Esta noche, a partir de las 20:00, en la Manzana de la Rivera (Ayolas casi Benjamín Constant) se presentará el unipersonal teatral “Serafina, ¿dónde estás?”, producido e interpretado por Gustavo llutovich, bajo la dirección de Agustín Núñez. El acceso será libre y gratuito.
La obra se trata de una ficción basada en la historia de esta gran mujer, escrita por el mismo Ilutovich. La puesta narra los momentos fundamentales de la vida de Serafina, mostrando los pasajes más importantes, encarnándola a ella y a los personajes con los que le toca interactuar. Se genera así un relato donde el actor se convierte en una variedad de personajes que terminan siendo un marco para el descarnado y heroico final de Serafina Dávalos, en un intento desesperado por rescatarla de la oscuridad.
“Serafina, ¿dónde estás?” es un emocionado grito por la justicia contra el impío fin de una mujer héroe civil y la reivindicación de los derechos de todas las mujeres.
Serafina Dávalos fue una adelantada a su época. La primera mujer abogada de Paraguay y primera doctora en Derecho de Sudamérica. Abogada y feminista, fue la primera mujer en ocupar un puesto en la Corte Suprema de Justicia de su país.
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¿Serafina Dávalos fue ministra del Superior Tribunal de Justicia?
En esta entrega de Mito o Realidad, el abogado y licenciado en Historia Rubén Antonio Pasmor Flores analiza las versiones en torno a que Serafina Dávalos, la primera mujer abogada egresada de la Universidad Nacional de Asunción, llegó al cargo de ministra del Superior Tribunal de Justicia en una época en la que las mujeres no ocupaban puestos públicos ni ejercían el derecho al voto.
Serafina Dávalos llegó al título de doctora en Derecho en 1907 con su tesis “Humanismo”, en la que propugnaba la igualdad entre el hombre y la mujer. Representante genuina del feminismo, en este trabajo dejó constancia de todo su pensamiento social y político en un tiempo en el que las mujeres no gozaban de muchos derechos ciudadanos.
En este contexto, distintos historiadores han sostenido que la Dra. Serafina Dávalos ocupó el cargo de ministra del Superior Tribunal de Justicia.
En una investigación sobre la no participación de la mujer como integrante de un tribunal por jurado, me resultó por demás llamativo el hecho que de un jurado no sea integrado por una mujer, pero que una haya llegado a formar parte del máximo tribunal y más aún en una época en la que la mujer no gozaba de derechos cívicos.
La versión de que Dávalos haya ocupado tan alto cargo dentro de Poder Judicial fue corriendo de boca en boca, siendo incluso sostenido por varios y connotados historiadores, pero sin citar expresamente la fuente de esta afirmación.
VERSIÓN DE HISTORIADORES
Así, procedo a citar a varios autores que sostienen que ha formado parte del máximo tribunal:
“Tres años más tarde, obtenía su título la primera abogada del Paraguay, la doctora Serafina Dávalos, quien fue electa miembro del Tribunal Superior de Justicia, sin poder aún ejercer su derecho al sufragio” (Moreira, 2019, pág. 69).
“En 1908 ocupaba el cargo de miembro del Superior Tribunal de Justicia, el organismo de más alto rango en el Poder Judicial. Fue la primera mujer en conquistar dicho empleo” (Guarani, s.f.).
“Serafina Dávalos, la primera mujer que se graduó en la Universidad de Asunción, publicó su tesis doctoral en Derecho, titulada ‘Humanismo’. Serafina Dávalos ocupó un puesto en lo que sería hoy la Corte Suprema de Justicia, entre 1908 y 1900″ (Telesca, 2010, págs. 1.397-1.398).
“En 1908 se convierte en la primera mujer integrante del Superior Tribunal de Justicia” (Colman, 2017).
“En 1908 se convierte en integrante de la máxima instancia judicial de nuestro país: el Superior Tribunal de Justicia (Barreto, 2011, pág. 197).
Ninguno de estos autores señala con precisión el documento por el cual fue designada con el cargo de ministra del Superior Tribunal. Es decir, no contamos con una fuente que respalde esta aseveración.
FALTA DE REGISTROS
En publicaciones de la Corte Suprema de Justicia no se encuentra registrada como integrante y tampoco se ha podido acceder a ninguna acordada de la máxima instancia judicial que tenga su nombre y/o lleve su firma.
En el periodo que abarca desde el año 1870 a 1953, no se encuentra el nombre de la Dra. Serafina Dávalos como integrante del Supremo Tribunal, como bien señala el Dr. Arquímedes Laconich en su obra “Ochenta años de vida tribunalicia” (1951).
Además, en la obra “Corte Suprema de Justicia. El Poder Judicial en Paraguay. Sus orígenes y organización 1870 – 1900 Tomo I” (p. 675-691), que corresponde a la División de Investigación, Legislación y Publicaciones de la Corte Suprema de Justicia, en la galería de fotos del periodo 1870-2011 no se encuentra la imagen de la Dra. Dávalos como integrante del máximo tribunal.
En el primer piso del Poder Judicial, existe sí una sala que lleva el nombre de Serafina Dávalos y en su interior puede apreciarse las imágenes de quienes integraron el Supremo Tribunal en el Paraguay, pero ella no aparece en el tiempo que se le atribuye haber sido integrante de la Corte.
CAMPAÑA
Varios colegas de Serafina Dávalos, también doctores en derecho, impulsaron una campaña para que ella ocupe un lugar como integrante del Superior Tribunal de Justicia. La misma Serafina cuenta al respecto durante el discurso que pronunció en mayo de 1910 en Buenos Aires en el acto de clausura del Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina, organizado por la Asociación de Universitarias Argentinas:
“Poco tiempo después de mi graduación propiciaron varios doctores en Derecho la idea de que se me diera un elevado puesto en el Poder Judicial, sobresaliendo entre ellos el doctor Cecilio Báez, gran autoridad intelectual paraguaya y de algún renombre fuera de las fronteras nacionales, quien expresaba su agrado de verme desempeñando el puesto de miembro del Tribunal Superior de Justicia, funciones que requieren como requisito, además de la idoneidad, la ciudadanía. Por otra parte, ejerzo libremente mi profesión de abogada, que es una función auxiliar de la magistratura judiciaria, como establecen los Códigos y consagran las doctrinas” (Mary Monte de López Moreira, Line Bareiro, Clyde Soto, 2011, pág. 67).
El error en el cual han incurrido varios historiadores es probable que tenga su origen en el discurso de la propia Dra. Serafina Dávalos, quien en el cierre del mencionado evento señaló que estaba siendo tenida en cuenta para ocupar el cargo de ministra de la Corte, pero lo cierto es que esto no llegó a concretarse, ya sea por cuestiones sociales o políticas, pues en aquella época los ministros de la Corte eran nombrados directamente por el presidente de la República.
Así, la primera mujer que llegó a ocupar el cargo de ministra de la Corte Suprema de Justicia fue la Dra. Alicia Pucheta en 2004.
Por último, es preciso aclarar que cuando sostenemos que Serafina Dávalos no llegó a ocupar el máximo cargo al que puede aspirar un jurista no lo hacemos con intención de restar méritos a su enorme aporte. Por el contrario, intentar ubicarla en un lugar al que no existen pruebas de que haya llegado sí sería faltarle respeto a su memoria.
BIBLIOGRAFÍA
Barreto, A. (2011). Mujeres que hicieron historia en el Paraguay. Asunción: Servilibro.
Colman, A. (28 de agosto de 2017). Últimas noticias periodísticas sobre Serafina Dávalos. Obtenido de https://andrescolman.blogspot.com/2017/08/ultimas-noticias-sobre-serafina-davalos.html
Guarani, P. (s.f.). Serafina Dávalos. Obtenido de http://portalguarani.com/1670_serafina_davalos.html#
Mary Monte de López Moreira, Line Bareiro, Clyde Soto. (2011). Al fin ciudadanas 1961 - 2011 50 años de derechos políticos de las mujeres en Paraguay. Asunción: Centro de Documentación y Estudios CDE.
Moreira, M. M. (2019). Reseña Histórica de la Discriminación Civil y Política de Mujeres en el Paraguay. Estudios Paraguayos - Vol. XXXVII, Nº 1, 84.
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Serafina Dávalos, una paraguaya de ley
Sara Valenzuela (sara.valenzuela@nacionmedia.com)
A lo largo de la historia paraguaya, una constante casi poética es la participación de las mujeres en momentos claves, logrando marcar así con su valentía, entusiasmo y ahínco páginas ineludibles de un largo y rico legado de nacionalismo y esperanza para todos los ciudadanos y en especial para las mujeres de las siguientes generaciones.
El propio Papa Francisco ha bautizado a la mujer paraguaya como la más gloriosa de América, destacando la capacidad de verse fuerte y levantarse ante cualquier tipo de adversidad, logrando incluso reconstruir un país en ruinas.
Uno de los ejemplos más representativos de superación, perseverancia y lucha femenina es el de Serafina Dávalos, quien nacía un 9 de setiembre como hoy, pero de 1877 en la ciudad de Ajos, hoy Coronel Oviedo, departamento de Caaguazú, para convertirse en la primera mujer paraguaya graduada de abogada y pasar a la historia como una consagrada feminista.
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Derechos de la mujer
En 1907, Serafina se graduó como doctora en Derecho con la presentación de su tesis “Humanismo”, un trabajo en el que compiló sus ideas respecto a diferentes ámbitos, como por ejemplo el político, social, judicial y cultural del Paraguay, discutiendo la importancia y relevancia de la mujer en su desarrollo, abriendo así un debate sobre este tema ampliamente analizado y discutido.
Conforme pasaban los años, Serafina se convertía en referente por la lucha de los derechos de la mujer, que incluía el derecho al voto y a la educación. Además, siempre abogaba por la paz. Esto le permitió ser recomendada y nombrada como miembro del Superior Tribunal de Justicia. Se suma haber fundado la primera Escuela Normal para la Formación de Maestras y la Escuela Mercantil de Niñas.
En conversación con La Nación /Nación Media, el profesor de historia y magister en la materia, Eduardo Ortíz Mereles, señaló que la vida de Serafina Dávalos es completamente relevante dentro de la historia paraguaya, porque se dedicó a defender el hecho de ser mujer, su rol como tal y no solo como madre, defender sus propios intereses y gustos a pesar de las críticas de la sociedad de principios del siglo XX.
“En su tesis Humanismo podemos darnos cuenta sobre su concepto de las mujeres y que a posteriori fue la génesis de su propio pensamiento, siempre en defensa al valor de la mujer como tal, no como mujer en sí, sino como persona, como ser humano, esto va más allá del género”, comentó el profesor Ortíz Mereles.
Luchadora
Serafina Dávalos fue invitada al Primer Congreso Femenino Internacional realizado en Buenos Aires, Argentina, en 1910, en donde presidió la Comisión de Derecho y fue una de las oradoras principales. Esta reunión dio pie a la creación de la Federación Panamericana de Mujeres, que integró como miembro de la comisión directiva.
Así también fue la fundadora y una de las colaboradoras principales en las primeras agrupaciones sufragistas y feministas de nuestro país hasta las últimas en la década del cincuenta. Se destacó como la miembro honoraria de la Liga Pro Derechos de la Mujer en 1951, organización que impulsó y logró la promulgación de la ley que permitía el voto femenino en nuestro país.
“Ya que en historia no podemos hablar de supuestos, sino de hechos que puedan demostrarse con diversas fuentes, Serafina vivió conforme a sus pensamientos. Sin ninguna duda, podemos considerarla una adelantada a su tiempo en cuanto al modo de pensar y principalmente, en cuanto al modo de reivindicar a la mujer como persona y como ser humano”, indicó Ortíz Mereles.
Legado
Al ser consultado sobre el legado de Serafina, subrayó que su vida misma y su lucha podrían considerarse su principal legado, ya que gracias a muchos de sus esfuerzos se dieron grandes avances en materia de igualdad con el paso de los años y se marcaron grandes precedentes históricos.
“Ella fue pionera en luchar por los derechos femeninos, que fueron conseguidos después de su muerte; inspirando a ‘muchas Serafinas innominadas’ cuyas historias faltan por escribir en el libro de la ‘Gloriosa e inmortal mujer paraguaya’”, finalizó Ortíz Mereles.
Serafina Dávalos falleció el 27 de febrero de 1957, pero hasta la fecha no se ha logrado identificar su tumba. Se cree que estaría ubicada en el cementerio de La Recoleta, en Asunción. Cabe destacar además que debido a sus actividades y creencias le fueron negados los ritos y el funeral cristiano.
Datos clave
- Serafina Dávalos nació el 9 de septiembre de 1877 en la ciudad de Ajos, hoy Coronel Oviedo, departamento de Caaguazú.
- En 1907 se graduó como Doctora en Derecho con la presentación de su tesis “Humanismo”, que compiló sus ideas respecto a diferentes ámbitos, como por ejemplo el político, social, judicial y cultural del Paraguay, discutiendo la importancia y relevancia de la mujer en su desarrollo
- Fue la primera abogada paraguaya y una férrea luchadora por los derechos de las mujeres. Formó parte de la Liga Pro Derechos de la Mujer en 1951, organización que impulsó y logró la promulgación de la ley que permitía el voto femenino en nuestro país.
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Antonella Zaldívar vuelve con “Mujer de 30 desesperada, busca”
La actriz Antonella Zaldívar reaparece en la escena teatral con la comedia “Mujer de 30 desesperada, busca”, luego de su trabajo en la serie web y la película de “Desesperadamente Sara”. La obra unipersonal se estrena el viernes 6 de setiembre, a las 21:00, en el Arlequín Teatro, ubicado en Antequera 1061 entre Teniente Fariña y República de Colombia, en Asunción.
En el papel de Mara, un personaje verborrágico, neurótico y obsesivo, sumamente cómico, intentará en 50 minutos resumir qué la llevó a sentarse en ese sillón y la gran incógnita es si lo logrará. Esta coproducción de la Taza de Café y Elecè Producciones, bajo la dirección de la actriz y dramaturga Alicia Guerra, las funciones serán los viernes a las 21:00, y los sábados y domingos a las 20:00, con entradas en boletería a G. 75.000.
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¿Qué busca una mujer de 30? No sabe, pero tiene clara una cosa: lo busca desesperada, refiere la sinopsis de la producción. Desde su interpretación, Antonella nos lleva a explorar el mundo femenino con su característica mirada ácida. En este caso la protagonista, Mara (Antonella) es una mujer que está separada, tiene un buen trabajo, pero se encuentra atravesando la década de los 30 y decide empezar terapia sumergiendo a los espectadores en su primera sesión.
En coincidencia con el Día Internacional de la Mujer (8M), Antonella Zaldívar estrenó el pasado 8 de marzo su película “Desesperadamente Sara: Desintoxicación amorosa, la película” en la Alianza Francesa de Asunción, escrita y dirigida por Marcos Díaz, en que comparte escenas con Clotilde Cabral, Alicia Guerra y Paz Berni, con la participación especial de Margarita Irún, Bibi Landó y Alejandro Royg. El film deriva de la serie web “Desesperadamente Sara”, que en 2018 tuvo dos temporadas con 10 capítulos y 2 especiales.
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Ficha técnica
Actriz: Antonella Zaldívar.
Dirección: Alicia Guerra.
Autora: Mariel Rosciano.
Visualización: Diego Mongelos.
Producción ejecutiva: Leticia Cosp.
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Los cinco perfiles de mujeres insustituibles para pensar el Paraguay
“La mujer paraguaya es la más gloriosa de América”, homenajeó el papa Francisco y es imposible no traerlo a colación en esta nota de Ellos Saben. La Nación conversó con Ana Barreto Valinotti sobre quiénes son las mujeres más destacadas de nuestra historia.
“Me resulta muy difícil pensar en una lista de 5, ya que lo primero que viene a mi cabeza es: ¿representativas para la historia oficial? ¿Paraguay como colonial o un Paraguay más contemporáneo? ¿representativas del Paraguay en el imaginario europeo? ¿o, representativas para una historia más incluyente?”, argumenta la autora del libro “Mujeres que hicieron historia en el Paraguay”.
La nómina de Ana, quien ha dedicado gran parte de su investigación al rol de las mujeres en la historia, incluye a Las Residentas, Rosa Peña, Serafina Dávalos, Josefina Plá y Mercedes Sandoval. “A riesgo de quedarme extremadamente corta, estos son los cinco perfiles de mujeres insustituibles para pensar el Paraguay”, subraya.
Las Residentas
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Las Residentas es casi un concepto dentro de la historia paraguaya que hace alusión -en general- a un momento específico: la Guerra contra la Triple Alianza o Guerra del Paraguay 1864 -1870. Ciertamente habla de una parte de la población -todas las mujeres-, pero sin señalar edades ni mucho menos clases sociales.
“Son tan representativas para mí, justamente por ello, y fundamentalmente porque sostuvieron en términos tan amplios un país completamente movilizado para la guerra, indudablemente los alimentos quizás hayan sido los más vitales, pero no fueron los únicos ya que además debían tejer, transportar, comercializar y mantener el resto de la familia unida, pese incluso a múltiples ausencias, constantes evacuaciones y por supuesto la muerte”, remarca.
A veces la palabra Residenta se usa en términos de mujeres que acompañaron al ejército, pero también el término hace alusión a las mujeres que no lo hicieron y en cambio quedaron en sus pueblos o fueron trasladadas a otros para cumplir tareas relativas a la chacra; incluso las Destinadas -mujeres que fueron sentenciadas al destierro por causas políticas- fueron Residentas. “Le agregaría además que, aun cuando pasaron varios años de la contienda, Residenta era una categoría muy presente de mujer; de sobreviviente, de trabajadora, de proveedora, en fin, de jefa de familia”, subraya.
Incluso, la palabra Residenta se dibuja como campesina, como la principal proveedora de nuestros mercados. “Quizás porque mi memoria es muy fotográfica, cuando camino por los pasillos del mercado de Abasto o del Mercado 4, los puestos femeninos de verduras, frutas, quesos y huevos aún se me hacen como los de las primeras fotos del mercado post guerra o de las postales de inicio del siglo XX. Y en ese momento, me resulta imposible no imaginarlas como Residentas”, asegura.
Rosa Peña
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Rosa nació en el Paraguay de Carlos Antonio López. Por circunstancias de la vida, la muerte de su madre y la expulsión política de su padre -Manuel Pedro de la Peña- la obligaron a vivir en Buenos Aires. Para la época, Rosa tuvo una formación privilegiada, llegándose a destacar como maestra y ser recomendada para el cargo de directora.
Sin embargo, por su matrimonio con un político paraguayo, esas cualidades excepcionales de una mujer bien formada junto con una profunda convicción de amor al país que la vio nacer encontraron en un escenario desesperante de ruina, un campo donde además de pensar y diseñar políticas públicas en papel, llevarlas a la acción.
La posición política de su esposo Juan Gualberto González le posibilitó (porque para una mujer del siglo XIX era prácticamente imposible hacer algo así) participar de cerca en los esfuerzos de la reestructuración del sistema educativo tras la guerra; comprometerse con asilos y orfanatos y tomar parte de acciones de visibilidad política para las mujeres, como fue la campaña para el primer monumento de los próceres de la independencia en 1894.
“Por supuesto que el magisterio en el Paraguay tiene nombres tan relevantes como el de las hermanas Adela y Celsa Speratti, Concepción Silva de Airaldi, María Felicidad González, Clotilde Bordón, entre tantas; pero considero que el de Rosa es capital, sobre todo pensando en el Paraguay intentando volver de las ruinas”, precisa Ana.
Serafina Dávalos
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“Serafina creo que encierra en su nombre y en su vida el puente más acabado entre el pasado y el presente en el Paraguay para las mujeres; diría que casi como un espejo”, arranca Ana.
Ella nació en la hoy Coronel Oviedo, siete años luego de terminada la guerra. Se formó académicamente -como toda señorita del siglo XIX- como maestra en Asunción. Ello, sin embargo, no fue suficiente ya que posteriormente ingresó a la Universidad Nacional para seguir la carrera de Derecho, siendo una de las primeras mujeres en hacerlo y la primera en doctorarse en una carrera universitaria.
Cuando estudiaba, las preocupaciones de su condición de mujer no sólo la llevaron a la reflexión y crítica de las oportunidades y rol de género de las mujeres en el Paraguay -plasmadas en su tesis “Humanismo”-, sino en poner en ejecución acciones que permitieron elevar la presencia de las mujeres en espacios antes sólo ocupados por varones, como lo fue la creación de la Escuela Mercantil de Niñas.
De este lugar egresaron las primeras peritas mercantiles y posteriormente asociaciones feministas que buscaron que las paraguayas adquieran la condición civil y política que tienen hoy. “Es imposible entender los cincuenta años que demandaron la obtención al derecho al voto en el Paraguay sin su presencia, su voz y su accionar. Creo que es una de las pocas mujeres en la historia a la que nombramos sólo con su nombre y ya sabemos de quien se trata”, añade la historiadora.
Josefina Plá
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Aunque española de nacimiento (Islas Canarias 1903), su nombre, quehacer y herencia intelectual gigante la liga para siempre a Paraguay. Josefina llegó al país acompañando a su esposo, Andrés Campos Cervera -Julián de la Herrería- y aunque fue y volvió (Guerra Civil Española incluso) su vida no se alejó del Paraguay, eligiendo al país como suyo hasta su muerte.
Josefina es probablemente el otro nombre que hasta podemos mencionar sin apellido para saber que engloba cerámica artística, grabado, análisis y crítica, investigaciones históricas, poemas, novelas y cuentos. Quizás por extranjera, Plá tuvo infinitamente más libertad para escribir en el Paraguay que cualquier otra mujer y ello la llevó no sólo a encargarse de la redacción de un periódico sino a publicar desde ficción hasta largas investigaciones en el Archivo Nacional.
Mercedes Sandoval
Mercedes Sandoval quizás sea la más cercana a ser continuadora/heredera de Serafina Dávalos en la segunda mitad del siglo XX en el Paraguay. Mercedes nació en 1919 y siguió los pasos de Serafina haciendo una carrera dedicada a las Leyes. En los años cincuenta fundó junto a otras paraguayas la Liga Paraguaya Pro-Derechos de la Mujer y posteriormente la Asociación de Graduadas Universitarias.
“Fue partícipe y testigo de la obtención de las mujeres, primero de los derechos civiles y después de los derechos políticos”, acentúa. Aunque su vida estuvo estrechamente ligada a la promoción de las mujeres profesionales y al ejercicio del derecho de familia y menores, fue justamente esto sumados a su posición feminista, ser la principal jurista -redactora y proponente- del Anteproyecto de Ley de Reforma Parcial del Código Civil, el cual se concretó en 1992 con la Ley 1/92.
“Esta ley ha sido fundamental para obtención de la igualdad civil de las mujeres, sobre todo de las mujeres casadas. Además de ello, su presencia -como no podía ser de otra manera- fue fundamental para la Constituyente de 1992″, concluye.