “un milagro vuelto realidad”. El escultor destacó la participación de sus compañeros de trabajo: “Parece mentira, justo me tocó el mejor pintor, el mejor arquitecto, los mejores en todo”. También resaltó y valoró el impacto que generó su arte, que fue una revolución a lo largo del país, brindándole aún más oportunidades.
Por último, reveló que tiene como objetivo retratar el rostro de la virgen mariana más grande del mundo, superando la imagen construida en Catamarca (Argentina), y aseguró que el Paraguay tiene mucho para mostrar y dar a través del arte, la fe y la cultura religiosa. El monumento a la Virgen del Valle, de 52,42 metros de altura (equivalente a un edificio de más de 10 pisos), fue inaugurado el 2 de setiembre pasado, en cercanías de la localidad turística de El Rodeo.
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Realizan visita guiada a la muestra “El paisaje es el del yo” de Alejandra Mastro
Dos visitas guiadas a la muestra “El paisaje es el del yo” se desarrollarán el martes 5 y el martes 12 de noviembre, a partir de las 20:00, conducidas por la artista Alejandra Mastro y Fernando Moure, curador del proyecto, abiertos al público en el local de K / Espacio de Arte y Naturaleza, ubicado en Santa Rosa 586 casi avenida España, en Asunción.
Como parte de una investigación “caníbal”, una que revisa y deglute símbolos y temas de la naturaleza en un radical contraste de luz y sombra, así como en su elección por la abstracción, Alejandra Mastro interpreta una sinfonía biológica y espacial del paisaje, señala el texto curatorial de Moure. Valiéndose de una mediación técnica que refiere, de igual modo, a la hibridez formal de estos artefactos, las imágenes parten siempre de la fotografía y se valen en ciertos casos de la organización grupal en polípticos, resignificándose en visiones poliédricas y seriadas que indican al sujeto sobre el objeto.
No sólo se trata de la extraña perspectiva o de la imaginación de la creadora; sabemos que la Naturaleza sigue principios como la circularidad, la gravedad, las fuerzas eléctricas del viento, la corriente del agua, las rayas y quiebres de pisadas, o los movimientos tectónicos del subsuelo. Fotografías que son registros directos y que se erigen cual analogía simbólica, como presencias de acciones y fuerzas peripatéticas en El paisaje es el del yo.
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Esta obra reciente puede verse entonces como una exploración de la ausencia que toma por excusa la historia natural, pero aspira, en un sentido general o universal, a ser una historia profunda y oculta de lo que se encuentra más allá de los grandes relatos o las historias conocidas. Una fotografía plasticista a modo de rayos X de un planeta apocalíptico, una investigación del caos salvaje dónde los objetos de la Naturaleza declaran la última belleza de la ruina.
En análoga paradoja, esta colección captada en los bosques de robles y hayas de Baviera, en las selvas húmedas de Guatemala o en los desiertos de la Patagonia Austral disuelve las categorías de lo cultural y lo natural en un acertijo de identidades y de paradoja ambiental. Esta iconografía podría aportar evidencia del infortunio de monumentos naturales como ríos, montañas y árboles, pero también sugerir los restos de una humanidad devenida en sustrato geológico, en la mera piel y carne despellejadas por el invierno del futuro al que nos acercamos.
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Un castillo del “Gaudí brasileño” emerge en la segunda mayor favela de Sao Paulo
Una loma de Paraisópolis, la segunda mayor favela de Sao Paulo, es el pedestal de la obra de Estevão Silva da Conceição: un pintoresco castillo de geometría irregular que le ha valido a su creador el apodo del “Gaudí brasileño”. La obra de este antiguo jardinero y albañil, de 67 años, construida a lo largo de cuatro décadas en lo que fue su casa, se alza en medio de una empinada cuadra donde se destaca sin grandes esfuerzos gracias a baldosas coloridas y quebradas, platos de cerámica y piedras marrones instaladas en la fachada.
El “Castelinho”, como lo llaman en la zona, se ha convertido en una atracción turística del empobrecido barrio por su parecido con el Park Güell, una de las creaciones insignia del arquitecto catalán Antoni Gaudí (1852-1926) en Barcelona. Pero este brasileño de bigote canoso y hablar pausado, nacido en Santo Estevão, en Bahia (nordeste), no había oído hablar del genio español cuando puso en marcha su creación. “Hice un trabajo parecido al de Gaudí, sin copiarlo. Hago lo que me sale de la cabeza”, dice a la AFP. “No estudié nada y pude hacer una obra de arte (...) Hoy, me siento un artista”.
La semejanza del “Castelinho” con los diseños de Gaudí fue descubierta por un estudiante a principios de siglo. El cineasta brasileño Sergio Oksman se interesó en la historia y grabó el documental “Gaudí en la favela” (2002), por el cual Silva viajó en 2001 a Barcelona a conocer la obra del célebre artista catalán. Tras la publicación del filme, el castillo se convirtió en un sitio de visita para locales y extranjeros en Paraisópolis, de más de 100.000 habitantes. La entrada cuesta el equivalente a cinco dólares.
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“Me pareció increíble cómo un espacio tan pequeño fue creciendo y creciendo”, opina Celly Monteiro Mendes, una visitante llegada desde Manaos, en la Amazonía brasileña. Desde una sala con aires de cueva, esta pianista de 24 años observa asombrada los detalles que hay en cada rincón de la fortaleza, levantada en un predio de sesenta metros cuadrados y de cuatro pisos, con pasajes casi laberínticos y techos bajos erigidos a partir de conocimientos empíricos.
El “Gaudí brasileño” llegó a Sao Paulo en 1977 en busca de un futuro mejor. Desde entonces trabajó en jardinería, albañilería y vigilancia. En 1985, compró el terreno donde se levanta el castillo, también conocido como la Casa de Piedra, y dio rienda suelta a su imaginación. “Quería tener un jardín, algo diferente. No pensé que se iba a convertir en una obra de arte conocida mundialmente ni parecida a la obra de Gaudí, de lo contrario la habría hecho más alta. La hice para mí, y luego se convirtió en un punto turístico”, explica.
Paisaje desigual
Al principio, plantó un rosal y construyó una estructura de hierro para sostenerlo, la cual sirvió de base para la calahorra, pero las plantas crecían muy rápido y dejaban muchas hojas que recoger. Optó entonces por arrancar el matorral y cubrir el hierro con concreto. Añadió piedras en la superficie, para “refrescar el ambiente”, y un plato roto que tenía a mano. Los objetos quebrados o de segunda se convirtieron en su sello.
Un sinfín de azulejos, conchas, canicas, botellas y monedas dan relieve a las paredes interiores, decoradas con juguetes de plástico, carritos de metal, tazas, bandejas, animales de lata, carcasas de celulares y teléfonos viejos comprados en bazares o regalados por los visitantes. A medida que se trepan escaleras estrechas aparecen plantas y se escuchan pájaros cantando. La vista desde la azotea da cuenta de la desigualdad de Sao Paulo: la favela en primer plano; un poco más lejos, imponentes edificios blancos del barrio acomodado de Morumbi.
“Llevo 39 años haciendo esto. He sudado aquí. Así que hay que decir que es el trabajo de mi vida”, afirma Silva, ahora pensionado. “No sé si voy a finalizarlo antes de morir; solo Dios lo sabe”, sostiene antes de explicar que le queda terminar la terraza. De lo contrario, su obra quedará inacabada como la basílica de la Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona, en construcción desde hace más de 140 años.
Fuente: AFP.
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Sigue la muestra de Alejandra Mastro
En K / Espacio de Arte y Naturaleza sigue abierta la exposición “El paisaje es el del yo” con obras recientes de Alejandra Mastro. La artista argentina vuelve al Paraguay luego de dos años, ofreciendo una investigación de interés ambiental al tiempo que explora perfiles emocionales y psicológicos vinculados al paisaje. Componen la muestra las series fotográficas “Amenazas”, “Impacto/Tábula rasa”, “Memoria de ríos rojos”, “Vivo”, “Me entretejo”, “Laberintos blancos”; el videoarte “De piel en piel” y la instalación “Memoria de una bulla loca”.
“Las series emprenden una investigación visual nivelando una identificación entre la naturaleza y la psique humana, estableciendo una firme conexión entre la actividad artística y la creación natural”, explica Fernando Moure, curador de la muestra, que cuenta con la asistencia de Octavio Caballero Yegros. La exposición estará abierta hasta el 10 de noviembre en la galería ubicada en Santa Rosa 586 casi avenida España.