Fin de año es una etapa complicada para muchas personas y transitarlo con calma puede ser un gran desafío. En conversación con VOS, Annie Iaracitano explicó cómo, a través del Sistema Isha, se puede identificar el origen de las emociones y sanarlas.
- Por Natalia Delgado
El último trimestre del año es un desafío en muchos aspectos. Desde el hacer, se activa la maratón de actividades y responsabilidades a cumplir. Desde el pensar, el autobalance: lo que se logró, lo que faltó, las fallas, las pérdidas y lo que se quiere lograr a pocas semanas de que termine el año. A esto hay que sumarle el cansancio, la irritabilidad, la nostalgia, la autoexigencia y todo lo que las fiestas nos recuerdan. En medio de este sube y baja de emociones, pueden surgir peleas, distanciamientos, discusiones, frustración, ¿cómo evitar eso? Amor del bueno, amor propio.
SISTEMA ISHA JUDD
“El Sistema Isha es una serie de herramientas, un método que compone distintas formas que están integradas para poder desarrollar un estado interno de bienestar”, menciona Annie Iaracitano, maestra del Sistema Isha y asistente personal de Isha Judd.
Pero no solo brinda un bienestar emocional. La especialista explica que la mejora se siente también desde lo físico, porque te produce relajación, elimina toxinas del sistema nervioso, te permite dormir mejor y, por sobre todo, te brinda paz en lugar de tener reacciones nerviosas o violentas, de esta manera se evitan discusiones, malos entendidos y peleas.
“A nivel emocional te da claridad, serenidad, y esto deriva en una claridad mental porque podés ir enfocándote en todo aquello que sí te va a hacer sentir bien. ¿Qué sucede? Si sos una persona que carga con culpas constantemente, se autolimita y duda, esto se va de a poco limpiando, liberando. Porque todos son hábitos auto-limitantes”, sostiene.
AMARSE
La transformación interna y el descubrir lo que realmente se siente, lo que se anhela de verdad, hacia donde está la felicidad, permite que uno deje de proyectar sobre otros para que satisfagan esas necesidades que, tal vez, no sean satisfechas hasta que se limpien algunas cosas internas y hasta que uno aprenda a amarse, explaya Annie y agrega: “es un sistema sumamente sencillo que te enseña a amarte”.
“Lo importante es poder madurar como seres humanos, como adultos, hacer un aprendizaje, por lo tanto, acudir a decisiones saludables que son armónicas, y aprender a amarse. No nos enseñaron a amarnos, de hecho, nacemos con todo ese amor y en algún momento lo ponemos afuera, pero no nos ayudan a construir una autoestima, un aprecio a uno mismo, una gratitud profunda, y que ese amor brille y esté en unidad con todo”.
LOS VÍNCULOS
La transformación personal permite ayudar al entorno, educar a los niños y, en consecuencia, lograr la armonía como sociedad. “Si dedicamos nuestra vida en sanar eso interno, pero también a cultivar, el acercarnos a aquellas personas con quienes tenemos una separación producida por el resentimiento, podemos llevar eso con los demás, con la familia, los amigos, podemos educar a hijos, nietos, sin que sea una forma de relación el resentimiento, sino que haya una transparencia y claridad de sentimientos, pero para esto tenemos que saber que sentimos”, asegura.
Cuando sanamos esas partes, el amor puro, vibrante, con agradecimiento y apreciación profunda al otro ser puede latir, danzar en el corazón de alguna manera, cada día, especialmente en las fiestas que uno siente la ausencia de los que ya no están.
SER TRANSPARENTE
“A veces cometemos errores que no nos perdonamos. Lo mejor es comunicarse, ser transparente con lo que uno siente, y el otro agradece esa transparencia, esa verdad, esa expresión de amor. Entonces, así se arma un terreno muy fértil en la relación con los que uno ama, con la familia. Si los seres humanos aprendemos esto, inevitablemente se extiende a la sociedad y al mundo, y poder vivir en un mundo en paz”, expresa, finalmente, Iaracitano.
El Sistema Isha brinda una serie de herramientas para poder desarrollar un estado interno de bienestar y contrarrestar el cansancio, la irritabilidad, la nostalgia, la autoexigencia y todo lo que las fiestas nos recuerdan.