Se presenta este sábado 23, a las 19:30, en el restaurante Viejo Rincón, este volumen imprescindible para reconstruir la historia de una ciudad heroica.

“A partir del lanzamiento de este libro, espero que en especial los jóvenes tengan curiosidad y tomen ese hábito tan bello que es la lectura, que da más conocimientos que cualquier otra herramienta”, dice el periodista Jorge Pereira Galeano. Autor de “Piribe­buy, retrospectiva y viven­cia de su gente”, cuenta que comenzó a trabajar la idea de la publicación cuando descubrió que no había escritos de lo vivido por la población durante la pos­guerra de la Triple Alianza. “No encontré casi nada, así que comencé a indagar, pri­meramente, en los libros de Actas de la Junta Munici­pal de Piribebuy, y me di con que había hechos asentados desde 1910 y comencé a leer­los uno por uno hasta 2005 donde hallé muchos datos valiosos”, cuenta.

“Piribebuy no tiene una identidad propia conocida, porque tras la Guerra de la Triple Alianza, la ciudad fue saqueada, se quema­ron los documentos, entre ellos las actas fundaciona­les, por lo que se puso que fue un 8 de marzo de 1636 en que el capitán general Martín Ledesma de Valde­rrama la fundó y recién el 6 de marzo de 1900 Piribebuy fue convertida en munici­pio”, apunta.

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DOLOROSO EPISODIO

“Fue la única ciudad del Paraguay donde los aliados llegaron a combatir, donde cargaron 20.000 solda­dos contra 1.600 defen­sores, entre ellos muje­res, niños, ancianos y heridos. Además, fue también donde las mujeres combatieron, por lo que es conocido también como la ciudad de las “Heroínas”, además, aquí fue la quema del Hos­pital de Sangre por orden de Gastón de Orleans, Conde D’Eu, comandante de las fuerzas brasileñas, donde se encontraban unos 600 heri­dos y murieron calcinados”, rememora.

Pereira conversó con los mayores, memoria viva del pueblo, que también le ayu­daron a reconstruir el relato y las vidas de esta ciudad del departamento de Cordillera hasta donde llegan miles de turistas de diferentes luga­res del país y muchos de ellos extranjeros, destaca agrade­ciendo al Fondo de la Cultura y Artes (Fondec) que finan­ció el proyecto de edición.

El autor libro conversó con los mayores, memoria viva del pueblo, que también le ayudaron a reconstruir el relato sobre la localidad y su gente

VENCER EL OLVIDO

“La historia de un pueblo debe estar plasmado en un libro, para vencer el olvido y que las nuevas generaciones tengan siempre presentes sus raíces, para que sepan de dónde vienen para que así podamos ser mejores y no cometer los mismos erro­res, porque al final nadie es perfecto”, expone el autor.

Otro elemento importante para “vencer la pobreza es que se dé oportunidad de estudios a los jóvenes que tienen la esperanza de ser mejores el día de mañana, pero tropiezan con el factor económico, porque en Para­guay no hay educación gra­tuita y comienza la desespe­ranza”, señala.

“Se puede decir que Piri­bebuy es un ‘pueblo que va desarrollándose’, pero hubiera sido mucho mejor si el trabajo fuese manco­munado. Para ejemplo basta con decirte que existe un solo transporte público y da un pésimo servicio”, lamenta. A futuro, Pereira considera que “las autori­dades deben dejar de lado las rencillas políticas, por­que muchas cosas se perdie­ron a causa de ello. No debe importar el color de las auto­ridades, sino el bienestar de los ciudadanos”.

“La historia de un pueblo debe estar plasmado en un libro, para vencer el olvido y que las nuevas generaciones tengan siempre presentes sus raíces, para que sepan de dónde vienen para que así podamos ser mejores y no cometer los mismos errores”.

SOBRE EL AUTOR

Jorge Pereira Galeano, periodista y guía turístico, lanza hoy su libro “Piribebuy, retrospectiva y vivencia de su gente”

Jorge Pereira Galeano nació en Asunción, fue periodista en La Nación, con más de 25 años de trayectoria en diferentes áreas. De destacada actuación en la sección Inte­rior más tarde en el tiempo le tocó enfren­tar las páginas de Policiales donde cubrió secuestros, robos, homicidios y asaltos. También tuvo a su cargo la cobertura de temas de las fiscalías para posteriormente abocarse a la intensa agenda de la sección País, especializada en temas sociales, salud, educación, entre otros.

Editó y publicó revis­tas de turismo con historias de Piribebuy y actualmente edita y publica el periódico digital El Redactor con informaciones locales, nacionales e internacionales. Es guía de turismo habilitado por la Secretaría de Turismo (Senatur) para el depar­tamento de Cordillera y suele brindar talleres sobre hotelería y turismo a alumnos de diversos cole­gios a los que instruye sobre la historia de Piribebuy y de la Guerra de la Triple Alianza, brindando contenidos que habitualmente comparte con los turistas en sus paseos guiados.

UN PEQUEÑO ANTICIPO

Aquí un pequeño anticipo del libro “Piribebuy, retrospectiva y vivencia de su gente”

SUS INICIOS

Mientras, los habitantes de Piribebuy iban incrementándose a la vida cotidiana con todas las dificultades del momento, como la pobreza, la hambruna que era tremenda, acompañada de una falta total de servicios de salud que se enseñoreaba, además las disputas entre hermanos por sus ideales políticos seguían sin pausa, dejando tendal de muertes y familias dividas, sin importar más que sus ideologías, que eran manipulados por los supuestos líderes partidarios.

Su gente era muy humilde, la mayoría vestía ropas muy sencillas, la mayoría andaba descalzo, con el infaltable sombrero, los hombres y las mujeres con sus pollerones largas y mantillas generalmente negras porque siempre estaban de luto, por la muerte de algún ser querido.

Lo único que quedó de aquella devastadora jornada del 12 de agosto, fue algunas viviendas maltrechas alrededor de la iglesia de Ñandejára Guasu, que hasta hoy día algunos de ellos siguen de pie, como testigos mudos de aquellas épocas.

ALUMBRADO PÚBLICO EN 1911

Según documentos de ese tiempo, las calles de la ciudad ya contaban con el servicio de alumbrado, con la lámpara llamada “mbopi”, que era recargada con kerosene, por una persona encargada de encender, apagar y limpiarlo, se lo llamaba “Farolero Municipal” y tenía un salario de 15 pesos mensuales. Esto funcionaba desde las primeras horas de la noche hasta aproximadamente las 21:00. Cuando había lluvia no funcionaba el servicio y la oscuridad era intensa. Estaban ubicadas en las cercanías de la iglesia de Ñandejára Guasu y en la esquina de la actual Municipalidad. En total eran cinco las lámparas.

RECONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA

La actual iglesia ya no se conserva del todo, ni su vetustez, ni su conjunto original. El edificio fue disminuido en su frente en lance en 1914, para construir el campanario en sustitución de campanilla aledaño. Se llegó a ejecutar parcialmente la obra proyectada, levantándose una enorme frente que quedó semiterminado, pero luego se abandonó la construcción por falta de recursos económicos, quedando el señalado frente separado del primitivo cuerpo del edificio. En este estado ha estado la iglesia por más de 20 años. Pero en 1943, el presbítero Virgilio Roa Cardozo se hizo cargo del curato de la iglesia y desde entonces se dedicó con empeño sostenido a la rehabilitación de la misma.

De aquel frente inconcluso, se decía también que adolecía de defecto de construcción, por lo que se tuvo que demoler en 1948, por consejo técnico y levantar en cambio otro más sencillo y de menor dimensión y dotarlo de un reloj adquirido de Alemania gracias a la contribución de la ciudadanía para señalar y visar las horas de meditación del pueblo.

TRASLADO DE ÑANDEJÁRA GUASU

A moción del presidente de la Junta Municipal se acordó gestionar donde corresponda y ante los poderes del estado del P.E., para ser trasladada en procesión especial desde el santuario de la iglesia local, el Santo Patrono del pueblo Nuestro Señor de los Milagros, Ñandejára Guasu hasta el Panteón de los Héroes de la capital ante la Mariscala de las Fuerzas Armadas de la Nación, la Santísima Virgen de la Asunción, en merito excepcional a que Ñandejára Guasu es a la vez héroe nacional pues estuvo presente donde su altar de la iglesia en la cruenta Batalla de Piribebuy del 12 de agosto de 1869, y bajo su protección celestial santificado y milagroso y cristiano los defensores de Piribebuy y de la patria sucumbieron en heroísmo martirio y honor sin mancillar ni arriar la gloriosa insignia tricolor bandera paraguaya.

A la vez se solicitó que sea honrado Ñandejára Guasu, con un gorro militar, jerarquía que en concepto del Ministerio de Defensa Nacional y Comando en Jefe podría discernirse teniendo presente que Dios y Patria es el destino mismo del Paraguay en el corriente de los pueblos libres del orbe y a cuyo impulso generoso y justo se desarrolló igualmente la última batalla de la defensa patria en la campaña de las Cordilleras que comenzó con acciones de guerra desde Piribebuy y culminando con la inmortalidad en Cerro Corá.

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