Usar zapatos altos cotidianamente puede provocar problemas de salud, que van desde dolor hasta dedos deformes, aparición de juanetes y problemas de la cervical; sin embargo, poco se habla de ellos. De acuerdo a los especialistas, este tipo de calzado causa esguinces de tobillo, malas posturas, dolores en la rodilla, problemas lumbares y hasta graves daños en la columna porque al caminar sobre ellos el peso de todo el cuerpo se distribuye de manera irregular en los pies.
La mayor carga recae en el metatarso que son los huesos largos del pie que conectan el tobillo con los dedos y ayudan a guardar el equilibrio al estar parados. La fractura del quinto metatarsiano es muy frecuente en el uso excesivo de estos calzados.
El tacón empuja el pecho hacia fuera, desalinea la cadera y columna, impulsa excesiva presión sobre las rodillas, lo que podría provocar artrosis prematura y problemas de equilibro. Si la punta del zapato es muy estrecha, aparecen callos, ampollas y uñas encarnadas. Además provocan lesiones en los ligamentos, disminuye la capacidad de rotación del tobillo, aumenta la rigidez del tendón de Aquiles y producen fatiga muscular debido a la postura de permanecer en puntillas durante horas.
La mejor solución para seguir disfrutando de la imagen que nos proporcionan al usarlos mientras cuidamos de nuestra salud es alternar este zapato con otro tipo de calzado más bajo y cómodo que nos permita movilizarnos naturalmente. También es importante hacer estiramientos en las piernas antes y después de ponerse los tacones, evitar su uso durante largos períodos de tiempo y no vestir diariamente aquellos de punta estrecha. Otra sugerencia es utilizar plantillas ortopédicas para que los pies no se resbalen dentro del zapato.