Santiago Peña y Leticia Ocampos de Peña, junto con sus hijos Gonzalo y Constanza, abrieron las puertas de su hogar a La Nación del Finde en un momento muy emotivo del año, vísperas de la Navidad, en un diciembre colmado de acontecimientos muy especiales para la familia del candidato presidencial.

La sala está impreg­nada del aroma a flor de coco que junto a un árbol de esferas rojas y ele­mentos artesanales cobran protagonismo en la residencia Peña-Ocampos. En la chimenea, sobre la cual se destaca una imponente obra de Koki Ruiz en homenaje a la Batalla de Acosta Ñu, un pesebrito de barro ahumado llama nues­tra atención por su encanto particular. Se trata de una creación de Graciela Quin­tana (hija de Rosa Brítez, la recordada “Ceramista de América”), con intervención en estaño de Beatriz Allen.

En esta casa se valora y se destaca el arte de los talen­tos paraguayos; sus paredes lucen también trabajos de Ricardo Migliorisi, Michael Burt y Roberto Morelli, entre otros importantes referen­tes nacionales de la pintura, según pudimos apreciar mientras aguardábamos que el dueño de casa termi­nara una charla telefónica para iniciar la nota. Entre tanto, Leticia Ocampos de Peña (44), una bella mujer de rostro luminoso y amabi­lidad infinita, nos ofrece agua fresca, café y bomboncitos.

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Nos sentimos muy a gusto en este hogar; la atmósfera es apacible, reflejo de la calidez humana y sencillez de esta familia que se formó hace 25 años. A propósito, bellos arreglos de rosas, lirios y orquídeas también decoran el lugar con salutaciones por las bodas de plata de Santi y Leti, que el pasado 20 brin­daron por su aniversario. Y es que este diciembre no es uno cualquiera para la fami­lia del conocido economista y político, quien hace pocos días celebró también una gran victoria que aseguró su candidatura a la Presidencia de la República.

En un momento más calmo tras la intensa campaña, nos recibieron en su hogar con la familia al completo, luciendo todos de blanco, un color que realzó aún más esa luz espe­cial que tienen los protago­nistas de esta nota. Santiago Peña (44) inicia la charla destacando que “cada fin de año es el momento de hacer balances, evaluaciones, de ver las cosas positivas, ver la cosas que no fueron posi­tivas y, por supuesto, es el momento de compartir con la familia”.

Rojo y natural fueron los tonos que Leticia escogió para decorar el arbolito navideño; entre las piezas se destacan flores de Pascua, globos y randas de fibras naturales.

– Fue un año intenso, de cambios en la rutina fami­liar

– Sí. Este año, para nosotros en particular, tiene un valor especial porque han sido 12 meses de una campaña polí­tica muy intensa que me tuvo a mí alejado de mi familia, alejado de los chicos, de Leti. Entonces, esa consideración en esta Navidad tiene un sig­nificado aún más especial.

Y tiene un valor especial también por el hecho de que hace unos días cumplimos 25 años de casados y estuvimos rememorando lo que han sido todos estos años, la intensi­dad de la vida, el crecimiento de los hijos. Así es que hoy llegamos a estas fiestas, yo al menos, con un sentido de gra­titud enorme. Decir un gra­cias gigante a mi familia, a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos, a todos aquellos que han estado siempre cuando yo me daba la vuelta y ellos esta­ban ahí. Yo salía a recorrer el país, pero cada noche que lle­gaba a mi casa, sabía que todo estaba en orden porque Leti se encargaba de todo.

Entonces, a lo que es esa eva­luación natural que se da cada año, hacia fin de año, hoy tiene un valor todavía muchísimo más importante, y ese sentido de gratitud, de poder compar­tir estos días de Navidad y Año Nuevo para poder devolver­les al menos el tiempo que les quité durante el año.

EMOCIONES TRAS EMOCIONES

– Como familia, ¿cómo les encuentra la Navidad 2022?

– Nos encuentra unidos, que es lo más importante, y nos encuentra sanos. Agra­decemos a Dios que todos estamos gozando de buena salud. Que podemos seguir disfrutando de nuestros padres, de mis suegros. Los chicos tienen a sus abuelos. Constanza (17) ya está por emprender el último año del colegio. Gonzalo (25) terminó este año la facul­tad. Se comprometió, se va a casar el próximo año. Así es que hay muchísimos moti­vos en familia por los cuales vale la pena decir gracias y valorar y vivir cada uno de estos momentos a plenitud.

– Y agradecer también por vivir la Navidad paraguaya porque varios años estu­vieron en el exterior.

– Sí, y eran unas navidades muy duras. Gonzalo puede dar testimonio de eso porque el primer año que estuvimos afuera, él tenía cinco años. Estaba estudiando yo en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y él lo único que quería era un árbol de Navi­dad y estaba acostumbrado acá, en Asunción, a los árbo­les grandes, y cuando llegó al departamento en que vivía­mos, un departamento de un dormitorio, se encontró con un arbolito chiquitito y, obviamente, eso le impactó.

– ¿Cuántas navidades pasa­ron fuera de nuestro país?

– Estuvimos muchos años lejos del país. Un año y medio como estudiante y después ya trabajando, tres años, donde ahí sí nos tocó recibir a fami­liares y veníamos a Asun­ción. Pero ese año que vivi­mos en Nueva York, hace ya 20 años, fue la primera Navi­dad que pasamos lejos de nues­tras familias. Fueron cuatro navida­des afuera: tres en Was­hington y una en Nueva York.

– ¿Y cómo fue esa primera Navidad lejos del terruño?

– Me acuerdo que comimos en un restaurante, solos los tres, y realmente fue muy duro en ese momento. Como familia, como núcleo familiar, nos unimos muchí­simo, pero claramente tam­bién nos hizo valorar la fami­lia extendida, ese compartir con los abuelos, los tíos, los primos, que es lo que yo creo nos hace tan únicos a nosotros los paraguayos. No todas las sociedades mantie­nen eso.

En la sociedad americana, la Navidad no tiene el mismo significado que tiene para nosotros. Es como una cele­bración más, un día más. En cambio, para nosotros la Navidad es algo demasiado profundo. No solamente la oportunidad para reunir­nos y compartir, sino la con­notación religiosa que tiene, que es la celebración del naci­miento del niño Jesús. Pero creo que el elemento central de esta festividad es la fami­lia y el estar unidos en esta fecha tan importante. Que la familia paraguaya siga siendo el núcleo central de nuestra sociedad y las festividades son siempre un buen motivo para reunir a todos.

MEMORIAS DE LA INFANCIA

– ¿Qué recuerda Santi Peña de las navidades de su infancia?

– El encuentro con la fami­lia. Mamá es muy buena coci­nera, pero solamente cocina para el 25, el día de Navidad. Así es que siempre estábamos expectantes de que llegue ese día. Hoy, Leti ya ha adquirido esa cualidad, así es que tam­bién ella se encarga de coci­nar para la Nochebuena.

Son lindas memorias… la reunión, el compartir con la familia. Hoy ya no están mis abuelos, tanto mater­nos como paternos, pero las fiestas eran una oportuni­dad para juntarnos todos. Mi abuela materna vivía en el exterior, pero siempre venía para pasar la Navidad con nosotros. Así es que man­tengo vivo eso en la memoria, el poder compartir con ella y, por supuesto, el amor de los abuelos que no tiene compa­ración.

– ¿Qué tradición en parti­cular tienen en su familia?

– La tradición que nosotros hemos mantenido es que el 25 almorzamos siempre en la casa de mamá. Los 24, por lo general, compartimos con la familia política, y el 25 el tra­dicional almuerzo de Navi­dad lo hacemos en casa de mamá. Eso lo hemos mante­nido a lo largo ya de 25 años, desde que yo me casé con Leti, que fuimos los primeros en casarnos entre los herma­nos. Yo tengo dos hermanos mayores.

– ¿Qué platillos no pueden faltar en la mesa de Noche­buena de la familia Peña?

– Santi: No pueden faltar el pavo, el vitel toné… y no puede faltar, especialmente, la buena compañía de la familia.

– Leti: Aprendí mucho de mi suegra que, como dijo Santi, es una buenísima cocinera. Me enseñó a hacer el pavo y hace como tres o cuatro años que también ya hacemos el pavo acá en casa, cada 24. Y el vitel toné lo aprendí de mi abuela. Lastimosamente ya no está con nosotros, pero de ella aprendí la receta del vitel toné (se emociona hasta las lágrimas. Santiago Peña interviene y cuenta que su esposa era muy cercana a su abuela, por eso la tristeza al recordarla).

Constanza, junto al pesebre que adorna la chimenea. Se trata de una obra en barro ahumado de la ceramista Graciela Quintana, con intervenciones en estaño de Beatriz Allen. Esferas de ysypo completan la puesta navideña.

– ¿Cómo vivirán esta Nochebuena?

– Nosotros somos superfa­miliares. Hace varios años ya que la noche del 24 pasa­mos acá en casa, con toda la familia de Leti. También vie­nen mis padres algunos años.

Este año van venir a pasar con nosotros, así es que vamos a estar un montón.

FAMILIA, PAN Y ALEGRÍA

– ¿Cómo te gustaría ver la mesa de Navidad de todas las familias paraguayas?

– Me gustaría que haya pan, que no falte comida en ningún hogar. Me gustaría que en la mesa de todos los niños paraguayos especialmente haya alegría y felicidad, principalmente, esperanza de que el Paraguay puede ser un lugar mejor para todos.

A pesar de las grandes riquezas que tiene este país, tenemos enormes deudas. Y yo siempre digo que en el Paraguay tenemos un problema de abundancia. Tenemos tanto que no nos damos cuenta de toda la tierra que tenemos porque tenemos abundancia de tierra. No cuidamos el agua porque hay tanta agua en este país. Y tenemos tantos niños. Este país tiene la población más joven de Sudamérica y muchas veces no les cuidamos y no valoramos a los niños.

Yo creo que hay muchas materias pendientes, mejorar la salud, la educación, la seguridad… que hoy es un problema tremendo y está golpeando tanto a los jóvenes como a los adultos. Creo que hay enormes materias pendientes, pero estoy convencido de que todos esos problemas se pueden resolver.

La familia Peña-Ocampos al completo, en vísperas de la Navidad, en un diciembre bastante especial, cargado de emociones y alegrías para su hogar.

“MANTENGAMOS LA ESPERANZA DE UN PAÍS MEJOR PARA TODOS”

La charla va llegando a su epílogo con Santi, Leti y sus hijos, no sin antes extender sus mejores augurios para las familias paraguayas este 24 de diciembre, fecha en que las emociones están a flor de piel y las plegarias por tiempos mejores se elevan al cielo.

– Santiago: Mi mensaje es que podamos abrazar a nuestros seres queridos. Que, a pesar de las dificultades, mantengamos la esperanza de que el Paraguay es un país maravilloso, de gente noble y trabajadora, que quiere salir adelante, que quiere progresar. Decir que tenemos todo a nuestra disposición para que así sea. Depende solamente de nosotros, los paraguayos. Y cada uno va a tener que colaborar desde su ámbito para que el Paraguay sea un mejor lugar para todos.

– Leticia: Mi deseo es que todas las familias paraguayas puedan compartir la mesa en unión, con alegría. Valorar a quienes están a nuestro alrededor y honrar y recordar con cariño a quienes ya no están. Dar gracias por la bendición de estar todos juntos.

– Gonzalo: Como decía mi papá, para nosotros lo más importante es la familia. Sobre todo yo, lo que más sentía que siempre me faltaba cuando pasábamos las fiestas afuera era la familia. Crecí con eso y siempre compartí con todos. Pero no solo las reuniones de Navidad porque siempre estamos todos juntos los domingos, por ejemplo. Nuestros domingos de almuerzo son interminables, muchas veces las reuniones se prolongan hasta la cena y es algo muy lindo. Es importante valorar a los nuestros y disfrutarlos no solo en Navidad, sino en todos los momentos.

Flores para Santi y Leti por su boda de plata, que celebraron el pasado 20.

Hoy llegamos a estas fiestas, yo al menos, con un sentido de gratitud enorme. Decir un gracias gigante a mi familia, a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos, a todos aquellos que han estado siempre cuando yo me daba la vuelta y ellos estaban ahí”.

Las navidades que pasamos en el exterior nos unieron más como núcleo familiar, pero claramente también nos hicieron valorar la familia extendida, ese compartir con los abuelos, los tíos, los primos, que es lo que yo creo nos hace tan únicos a nosotros los paraguayos”.

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