La Ciudad Creativa vuelve a estar en el foco de la atención, pero esta vez no por sus frutillas, sino por otra de sus actividades más importantes del año: La Expo Pesebre 2022. La muestra va por su tercer fin de semana con un colorido despliegue a lo largo de la doble avenida. Y aunque el panorama económico del país no está en su mejor momento, los artesanos y expositores de esta tradicional feria findeañera esperan tener buena venta e invitan a ser visitados.
- Por Gloria Ocampos Prieto
- gloria.ocampos@nacionmedia.com
- Fotos Christian Meza
Son un poco más de las nueve de la mañana y el día está hermoso. La naturaleza nos regala sol radiante y un vientito muy placentero, aire fresco revitalizante que nos llega desde el lago Ypacaraí. El celular marca 22 grados y la sensación de estar en Areguá es única. ¡Qué gusto da siempre visitar la Ciudad Creativa! Y ni qué decir en estos días en que sus calles visten los colores de la Navidad.
La mayor muestra de pesebres del país va por su tercer fin de semana y se despliega a lo largo del paseo central de la doble avenida Mariscal Estigarribia, la que baja desde la imponente iglesia Virgen de la Candelaria y conduce a la playa municipal. Más de un centenar de expositores han montado sus puestos, adornándolos coloridamente para atraer la atención de los visitantes y turistas. Los clientes llegan de todas partes, especialmente del departamento Central.
En los stands se destaca el verde, el color de la esperanza, esa esperanza de buena venta que mueve a los artesanos y emprendedores de esta muestra que hasta el 23 de diciembre ofrecerán una gran variedad de Portales de Belén. También se pueden encontrar otros elementos afines para ambientar la casa u otros espacios en estas fiestas decembrinas, donde el pesebre, junto con el arbolito, son tradicionalmente el centro de la decoración.
EXPECTATIVAS
Con cámara en manos, el equipo de La Nación del Finde se adentró en este mar de figuras de arcilla de todos los tamaños y variedades buscando las piezas más pedidas y las más novedosas, preguntando precios y sondeando las expectativas de los feriantes que esperan volver a tener ese intenso movimiento de los años prepandémicos. La crisis sanitaria los afectó por dos años y esperan recuperarse esta vez. Han invertido mucho dinero y esfuerzo, como menciona la artesana Nora Delvalle, proveniente de una familia muy conocida en la comunidad por su producción de santería. En su puesto hay, además de pesebres de varios tamaños, unos encantadores colibríes de cerámica, elaborados por las hermanas Gladys y Concepción Cáceres, y que oferta a 2.500 guaraníes cada uno. Son adornos colgantes de vivos colores para decorar el arbolito, el nacimiento o tenerlos simplemente como detalles ornamentales atemporales.
De la expo también toman parte artesanos de varias otras localidades como Itá, Tobatí, Luque, y ofrecen sus mejores productos, todo tipo de objetos de cerámica, trabajos en ysypo (arbolitos, figuras de animales, cestos, globos colgantes) hasta joyas de plata. Una recomendación: aprovechar los días de entre semana para hacer las compras de manera más relajada.
EXPOSITORES PERMANENTES
A la temporada de pesebres también se suman los expositores permanentes de Areguá, aquellos que tienen puestos fijos sobre la transitada ruta Virgen de la Candelaria y calles perpendiculares. En una esquina estratégica está Arte Vida donde nos llama la atención un letrero que reza “reparación de pesebres”. La artesana Vidalia Rolón, propietaria del local, explica que realizan composturas de piezas de los nacimientos que han sufrido alguna rotura.
Nos enseña la figura de un Niñito Jesús de más de 50 años, cuya mano quebrada será reparada. Es de yeso, pero también arreglan pesebres de cerámica y resina. “Los que vienen a nosotros son personas que tienen pesebres con mucha tradición e historia, que tienen un significado especial para ellos, por eso prefieren mandar a arreglar y no comprar uno nuevo”, señala.
En el lugar, una Sagrada Familia de importante tamaño decorada con nuestro bordado más emblemático es foco de admiración de dos clientas que llegan desde Asunción. “Fue una idea mía ponerle nuestro ñanduti a la Sagrada Familia, pero también podemos preparar todo un juego de pesebre si nos piden. Este en particular cuesta 2.200.000 guaraníes, pero ya va de regalo la casa con techo de paja”, destaca doña Vidalia, mientras nos enseña también el tierno pesebre de estilo naif que realizó su hija Lina Mística Torres, una profesional veterinaria que en sus ratos libres hace arte con la cerámica.
Siguiendo el trayecto por esta calle también nos encontramos con don Marciano Cabrera, quien desde hace 22 años colabora con su hermana, la ceramista y pintora Cirila Cabrera, en el emprendimiento familiar. Él tiene la esperanza de que el movimiento sea mucho mayor que el año pasado. “Ojalá que nos visiten y tengamos buena venta porque nos preparamos con mucho entusiasmo. A partir de la fiesta de Caacupé, entre el 7 y el 8 de diciembre, lo que tradicionalmente hay más visitantes”, resalta.
A unos metros, su nuera Ingrid Eberhardt pinta las figuras de un pesebre de 1 metro de altura con la técnica del betunado. “Este año nos animamos con mi marido a vender también nuestros propios pesebres. Compramos 50 juegos de varios tamaños y nos encargamos de darle color. Invertimos mucho porque este año creemos que las cosas van a mejorar”, dice con una sonrisa amable y en sus enormes ojos verdes brilla la luz de la esperanza.
ESTILOS Y COSTOS
Durante el paseo observamos que los precios de los juegos (todos de 17 piezas) van desde los 40.000 guaraníes hasta los 5.000.000, inclusive, que son figuras de un metro de altura, en su mayoría pintadas con la técnica del betunado, que es el estilo más buscado en los últimos años, según nos dicen, con vivos colores donde se destacan el dorado, rojo y naranja.
También hay piezas más naturales de suaves tonalidades pasteles y algunos pesebres más modernos, en colores anacarados, en verde agua, violeta y coral. Igualmente, están los clásicos, los de pintura acrílica, aquellos pesebres que tenían nuestras abuelas y que nos fueron heredando. Para los que prefieren tonos oscuros, los hay en negro o marrón tabaco intenso. Todos, en diferentes tamaños y costos.
Avanzando entre los stands nos llaman la atención los pesebres folclóricos del artesano César Centeno; su joven hijo Amín nos atiende amablemente y nos cuenta sobre los precios de los juegos. Dice que hay a partir de 350.000 guaraníes los pesebres de piezas medianas. Nos encantan los personajes vestidos con trajes típicos, y un Niñito que junto al calor del tatakua, se ve rodeado por chiperas, guitarristas, arpistas y otros personajes del paisaje popular paraguayo ataviados a la usanza tradicional.