Para entender más sobre el streamline podemos acudir a una frase conocida: “menos es más”. Su creadora, la estadounidense Francine Jay, fue apodada en las redes como “Miss minimalist”. A través de su sitio, Francine busca reeducar a la gente, inculcando e inspirando para evitar la acumulación. La idea de este método es encontrar el orden definitivo de las cosas y dejar aquellos objetos que realmente se atesoran, tienen utilidad y valor.
¿Cómo se logra?
–Adiós a la acumulación: Esta es la regla esencial, en primer lugar hay que limpiar y clasificar todos los objetos en tres categorías: “desechos”, “tesoros” y “traspaso”. Por lógica, los tesoros se conservan, los desechos van a la basura y, por último, los traspasos se donan. Jay sugiere que para que exista una renovación, o la adquisición de nuevos mobiliarios u objetos, es fundamental soltar y dar espacio para que llegue lo nuevo.
–Orden: Otro mandato del streamline es que cada cosa debe tener su lugar. Cuando empieces el proceso de renovación y reorganización es importante planificar dónde estará cada mueble, objeto decorativo, macetas, básicamente lo que tenga utilidad y adorne el interior de tu hogar.
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Para simplificar la guía es importante ubicar las cosas de acuerdo a su utilidad, todo aquello que tenga uso cotidiano debe estar al alcance; mientras que aquello que no sea indispensable en la rutina, debe quedar más apartado.
–Limpieza: El hábito del aseo y orden debe ser constante. Para evitar el desorden, el polvo y la suciedad, hay que dedicarle unos pocos minutos a diario. Por ejemplo, mientras preparás tu almuerzo podés ordenar la mesada de tu cocina; antes de entrar a bañarte, podés limpiar el baño o cada mañana extendé tu cama y pasá la escoba por la habitación.
–Evita objetos que promuevan la acumulación: Puede ser un viejo estante, una repisa, incluso el simple gesto de meter una silla en la habitación hace que, en vez de organizar la ropa en el placard, dejemos las prendas desorganizadas. Procurá que no haya acumulación sobre los mobiliarios.
El streamline no promueve el minimalismo puro, sí ayuda a categorizar y dar el valor real a cada objeto, siempre acorde a su utilidad. La intención es que no haya contaminación visual y que la persona que lo practique se sienta a gusto en su hogar.