Entre sus insólitos privilegios como soberana británica, la reina Isabel II no necesitaba pasaporte ni carné de conducir, celebraba su cumpleaños dos veces al año y era dueña de todos los cisnes y esturiones del país, que ahora heredará su hijo Carlos.

1 Ni pasaporte ni carné

La reina podía viajar sin papeles y de hecho, a diferencia de los otros miembros de la familia real, no tenía pasaporte, un documento que se emitía en su nombre y no podía darse a sí misma. Por el mismo motivo, tenía un estatuto privi­legiado en materia de conducción, ya que era la única británica exenta de tener un carné de conducir.

2 Dos cumpleaños

Isabel II soplaba las velas dos veces al año: el día de su nacimiento, el 21 de abril en la intimidad, y durante las celebraciones oficiales de su cumpleaños, organizadas tradicionalmente el segundo sábado de junio, para esca­par a las desavenencias meteorológicas.

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Según la web oficial de la familia real, históricamente los cumpleaños de los monarcas británicos se han cele­brado en días diferentes a los de su nacimientos si este no tuvo lugar en verano.

3 No votaba

Como jefa de Estado debía observar una estricta neutralidad en el plano político. Por lo tanto, no votaba y no podía presen­tarse a elecciones. Sin embargo, era ella quien inauguraba las sesiones parlamen­tarias e investía al primer ministro, con quien se reu­nía regularmente.

4 Cisnes, delfines y esturiones

Isabel II no reinaba solo sobre los británicos. Desde hace varios siglos, los cisnes que viven en libertad en las aguas del país son considerados como propiedad del monarca británico. Cada año son objeto de un meticuloso recuento en el río Támesis, una tra­dición que hoy se inscribe en las políticas de preservación eco­lógica. La misma prerrogativa real se aplica a los esturiones, los delfines y las ballenas en las aguas que rodean a Reino Unido.

5 Sus amados corgis

La reina era una gran amante de los corgis –una raza galesa de patas cortas–, hasta el punto de haber criado ella misma un largo linaje de estos perros, a los que se permitía pasear con total libertad por el Palacio de Buckingham y que fue­ron inmortalizados junto a ella en fotografías y cuadros. Su pasión comenzó con Susan, la primera corgi que le regala­ron cuando cumplió 18 años en 1944. Según la prensa bri­tánica, la reina dejó de criarlos por temor a que sus corgis quedaran huérfanos tras su muerte. Pero su hijo Andrés le regaló en el 2021 dos cachorros de dorgi –un cruce de dachs­hund y corgi– para animarla durante la hospitalización de su esposo, el príncipe Felipe, fallecido poco después. Sin embargo, solo uno de ellos sobrevivió.

6 Primer email en 1976

Mucho antes de que el gran público oyese hablar de internet, Isabel II fue la pri­mera monarca que envió un email en 1976, durante una visita a una base mili­tar. Veintiún años más tarde, lanzó la pri­mera web oficial de la familia real británica.

7 Un poeta oficial

La reina atribuía cada diez años a un poeta de “importancia nacional” el cargo honorífico de poeta real, que va acompa­ñado de un tonel de jerez como recompensa. Esta tradición remonta al siglo XVII, pero la primera mujer que obtuvo el título, Carol Ann Duffy, fue designada en el 2009. Escribió poemas para la boda del príncipe Guillermo en el 2011, el 60 aniversario de la coronación de la reina en el 2013 y el matrimonio del príncipe Guillermo y Meghan en el 2018. Fue remplazada en el 2019 por Simon Armitage.

8 Proveedor real

Desde champanes franceses hasta bebidas gaseosas, pasando por pequeños productores británicos, las mar­cas que abastecen a la Corona tienen el privilegio de expo­ner el escudo real en sus aparadores y comercios. Un gran honor pero, sobre todo, un formidable argumento de venta para los elegidos.

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