• Por Gloria Ocampos Prieto
  • Fotos: AFP

Han pasado varios días desde la cele­bración de su edi­ción número 53, pero la MET Gala 2024 de Nueva York sigue dando de qué hablar. Y es que la velada más famosa del mundo de la moda y las celebridades se ha consoli­dado como uno de los even­tos más exclusivos y espe­rados por todos, en especial por los fashionistas, donde se ven atuendos únicos, que van desde los más sofisticados hasta los más extravagantes. Es un acontecimiento fuera de serie, rodeado de mucha creatividad, glamour, arte y originalidad, sin contar con que las y los modelos son las máximas estrellas del cine, la música, los deportes, la moda, la política, inclusive, a quienes se fueron sumando los influencers más famosos del mundo.

Cada primer lunes de mayo, el emblemático Museo Metropolitano de Arte de la Gran Manzana, ubicado sobre la icónica Quinta Avenida y frente al Central Park, acoge esta gran fiesta de la moda con una temá­tica específica de vestua­rio, lo cual siempre consti­tuye todo un desafío para los diseñadores que se abo­can a la tarea de materia­lizar atuendos basados en su propia interpretación del leitmotiv del evento. En esta ocasión el hilo conduc­tor de la gala fue “El jardín del tiempo”, inspirado en el cuento homónimo del escri­tor inglés de ciencia ficción J.G Ballard, q u e r e t r a t a la naturaleza efímera de la belleza. De ahí que cada pieza nació desde la aprecia­ción particular de “la natu­raleza como una metáfora de la moda, su fragilidad y fugacidad”, aunque la liber­tad de expresión estuvo más que presente en esta alfom­bra verde.

El tema del desfile a su vez viene de la mano de la expo­sición del Instituto del Traje, que abarca un importante sector del Museo Metropo­litano, y que este año desa­rrolla el argumento “Bellas durmientes: redespertar de la moda”. El propósito de poner en valor prendas históricas y devolverlas a la vida, muchas de ellas dema­siado delicadas para volver a ser usadas o ser exhibidas en maniquíes, por lo que son expuestas en cajas de cristal. Aunque abarca 400 años de historia, la mues­tra pone foco especialmente en unas 50 piezas o “bellas durmientes” rescatadas de los fondos del archivo del instituto, entre las que se encuentran, por ejemplo, un corpiño isabelino del siglo XVII. “Es básicamente una oda a la naturaleza”, señaló Andrew Bolton, comisario jefe del instituto y princi­pal responsable de esta idea.

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Lo acontecido el pasado lunes fue la inauguración ofi­cial de esta exposición que abrió sus puertas al público ayer, viernes 10 de mayo, y que podrá ser visitada hasta el 2 de setiembre. Tras el des­file de la constelación de cele­bridades hubo una cena que, según The New York Times, costó 75.000 dólares por persona. Y es que esta gla­morosa fiesta es, en esencia, un evento de espíritu filan­trópico, siendo la principal fuente de financiación del departamento de moda del prestigioso museo.

NICOLE: UNA OBRA DE ARTE

Desde que se confirmó que estaría en esta edición de la MET Gala, el entu­siasmo y las expectativas aumentaron; y es que la presencia de Nicole Kidman le da un plus de atractivo y prestigio a cualquier evento. La imponente actriz, que llegó acompañada por su esposo, el cantante Keith Urban, dio cátedra de sofisticación y elegancia con una pieza única en blanco y negro, que lleva 3.000 plumas aplicadas a mano durante 800 horas de trabajo. Es una réplica de un vestido de inspiración flamenca de la Colección Primavera 1951 del diseñador español Cristóbal Balenciaga.

Nicole Kidman

DE NEGRO SENSUAL

Si bien no siguieron a pie juntillas el leitmotiv de la presente gala, la supermodelo Kendall Jenner y la cantante Dua Lipa dejaron atónitos con sus audaces estilismos de encaje negro con escotes de infarto. La primera, con una creación vintage de estética futurista de Alexander McQueen para Givenchy 1999, que antes solo se había exhibido en maniquís; y la segunda, con un diseño lencero, con boa de pluma y todo, firmado por Marc Jacobs.

Dua Lipa
Kendall Jenner

DOS LOOKS PARA ZENDAYA

Fue sin dudas una de las grandes protagonis­tas de la noche. Zendaya, ícono de la moda y una de las presentadoras del evento, no solo no defraudó las expectativas que se tenían en rela­ción con su vestuario, sino que ella fue por más y presentó, para el deleite de todos, dos magnífi­cos trajes diseñados por John Galliano, uno para Maison Margiela y otro para Givenchy, que la encumbraron en la alfombra verde-crema. En primera instancia, lució un vestido en tonos azul y verde de acabado iridiscente, de organza sati­nada y lamé, decorado con racimo de uvas y un colibrí que abrazaba su cuello; lo complementó con un tocado de pluma de Stephen Jones para Margiela. Su segundo estilismo, un imponente vestido de negro de amplia falda y cola, una pieza vintage de Givenchy Alta Costura Prima­vera/Verano 1996, realzado por un gran tocado de flores multicolores del famoso sombrerista irlandés Philip Treaacy.

Zendaya
Zendaya
Kim Kardashian combinó un ajustadísimo vestido floral metalizado con un suéter de punto de Maison Margiela
Uno de los accesorios más extravagantes y originales fue un bloque de hielo real con una roja congelada en su interior que llevó a modo de clutch la actriz Camila Cabello
Uma Thurman con un romántico atuendo azul violeta de Tory Burch
Pamela Anderson, vestida por Óscar de la Renta y enjoyada con 200 kilates de diamantes blancos y rosados by Pandora.
Anna Wintour, directora de Vogue y alma mater de la mágica noche, sorprendió a todos al lucir un atuendo de la casa española Loewe y no una pieza de Chanel, su inseparable marca de cabecera
El estilismo dorado de Elizabeth Debicki, vestida por Dior, estuvo inspirado en Titania, la Reina de las Hadas, de la película “El sueño de una noche de verano” (1935), basada en la obra de teatro homónima de William Shakespeare
El diseñador británico-estaounidense Harris Reed, director creativo de Nina Ricci, imprimió dramatismo en la MET Gala con un corsé tridimensional y un halo bordeado de flechas negras
Gigi Hadid
Demi Moore impactó con un vestido de terciopelo negro con doble panel de seda duquesa decorado con peonías rosas rodeadas de espinas by Harris Reed para Nina Ricci. Cartier Alta Joyería la eligió para que esa noche luciera en exclusiva piezas de diamantes, esmeralda y platino de su nueva colección Nature Sauvage, que se lanzará oficialmente a finales de este mes.
El vestido de delicado encaje y cristales de Sarah Jessica Parker, creación de Richard Quinn, simulaba una jaula de pájaros. Lo complementó con un fabuloso tocado de Philip Treacy y bolso de Benedetta Bruzziches
Con efecto arrugado, el vestido Prada metalizado de Amanda Seyfried llevó apliques de flores rosa, blanco y negro. El detalle más destacado fue sin dudas el pelo plateado con efecto de ondas y la corona de hiedras de diamantes a juego
Shakira eligió para su estreno en la MET Gala un vestido rojo que se destacaba por su capa con mangas en forma de rosas XL, creación del Wes Gordon para Carolina Herrera
Penélope Cruz, musa de Chanel, lució un suntuoso vestido de tafetán, tul y ocho encajes florales diferentes que evocaba la época dorada de Hollywood. Su collar y pulsera a juego de oro blanco, diamantes y perlas cultivadas son también de la icónica casa francesa
La chica de cristal, de plástico o de hielo; como sea, la bellísima Elle Fanning no pasó inadvertida por la originalidad de su vestido Balmain, realizado con resina y organza, sujetado de los hombros por dos pájaros
Jennifer López, que fue una de las anfitrionas del evento junto con Zendaya, Chris Hemsworth y Bad Bunny, se decantó por la tendencia naked dress. Su vestido, diseñado por Daniel Roseberry para Maison Schiaparelli, estuvo cuajado de pedrería; llevó 2,5 millones de perlas que demandó 800 horas de bordado a mano
Swarovski vistió a la modelo Karlie Kloss con una pieza de silueta reloj de arena, revestida con 180.000 cristales rosa claro y 60.500 cristales más para el corsé y las guirnaldas de flores y pétalos que trepaban hasta el cuello

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