Nuestro país vivirá un acontecimiento histórico con la disputa de un partido inaugural del máximo evento del fútbol a nivel mundial.

• Por Juan Vicente Duarte

Allá por el 2017, cuando se habló por primera vez sobre la posibilidad de que Paraguay pueda ser una de las sedes del Mundial de Fútbol de 2030, muchos lo consideraban imposible y no pasaba de una manifestación de intención.

Competir con países con mayor infraestructura en todos los órdenes, agregado a los condicionamientos que impone la FIFA en cuanto a exigencias de disponibilidad hotelera, viales y estadios acordes para un evento de esa envergadura, suponían obstáculos insalvables.

Había que aunar esfuerzos con otros países, y Sudamérica, a través de la Conmebol lo hizo posible, con el anuncio dado a conocer por la FIFA, de brindar la posibilidad para que Uruguay, Argentina y Paraguay puedan albergar los partidos inaugurales del torneo.

Aunque el sueño primario era lograr que el Mundial se juegue íntegramente en nuestro continente, este hecho representará un hecho histórico para nuestro país, que inscribirá su nombre por primera vez en la todavía selecta lista de países que alguna vez tuvieron el privilegio de organizar un evento de esta naturaleza.

Uruguay en 1930 y Argentina en 1978 ya fueron sedes incluso logrando ganar el título en ambas ocasiones, pero para Paraguay será algo sin precedentes, con todo el impacto a nivel global que representará este hecho.

El aspecto deportivo es otro dato no menor y que impactará positivamente cuando llegue el momento, porque Paraguay –al ser elegido como una de las sedes– clasificará directamente para disputar el torneo, como lo aclaró la propia FIFA, con lo que se evitará disputar las habituales duras eliminatorias, lo que también supondrá un salto de calidad y dará una enorme visibilidad a nuestro fútbol, al tiempo de valorizar –eventualmente– la cotización del futbolista paraguayo.

En ese sentido, otro aspecto relevante guarda relación con los ingresos que recibirá la APF por albergar uno de los partidos de la gran cita. El dinero que mueve el fútbol obliga a imaginar que los ingresos por los derechos de televisación de sus partidos serán mayores, además de todo el boom comercial que habitualmente se genera en el país con este tipo de acontecimientos. En resumen, un evento que traerá enormes beneficios en todos los órdenes para nuestro país.