Una parada sugerente para un paseo de fin de semana por el paisaje de valles y cerros del noveno departamento. Una vieja leyenda que se remite a la época dorada del ferrocarril, el principal símbolo del pasado pujante de una nación que rinde tributo a sus héroes civilizatorios.
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
A 64 kilómetros de Asunción, frente a la estación de tren de Paraguarí, cada vez más gente se reúne a compartir buenos momentos.
“La ciudad está creciendo a pasos agigantados, se volvió muy turística, por lo que queríamos ofrecer una alternativa para los que llegan a visitarla”, cuenta Miguel Martínez, uno de los responsables de Vieja Estación Ruin Bar.
Junto con su hermano Ignacio y un amigo de la infancia se propusieron poner en valor el antiguo Hotel Abadie, un edificio histórico. Así lo cuenta ese amigo, Walter Riveros, socio en el emprendimiento: “Fueron más de tres meses de mucho trabajo de restauración con la supervisión de una arquitecta, porque el lugar prácticamente se encontraba abandonado. Tratamos de mantener todo lo original, las puertas, las ventanas, el piso y las paredes de piedra de más de 70 cm de espesor que son las mismas de hace 100 años”, apuntó.
Erigida sobre piedras de los cerros Hû y Cristo Redentor, la imponente fachada del local despierta la curiosidad.
Los Abadie eran una familia francesa que entendió la centralidad de la ciudad y su estación de tren y dispuso allí un hotel de lujo que tuvo huéspedes como los presidentes Bernardino Caballero y Eligio Ayala, así como el periodista Juan de la Cruz Ayala, popularmente conocido como Alón, por citar algunos.
Con el tiempo, el ferrocarril dejó de funcionar, el edificio fue abandonado y permaneció en ruinas hasta estos días en los que cobró nueva vida.
BUENA MESA E IGUAL MÚSICA
Miguel cuenta que el local abre desde el jueves a las 18:00, al igual que los viernes, y los sábados desde las once de la mañana ofreciendo milanesas especiales. Entre tanto, los domingos, las pastas y la parrilla se destacan en la oferta gastronómica. También la carta presenta comidas rápidas, lomitos, pizzas, hamburguesas, como también platos elaborados que llevan los nombres de personalidades de la época de gloria del Hotel Abadie.
“Tenemos shows musicales. Los Ojeda, Néstor Lo y los Caminantes y Purahéi Soul pasaron por el bar para que los clientes puedan disfrutar gastronomía y buena música los fines de semana”, comentó.
“Nuestra barra de tragos cuenta con más de 25 opciones”, mencionó Riveros explicando que la idea es marcar un punto de referencia en el creciente turismo que está recibiendo la ciudad, que “está creciendo turísticamente cada vez más. La capacidad hotelera es muy amplia, las actividades son variadas y ni qué decir los atractivos que hacen que sea el destino elegido por muchos paraguayos”, consideró.
PET FRIENDLY
Walter Riveros expuso que “más que un bar, Vieja Estación es vivir una experiencia y transportarse al pasado. Está inspirado en una estación de tren, con algunos objetos antiguos de la época. Somos un bar familiar donde pueden venir niños de todas las edades y también somos pet friendly. Contamos con un deck con una hermosa vista al cerro Hû de Paraguarí. Tenemos una capacidad de 180 personas. También contamos con salones completamente climatizados en donde uno puede realizar todo tipo de eventos”, subrayó.
“Vieja Estación es vivir una experiencia y transportarse al pasado. Está inspirado en una estación de tren, con algunos objetos antiguos de la época. Somos un bar familiar donde pueden venir niños de todas las edades y también somos pet friendly”.
HISTORIAS DE UN MAQUINISTA
El Hotel Abadie fue el primero construido en la región del sur a principios de 1900 y albergó a notorios viajeros que hacían sus paradas en la estación de Paraguarí para desde allí seguir a sus siguientes destinos. “Se dice que en el hotel hasta hoy en día se encuentra la bodega más grande del sur, donde salían las bebidas más frías”, reza un texto de presentación de Vieja Estación Ruin Bar.
“Cuenta la historia que existía un maquinista que luego de sus viajes largos en tren se hospedaba sola y exclusivamente en el Abadie de Paraguarí y relataba historias en el restaurante, la parada oficial de los encuentros, haciendo que las personas se imaginen las experiencias de los viajeros mientras disfrutaban del buen comer. Se dice que en la vieja estación hasta hoy en día el maquinista sigue recordando ante cada visitante la época dorada de los viajes en tren en el Paraguay, creando experiencias únicas para ellos. Dicen que las buenas vibras son gracias a él, el anfitrión de cada encuentro. No sabemos su nombre, no sabemos cómo era, pero lo que sí sabemos es que disfrutaba todos los momentos en ese lugar”.