Figura del “Swinging London”, la británica Mary Quant, que revolucionó la moda con la popularización de la minifalda en la década de 1960, falleció el jueves a los 93 años.
Mary Quant murió “apaciblemente” en su domicilio, en el condado de Surrey (sur de Inglaterra), indicó su familia.
Fue “una de las diseñadoras más conocidas del siglo XX y una innovadora excepcional”, destacó su familia. Si su título de creadora de la minifalda es objeto de controversia y reclamos, por ejemplo del francés André Courrèges, sin dudas la británica participó en la promoción internacional de esa prenda de vestir, así como de todo un nuevo estilo para la mujer moderna, incluyendo su corte de pelo.
“UNA VISIONARIA”
La ex jefa de reacción de la edición británica de Vogue, Alexandra Shulman, afirmó en Twitter que Quant fue “una visionaria” y la destacó su “liderazgo en moda, pero también como mujer empresaria”.
Nacida el 11 de febrero de 1930 en Londres, sus inicios en el mundo de la moda los compartió con quien sería luego su marido, Alexander Plunket Greene. Lo que primero le llamó la atención fue el estilo excéntrico del atuendo del joven estudiante que conoce en los bancos de la facultad de arte de Goldsmiths en Londres. En 1955, la pareja lanza con un amigo la primera tienda, Bazaar, en el barrio de Chelsea entonces en plena ebullición. La tienda de ropa y accesorios, junto con el restaurante abierto en el sótano, se convierte en el punto de encuentro de jóvenes y artistas. Y atrae a celebridades como Brigitte Bardot, Audrey Hepburn, los Beatles y los Rolling Stones.
Mary Quant crea faldas y vestidos cortos, líneas simples y colores vivos, que expone en escaparates voluntariamente extravagantes.
“ASQUEROSO”
“Los señores con sombrero hongo golpeaban nuestro escaparate con el paraguas y gritaban ‘inmoral’ y ‘asqueroso’ al ver nuestras minifaldas y las medias, pero los clientes se agolpaban para comprar”, escribe en su autobiografía.
King’s Road, donde abrió la tienda, se transformó en lugar de desfile para las muchachas con minifalda en un ambiente de fiesta permanente característico de este “Swinging London” que tenía en Carnaby Street otro punto neurálgico.
Aprovechando el éxito, la modista inaugura una segunda tienda londinense, colabora con la cadena estadounidense de grandes almacenes JC Penney, y lanza una línea accesible para el gran público, The Ginger Group.
Adepta de las formas geométricas, círculos, contrastes de colores e incorporación de materias como el PVC, Mary Quant promueve una moda desempolvada, lúdica y sin esnobismo.
EL LUGAR Y MOMENTO ADECUADOS
“Resulta que mis prendas se correspondían exactamente con la moda adolescente, el pop, los bares de café expreso y los clubes de jazz”, comentó en “Quant by Quant”, su primera autobiografía.
“Estaba en el lugar apropiado en el momento adecuado”, explicó en 2019 en ocasión de una exposición Jenny Lister, comisaria encargada de la moda en el Victoria and Albert Museum, que posee un centenar de piezas –ropa, maquillaje, prendas interiores, patrones– de la modista.
“Tenía un comportamiento intrépido y podía dar titulares hablando de manera provocadora de sexualidad y de su vida privada, a la par con sus prendas de vestir, consideradas bastante escandalosas en la época”, consideraba Jenny Lister.
Mary Quant apenas se mostraba en público últimamente. Tenía un hijo, Orlando, y tres nietos. En 2000 vendió a unos japoneses su firma de cosméticos, identificada por un logotipo en forma de flor.
La diseñadora, nacida en el sureste de Londres, declaró que “no tenía tiempo para esperar la liberación de la mujer”, por lo que comenzó una revolución de la moda para rescatar a las mujeres jóvenes de las décadas de 1950 y 1960 de verse obligadas a vestirse como sus madres durante otra generación. Elevó los dobladillos a alturas audaces, fue pionera en los vestidos de saco y convirtió los pantalones y las medias de mujer en básicos de vestuario, además de popularizar el corte de pelo bob iniciado por su gran amigo Vidal Sassoon.