Este jueves, una trabajadora doméstica fue detenida ya que según afirman sus patrones, se habría apoderado de una joya de oro perteneciente a los propietarios de la vivienda; ocurrió en la ciudad de Ñemby. El caso fue denunciado luego de que los afectados verificaran la cámara de seguridad, tras notar el faltante de un par de aros.

Según el reporte policial, el par de aros estaría valuado en unos G. 9 millones y fue ayer miércoles que se pudo verificar lo ocurrido. El robo se habría registrado el pasado 11 de noviembre. En los videos se puede ver que Sofía Jazmín González Florentín, de 21 años, ingresó a la habitación y limpió el lugar, por lo que presumen que escondió los aros entre las sábanas y luego volvió para llevárselo. Sin embargo, eso no se ve con precisión en las imágenes.

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“El denunciante indicó que una joya de valor considerable habría sido robada de su casa y tenían serias sospechas que fue una de las empleadas que trabaja con ellos. Esta mujer hace dos años que trabaja en la vivienda”, detalló el comisario Rodolfo Sánchez, en entrevista con C9N.

Explicó que la joven presta servicio en el lugar con su madre. “No es la primera vez que tiene inconvenientes con los empleados, pero con estas dos personas nunca tuvieron problemas. Sería la primera vez que reportan una desaparición de esta envergadura”, aseguró.

Agregó que la detenida en todo momento dijo que desconocía sobre la desaparición de la joya y que no sabía que en la propiedad había este tipo de objetos, que siempre se dedicó netamente a la limpieza y que nunca tuvo inconvenientes con las personas con las que trabaja. “Negó rotundamente y que en todo caso si se habría caído nunca lo vio o lo arrojó sin querer a la basura”, puntualizó.

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Michelle Valiente y su dupla Giuliana Poletti le dieron a Paraguay la medalla de oro de la sexta etapa CSV de vóley de playa luego de vencer en la final de Santo Ângelo, Bra­sil, a las representantes loca­les Caroline Goerl Curtinaz y Juliana Paula Simões por marcador de 23-21 y 21-10.

De esta forma, las paraguayas consiguieron el segundo oro de la temporada, ya que el pri­mero fue en Rancagua, Chile.

En masculino, los represen­tantes del team nacional Gonzalo Melgarejo y Giu­liano Massare se posiciona­ron entre los cuatro mejores.

Sheila Álvarez tiene tres hijos, tres nietos y un sueño cumplido: salir en el Carnaval de Uruguay. Lo que nunca se imaginó es que el azar la convertiría en la protagonista inesperada de la mayor fiesta popular del país. “Lo más lindo que me pasó en la vida fue tener a mis hijos y lo segundo fue esto”, dice a la AFP una cálida noche de febrero poco antes presentarse como “La Sheila de Los Chobys”, figura central del nuevo espectáculo de este grupo de humoristas.

Esta abuela de 56 años estaba desempleada cuando el año pasado se enteró de una rifa cuyo premio era integrarse a Los Chobys. Sin formación artística, compró un solo boleto de 100 pesos (2,6 dólares), convencida de que, si tenía que ser para ella, bastaría con una única chance.

Siempre le había gustado actuar. De niña hizo teatro en una iglesia, pero se casó joven, se puso a criar a su familia y no podía dedicarse a eso. Sus hijos se alegran de que ahora sí pueda, y su nieta presume de verla en la tele. Pensó que sería una Choby más, pero se volvió la estrella de un show de 50 minutos en el que baila, canta, parodia a una conocida senadora, hace chistes y baja a mezclarse entre el público que ríe y la aplaude.

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“Es realmente muy emocionante”, dice con los ojos llenos de lágrimas y la voz quebrada. “Hay que vivirlo para darse cuenta”. Los Chobys, los humoristas ganadores del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Uruguay en 2020, 2022 y 2023, ya se coronaron los mejores en su categoría en el Desfile Inaugural de Carnaval en Montevideo, que el 25 de enero abrió la fiesta del dios Momo que durará hasta mediados de marzo, una de las más largas del mundo.

Esa noche, Sheila recibió una mención como Personaje de Humoristas. “¡Eso sí que no me lo esperaba!”, exclama, y recuerda su alegría al avanzar en un trono gigante por la principal avenida de la ciudad, el rostro lleno de brillantina y la sonrisa ancha.

Con “Sheila”, Los Chobys dirigidos por Julio Yuane y Leo Pacella buscan renovar su título en el Teatro de Verano, el templo del Carnaval uruguayo donde este año compiten 38 conjuntos, entre ellos cuatro de humoristas. “Con esta idea lo que hacemos es tratar de que cualquiera que tenga ganas, y desea y sienta esa pasión por estar arriba de un escenario, que se anime, que vea que puede ser parte de la fiesta”, explica Yuane.

Pacella reconoce que generar un espectáculo a partir de una rifa tenía riesgos: quien ganara podía no tener tiempo para ensayar, sentir pánico escénico, desafinar al cantar, olvidarse de los parlamentos. Nada de eso ocurrió con Sheila, que según ambos directores captó rápido las consignas y se integró muy fácilmente al grupo.

“Tuvimos una suerte bárbara de que nos haya tocado Sheila”, dice riendo Pacella. “Es fantástico que una persona de afuera diga, ‘Bueno, busco la manera de salir en Carnaval’ y que eso se pueda dar”, apunta Camila Dell’Onte, una actriz de 25 años que debutó este año con Los Chobys.

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El afán integrador caracteriza a Los Chobys, en el que durante años actuó una persona con síndrome de Down que arrancaba carcajadas por doquier. “Eso es una demostración del espíritu que hay en ese conjunto. Creo que han vuelto a acertar y dentro de su categoría están en las mejores condiciones para salir primeros”, dijo a la AFP Daniel Porciúncula, un periodista que cubrió el Carnaval por más de 40 años.

De raíces europeas y africanas, el Carnaval uruguayo data de tiempos de la colonia española y es la expresión cultural de mayor arraigo, con énfasis en la capital y manifestaciones en todo el país. En 2023, 22 % de los adultos uruguayos (594.000 personas) asistió a algún desfile y 21 % (555.000 personas) concurrió a un escenario barrial, según el centro de estudios Ceres.

“Esta buenísimo el Carnaval uruguayo. Nunca me había reído tanto en mi vida”, dice el venezolano Pedro Villarroel, que lleva una década casado con Sheila y la apoya en esta aventura. En primera fila del tablado, María Reyes, una empleada municipal de 39 años, aplaude con fuerza la retirada de Los Chobys. “A mí me daría muchísima vergüenza. Pero (a Sheila) la vi como una integrante más de Los Chobys. ¡Me encantó!”, dice.

Fuente: AFP.

La magia no tiene fin en el Sambódromo de Rio: cuando se cree haber visto el diseño más creativo o el atuendo más minuciosamente elaborado, aparecen otros que lo superan todo. Es lo que ocurrió en el segundo y último día de desfiles en la icónica pasarela, con su despliegue apoteósico de música, brillos y colores.

Unas 70.000 personas ondearon banderas, cantaron y danzaron en las gradas durante horas, llegando al éxtasis cuando aparecía la “escola” de sus amores. “El espectáculo más grande del mundo” atrae a miles de turistas, que se espera que muevan en la economía local 5.000 millones de reales (USD 1.000 millones), cerca de 20 % más que el año pasado.

Pero los desfiles en Sapucaí, como se conoce popularmente al Sambódromo, pertenecen a los cariocas, que los sienten parte de su identidad. Portela, una de las doce escuelas del “grupo especial”, hizo un alegato contra la esclavitud contando la lucha de una mujer, narrada en el libro “Um defeito de cor”, de Ana Maria Gonçalves, premio Casa de las Américas de la literatura brasileña.

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Surgida en Madureira, un barrio popular en el norte de Rio, Portela celebró su centenario el año pasado y es la que atesora más títulos, 22. “Es un ‘enredo’ (tema) muy emblemático para el pueblo negro”, contó a AFP Alan Rocha, un actor y músico de 43 años, al descender eufórico de uno de los carros alegóricos. “Estoy muy, muy feliz. Madureira está de fiesta, Rio de Janeiro está de fiesta”.

La legendaria cantante Maria Bethania sorprendió al abrir el show de Mangueira, que estuvo consagrada a Alcione, una de las más grandes sambistas de Brasil. “No dejes la samba morir, no dejes la samba acabar, el morro fue hecho de samba, samba para que podamos bailar”, corearon al unísono los miles de almas presentes, entre ellas la propia Alcione.

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La escuela de samba marca la vida cultural y social del barrio, muchas veces pobre, donde nació. Cada formación tiene unos 3.000 miembros, que se sienten honrados de pertenecer a ella. Todos, hasta los que empujan los monumentales carros, lo hacen felices, cantando y saltando.

Mocidade fue la encargada de abrir la jornada e invitó a homenajear al cajú, una fruta típica muy apreciada. Su samba compuesta para la ocasión se convirtió en el hit del verano. “Es perfecto que homenajee una fruta nuestra, brasileña. Toda la familia puede cantar la letra”, dijo a AFP poco antes de empezar a desfilar Sandra Araújo, de 37 años, que dijo “amar” el cajú. Tras sonar sin pausa por horas, el golpe de tambores se apagará al alba hasta el próximo carnaval.

Fuente: AFP.