En diciembre esta agrupación cumplirá 86 años de actividad formando, entre juegos, aventuras y desafíos, a niños y jóvenes impregnados de los más nobles valores, y siempre listos para servir.

  • Fotos: Eduardo Velázquez y gentileza

Cada sábado la Plaza Héroes del Chaco del barrio Santí­sima Trinidad de Asunción es testigo de una gran ronda de niños, niñas y jóvenes ves­tidos de azul, celeste, marrón y blanco; la nomenclatura del verde y amarillo se distin­guen en las pañoletas de sus cuellos. Todos estos matices armonizan de manera uni­forme para camuflarse en la naturaleza con los propios colores de sus elementos: aire, agua y tierra.

Los señores llamados lobos propician una ceremonia patriótica donde se honra a la bandera paraguaya y a la del grupo. Todos ellos res­ponden con ímpetu, euforia y amor como si una fuerza estallara en sus pechos para expulsar un volcán de cán­ticos y fogones, en un ritual en el que refuerzan su espí­ritu patriótico y de compro­miso con la patria y la socie­dad. Son el alma del grupo de escultismo más antiguo y emblemático de nuestro país: la Agrupación Scout Número 1 Capitán Aparicio Figari Riquelme, que en diciembre cumplirá 86 años de existencia.

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La disciplina es parte de la formación de los chicos de esta agrupación que va camino a sus nueve décadas de formación

El jarro lata, los gorros, las tacuaras, las insignias, los pines y los banderines son parte de este paisaje. Cada patrulla toma posesión de su bordón sagrado. Se desagru­pan en tropas. Es ahí donde empieza la acción, donde la desestructura marcha sobre su propia estructura, donde se aprende jugando y se juega con lo aprendido. La sobre­vivencia, la autogestión en situaciones extremas, las prácticas de primeros auxi­lios son unas de las habili­dades adquiridas dentro del escultismo y bajo la consigna de “Siempre listo…”, listo para servir. Este código de fraternidad y hermandad es lo que los une y los marca para toda la vida.

El escultismo es represen­tado por la flor de lis. Sus tres pétalos simbolizan Dios en el centro, patria y ayuda al prójimo. El espíritu de ser­vicio es uno de los atributos más resaltantes, pues siem­pre están organizando o acti­vando como voluntarios en campañas solidarias.

Los integrantes de las patrullas de boy scouts aprenden a trabajar en equipo y a lidiar con los obstáculos aunando esfuerzos

LA ESTRUCTURA

La estructura de la agrupa­ción está compuesta por la manada de lobos o “loba­tos”, niños y niñas de entre 6 y 11 años que tienen como ejemplo inspirador y motiva­dor las vivencias de Mowgli en la legendaria y entraña­ble obra “El libro de la selva” cuyos mensajes de nobleza, lealtad, comunicación y cuidado son la esencia de los gru­pos de escultismo. La liber­tad, la amistad, el esfuerzo y, sobre todo, el respeto son valores de los que se nutren los más pequeños desde el primer día; también aprenden sobre los peligros con los que uno se encuentra en el camino y cómo sortearlos. Luego está la Tropa Boy Scout de 11 a 15 años; desde los 15 y hasta los 18 pasan a ser parte de la Brigada de Pioneros, y a los 18 años conforman el Clan Rovers.

ANTECEDENTES

El inicio del escultismo en el Paraguay data del año 1913 cuando ciudadanos de Asun­ción y descendientes de ingle­ses conformaron la Primera Asociación de Boy Scouts del Paraguay. Los viejos lobos afirman que entre los pape­les de Baden-Powell, creador del escultismo, debe estar la solicitud de confirmación de dicha asociación. Con estos antecedentes es la segunda en organizarse en Sudamé­rica y una de las primeras en el mundo.

Todo el esfuerzo para consoli­dar el escultismo se dispersó debido a la gue­rra del Chaco y a los ava­tares polí­ticos. Los boy scouts, como toda la pobla­ción, toma­ron las armas para defender la soberanía patria y dejaron jalones de glo­ria por todo el Chaco Boreal. Terminada la contienda se reorganizó el movimiento scout en la Federación Para­guaya de Scoutismo, siendo el Batallón de Boy Scouts N.° 7 y 8 Capitán Aparicio Figari Riquelme el miembro más resaltante de la nueva fede­ración.

Si bien es cierto que no se tienen actas de fundación ni de inicio de actividades, de acuerdo al estudio de inte­grantes de la agrupación, expertos en el manejo de documentos que obran en los archivos de la época, se asume el 14 de diciembre de 1938 como la fecha del primer aniversario de fundación. La Federación Paraguaya de Escultismo se extinguió, no así el ideal del Boy Scout que sobrevivió en un solo grupo, entonces Batallón 7 y 8 Capitán Aparicio Figari Riquelme. En este punto cabe recordar la figura del padre Juan Pucheu de la congre­gación de los Betharrami­tas regentes del Colegio de San José. El sacerdote fue el fundador del Batallón 7 y 8 Capitán Figari y con él reco­rrió toda la geografía patria acompañado siempre por sus boy scouts, dejando recuer­dos que aún perduran en los pueblos recorridos por ellos.

Se menciona también la obra del padre José Sauba­tte, Pa’i Soba, propulsor del colegio San Miguel Gari­coits, el sacerdote, maestro y boy scout de los más humil­des. La agrupación Capitán Figari siguió funcionando y adiestrando a jóvenes en el ideal del Boy Scout, y a la vez muchos jefes fueron a recibir cursos de adiestramiento en el exterior.

En la década de 1960 se funda la Asociación de Scouts del Paraguay, continuadora de las anteriores y como por­taestandarte el antiguo Bata­llón 7 y 8 Capitán Figari se convierte en la Agrupación N.° 1 Capitán Figari. A partir de allí se inicia la era de oro del escultismo paraguayo y se fundan grupos en todos los barrios de Asunción y ciuda­des del interior. De esta época parten del grupo los jefes y guías de patrulla a confra­ternizar con los demás gru­pos del país y diseminando la semilla de Lord Robert Stephenson Smyth Baden-Powell, militar y escritor bri­tánico, fundador del Movi­miento Scout Mundial.GRANDES LÍDERES

En la actualidad sigue con más fuerza y con 85 años de ininterrumpida trayectoria. Hay grandes líderes al frente y detrás de estos pilares hay padres, hijos, hermanos. Hay profesionales de dife­rentes ámbitos como aboga­dos, escribanos, contadores, administradores, ambien­talistas, informáticos, dise­ñadores gráficos, asistentes sociales, ingenieros, profesio­nales de la salud, comunica­dores, que dejan sus quehace­res cotidianos para reunirse y estar al pie de sus ideales brindando lo mejor de ellos para seguir formando hom­bres y mujeres con valores, y útiles para la sociedad.

En su mayoría, estos han seguido la tradición fami­liar o han empezado desde pequeños y coinciden en que el escultismo ha marcado una línea en sus vidas y ser parte los llena de orgullo y satisfac­ción. Esto los compromete a seguir sembrando acciones positivas en la vida de quie­nes conforman esta gran patrulla, haciendo honor al mensaje de Baden-Powell, dirigido a todos los scouts del mundo: “Intenten dejar este mundo mejor de como lo encontraron”.

LOS ENCUENTROS

Los integrantes de la Agrupa­ción Scout N.º 1 Capitán Apa­ricio Figari se reúnen todos los sábados en la Plaza Héroes del Chaco, sobre la avenida Santí­sima Trinidad, de 14:30 a 17:30, y extiende la invitación para los niños a partir de 6 años y jóvenes que deseen formar parte de esta agrupación de larga trayectoria. Más info al WhatsApp (0994) 847-579 o llamando al (0994) 977-463.

“PARA SER UN MEJOR NIÑO”

Rodney Amarilla

“Para mí ser scout significa una forma de vida, porque lo que aprendo en el escultismo me sirve para ser un mejor niño. Obtuve disciplina y valores que me cambiaron y me enseñaron a ver las cosas de otra manera”, señala Rodney Amarilla, de 11 años, de la Patrulla Cóndor.

“UNA FORMA DE VIDA, UN DESAFÍO CONSTANTE”

Juan Carlos Rivas López

De profesión abogado, escribano y notario público, especialista en Didáctica Universitaria, para Juan Carlos Rivas López (30) el escultismo “es una forma de vida, un movimiento que vuelve lo imposible en posible, y un desafío constante, el de formar líderes y buenos ciudadanos”. Cuenta que se incorporó al grupo en 2004 “porque me pareció impresionante todo lo que me ofrecía el movimiento, desde aventuras hasta adiestramiento y disciplina”.

Hoy está en la jefatura del Grupo Boy Scout N.º 1 Capitán Figari, el puesto más elevado dentro de la estructura. Sus labores abar­can desde lo administrativo hasta la parte técnica. Por la investi­dura del cargo, es todo un honor para quien ostenta dicha posi­ción. “Siento mucho orgullo, mucha satisfacción al cumplir mi deber, mucha alegría al ver a tantos niños, niñas y jóvenes soña­dores quienes esperanzados abrazan los ideales del escultismo con ilusión”, expresa y agrega que a la hora de resolver un pro­blema los resultados están a la vista, porque un scout analiza la situación y propone múltiples soluciones en cualquier ámbito en el que se encuentre.

ES DIVERTIDO Y APRENDO VALORES”

Maga Eckert Benítez

Maga Eckert Benítez, de 10 años, pertenece a la tropa Aérea N.º 2. Su grupo es Pito­güe y dice que es maravilloso formar parte del grupo porque siempre tienen actividades. “El escultismo es divertido, ahí aprendo sobre valores y a trabajar en equipo. Empecé este año, y quiero seguir cono­ciendo más”, expresa.

SER SIEMPRE MEJOR”

Ámbar Zárate

Ámbar Lucía Zaráte Del­gado, de 7 años, cuenta que forma parte de los lobatos desde los 4 años. Para ella el escultismo le llena de ale­gría, de orgullo y de valor, y que su deseo es “ser siem­pre mejor”.

SACAN LO MEJOR DE NOSOTROS”

Ayesa Ríos

“Cada día es una experien­cia por vivir. Nos enseñan a sacar lo mejor de nosotros mismos. Nos enseñan sobre el país, a descubrir y cuidar la naturaleza. Tienen que vivirlo para descubrir lo que es. Les invito a unirse en esta her­mosa experiencia”, convida Ayesa Ríos Quiñónez (10), de la manada Pa’i Saubatte.

La sobrevivencia, la autogestión en situaciones extremas, las prácticas de primeros auxilios son algunas de las habilidades adquiridas dentro del escultismo.


El espíritu de servicio es una de las cualidades más resaltantes porque siempre están organizando o activando como voluntarios en campañas solidarias.

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