A 475 km de Asunción, un verdadero edén cautiva en el Chaco central. En la Aldea Orloff de la colonia Fernheim, departamento de Boquerón, una granja familiar invita a vivir una experiencia ecoturística única en la región Occidental. Un atractivo que, aunque un poco lejano de la capital, es digno de ser visitado en cualquier época del año. En estas vacaciones de invierno planeá una escapada con tu familia a este maravilloso lugar.

Las vacaciones de invierno de los chicos son una época ideal para darse una escapada por el interior del país con la familia y conocer nuevos destinos turísticos. Para quienes no le temen a las distancias y quieran aventurarse a una experiencia diferente, el Chaco central alberga un lugar paradisíaco, considerado la joya ecoturística de la región. Se trata de la Cabaña-Tambo “Lluvia de Oro”, un emprendimiento familiar liderado por Rodney Derksen (37) con quien La Nación del Finde se ha puesto en contacto para que nos cuente al detalle todo lo que este lugar ofrece a los visitantes, en una región del país donde incursionar en la industria turística es todo un acto de valentía, convicción y perseverancia.

La reina de la noche: la tuna del Chaco. El establecimiento tiene un enorme jardín con especies nativas y exóticas

–¿Cómo nace la idea de abrir las puertas de su granja e incursionar en el ecoturismo?

–Arrancamos con el ecoturismo el 16 de setiembre de 2016 y la idea nos vino durante un viaje a Alemania. Nos dimos cuenta de que ahí la gente hace mucho eso, si hacen cosas de vidrio, por ejemplo, invita a la gente a visitar su casa, su taller, su fábrica o muchas veces sus negocios familiares. Le invitan a la gente a ver cómo ellos trabajan, cómo es el proceso. Entonces dijimos: ¿Por qué no hacerlo acá en el Chaco, en nuestra granja? Invitarle a la gente a que venga a mirar cómo es toda la producción de la leche, el camino de la leche, ya que tenemos tambo, ese es nuestro trabajo principal. Aparte también mostrar todos nuestros animalitos, cómo se cuidan las gallinas, los chanchitos. Explicarles a los niños cómo se trabaja en una granja, en el jardín, el trabajo con las flores, las plantas, las huertas… Mostrar a la gente nuestro día a día y al mismo tiempo ofrecerle un lugar hermoso y tranquilo donde puedan sentarse en la sombra, tomar su tereré, comer una tortita, algo dulce, un helado, tomar una gaseosa y relajarse un poco, desconectarse del trabajo, de la ciudad y disfrutar de la naturaleza… relajarse.

El lugar ofrece vistas “instagrameables” como los mágicos atardeceres

–¿Cuál es la historia detrás del nombre “Lluvia de Oro”?

–Acá, en el Chaco, la lluvia es como oro. Todo depende de la lluvia. Si hay lluvia hay crecimiento, hay desarrollo y la sequía a veces casi nos mata, por eso para nosotros la lluvia es como oro y no solamente para las granjas, para la producción, sino también para todos los otros negocios. Si no hay lluvia, las granjas no producen y entonces también los talleres no tienen trabajo porque la gente no lleva sus máquinas al taller, la gente no se va a comprar a otros negocios porque todo es un ciclo y es increíble cómo todo depende de la lluvia para que tengas un año bueno o un año pesado.

–¿Cómo se llega hasta el establecimiento?

–Estamos a 11 km de Loma Plata y a 14 km de Filadelfia. Estamos en el medio de las dos ciudades, a 4 km del asfalto de la línea Norte. Se baja nomás 4 kilómetros y ya uno llega acá a la granja. Es superaccesible para cualquier tipo de vehículo. Y la aldea en la que estamos ubicados se llama Orloff, es de la cooperativa Fernheim y número 15 es el número de la aldea.

Rodney Derksen (37) es un reconocido productor de leche de Colonia Fernheim que lleva adelante este emprendimiento turístico

–¿Cuál es la experiencia que ofrecen?

–La granja está abierta siempre, no cerramos ni un solo día del año. La gente puede venir, disfrutar del jardín, de los animales, pasearse, hacer picnic. No tenemos piscina, pero sí hay un parque de diversión para los chicos. Después se puede visitar a los animales domésticos y disfrutar de la biodiversidad chaqueña. También se puede seguir todo el proceso de la leche porque básicamente somos productores de leche. También tenemos una tienda de recuerdos y una cantina que abre los sábados y los domingos donde ofrecemos todo tipo de minutas como empanadas, pequeñas pizzitas, helados, tortas, gaseosas, juguitos. Más para hacer un picnic sería, pero no contamos con menú completo. La granja está abierta todo el día y a la tardecita, cuando ya oscurece, cerramos porque también los animalitos necesitan descansar un poco. Muchas escuelas de la zona también vienen a hacer excursiones, hasta de universidades nos visitan. Les ofrecemos mos un tour completo con guía que les muestra y explica todo, pero eso tiene un costo de 50.000 guaraníes, aparte de la entrada a la granja que es de 15.000 para niños y 25.000 para adultos.

–¿Uno puede alojarse en el establecimiento?

–En cuanto a alojamientos, actualmente no disponemos porque está alquilado por el momento, pero trabajo con mi hermana. Si acá llegan visitantes y quieren alojarse pueden contactar conmigo y yo les comunico directamente con la granja “Cabaña El Caracol” que es de mi hermana, Stephany Rempel. Ella tiene una muy linda casa que cuenta con bungalows para hasta 12 personas. Su establecimiento es bien grande, para tener una linda experiencia en la naturaleza chaqueña.

Los chicos entran en contacto con la naturaleza de manera segura y viven una experiencia inolvidable en esta granja chaqueña

GRANDES DESAFÍOS

–¿Cuántas personas sacan adelante este proyecto turístico? ¿Cuáles son sus mayores desafíos?

–Al frente estamos mi hermana y yo, a pesar de que ella también tiene su propia granja. Contamos con ocho colaboradores que viven acá y hacen todos los trabajos de ordeñe, alimentación de las vacas, alimentación de los animales chiquititos, cuidado del jardín, atención al cliente en la cantina, recepción… Es un trabajo grande.

Uno de los desafíos es que estamos en una zona donde hay poca agua, donde siempre, todos los años luchamos con las pocas lluvias que caen. Guardamos agua en grandes depósitos que serían los tajamares porque necesitamos mucho del agua con tantos animales. En la granja viven más de 1.000, entre vacas y animales pequeños. También tenemos un refugio para animales que la gente encuentra, animales lastimados y nos traen a la granja y si tenemos lugar los recibimos o le pasamos a otro refugio que está acá en la zona para que los cuiden.

Además, tenemos aquí un jardín muy grande, un proyecto de flores que demanda mucha agua. Ahora entramos también en el rubro de florería para vender ramos, arreglos y todo eso.

Tiene una cantina de comidas rápidas y dulces para disfrutar de un agradable picnic

Y el otro gran desafío tiene que ver con los recursos humanos. Pero eso es muy común en todos los negocios o empresas, el tema de los personales. Teniendo una granja que siempre, siempre está abierta, todos los días del año, todos los fines de semana, Navidad, Año Nuevo, Pascua, todos los feriados es difícil encontrar gente. Tener a los personales siempre motivados, trabajando bien no es fácil, porque el trabajo del ordeñe, por ejemplo, tiene que hacerse sí o sí todos los días, tres veces por día, cada 8 horas.

–¿Cuál es la temporada más desafiante para un establecimiento como este?

–El invierno es siempre una época muy difícil de mantener un lugar así, pero para la gente es mucho más agradable venir en esta época porque no hace calor. En verano a muchos les parece muy pesado salir porque hace un calorazo, pero para nosotros justamente es al revés. Pero está muy linda ahora la época para venir a visitarnos, está todo verde, el clima está agradable. Es un tiempo perfecto para salir en familia, para hacer algunas actividades y disfrutar de algo diferente.

MÁS ATRACCIONES

–¿Qué otros atractivos turísticos del Chaco sugerirías a los turistas?

–Lo que muchos van a visitar acá es el laberinto vegetal que está cerca de Filadelfia. Lo que es muy lindo y vale la pena ver también son las lagunas saladas, si alguien viene al Chaco en buena época están los flamencos. Hay muchísimas aves para observación de los pájaros, de diferentes especies, es algo maravilloso. Está el Chaco Lodge y Campo María con un mirador. Y después están todos los fortines, Fortín Boquerón, Fortín Toledo, Fortín Isla Po’i que vale la pena también visitar si uno quiere entrar un poco en historia acá, todo sobre la Guerra del Chaco para conocer y aprender.

Un majestuoso pavo real entre las muchas especies de aves que habitan en el sitio
No podía faltar el arbolito de “lluvia de oro” que hace honor al nombre de la cabaña

–Es una zona rica en museos también.

–También están los museos en Filadelfia, el museo Loma Plata o en Neuland, ahí también uno puede conocer mucho sobre la historia de los menonitas si uno quiere aprovechar estando en el Chaco y entrar un poco en esa área o toda la parte de la producción, el sistema de trabajo, cómo las cooperativas trabajan… de todo eso uno va a recibir mucha información en los museos. Un poco más alejado está el Cerro León, a cuatro o cinco horas de viaje, que es un destino ideal para los más aventureros.

Con licencia ambiental, la granja también sirve de refugio para animales lastimados o enfermos que la gente encuentra

REALIDAD DEL TURISMO CHAQUEÑO

–¿Cómo ve actualmente el turismo en el Chaco?

–Lastimosamente tenemos muy pocos lugares turísticos todavía en el Chaco, hay pocas personas que entran en ese rubro y nos urge más opciones. Ojalá más familias o más granjas puedan motivarse a abrir sus puertas y ofrecer más opciones turísticas, porque ese es un gran desafío acá todavía. Hay pocas cosas que uno puede hacer. Muchas veces viene gente de Asunción y preguntan qué se puede hacer y muy, muy rápido se llega al límite. Las distancias suelen ser un inconveniente. Muchas veces hay lindos lugares, pero para llegar hasta ahí las distancias son muy grandes. A veces los caminos no dan mucho, hay mucho polvo, mucha arena, mucho talcal. Por otro lado, yo estoy casi ocho años en el área del turismo y uno siente que está totalmente solo con su proyecto. Hay apoyo en cierta forma de la Senatur, te visitan, te apoyan pero solo con palabras. Pero si uno habla desde el punto de vista económico, uno está totalmente solo con su emprendimiento, en lo que uno construye o mejora. Ahora, por ejemplo, en nuestra granja tenemos que renovar urgentemente algunos espacios para los animales, como las jaulas, pero no nos alcanza la plata.

El dinero que obtenemos con las entradas es justamente para cubrir los gastos de alimentación, para la medicina, para la documentación porque todos los animales están inscritos con sus documentos, pero hasta ahí. No logramos conectar con apoyo económico para poder hacer algunas mejoras o para ofrecer más cosas al turista. En eso estamos muy apretados y ojalá algún día encontremos la forma de mejorar esa parte para seguir ofreciendo más atracciones para los visitant

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