Es una de esas esquinas mágicas de Asunción que ofrece un ambiente acogedor, inspirado en el legado de una familia. Cada rincón invita a vivir una experiencia hogareña y disfrutar de un menú que se adapta a todos los gustos.

Fundada en el 2011 por Emilia Lezcano, nace del sentimiento de homenajear a su abuela, Feliciana Fariña, quien creó la primera fábrica de chipa en Paraguay. En un prin­cipio, el proyecto inició como un emprendimiento pequeño combinado con una tienda de ropa, ya que Emilia también es diseña­dora de modas, pero con el paso de los años la cafetería se expandió hasta conver­tirse en lo que es hoy.

La primera impresión que ofrece La Herencia nos trans­porta al hogar. Por fuera se ve una casa rústica con paredes blancas, ladrillos visto y rejas negras con formas de hojas. Unos pasos más adentro se destacan algunas bicicletas antiguas y macetas con plan­tas que avivan aún más los espa­cios. Dividida por sectores, el comensal opta por pintores­cas mesitas ubicadas sobre la vereda. Cada espacio está ador­nado de recuerdos y memorias de la familia de Emilia.

En la entrada principal tiene a disposición el sector pet friendly con vistas a la calle, y en el centro del local brinda una decoración exquisita, ambien­tada en los años 50 con objetos que son herencia de doña Feli­ciana. Además, dispone de un salón denominado “Emilie Chan­tall” que cuenta con mesas más grandes y está prepa­rado para reu­niones, cum­pleaños, baby showers o sim­plemente com­partir con un grupo numeroso de amigos.

LA CARTA OFRECE UN MENÚ VARIADO Y UNIVERSAL

Hay café para todos los gus­tos, el clásico cocido y algunas infusiones más, que se pueden acompañar con chipa, mbeju, tostadas, sándwiches y una amplia variedad de dulces.

Los almuerzos cubren desde pastas, sopas, ensaladas, tar­tas y algunas opciones gluten free. También cuenta con el menú del día y para la tarde/noche ofrece una variedad de tablas para picar, además de una copa de vino, una pinta de cerveza o tragos a elec­ción. De la carta probamos el mbeju capresse, Emilia lo describe como un “volcancito de mbeju”, ya que por fuera se ve normal pero al morderlo es una sorpresa de sabores gra­cias al tomate, la albahaca y el queso extra. Otra de sus espe­cialidades es la clásica chipa de la casa, que con un cocido artesanal basado en crema y maní molido, se convierte en una experiencia deliciosa.

Por otro lado, nos ofreció café La Herencia, elaborado con crema, canela, expresso y leche condensada, acompañado de un vizcochuelo de naranja con algunas especias y un almíbar suave que le da un toque extra de humedad.

Como opción de almuerzo o cena nos presentó la sopa “New York”, elaborada con zanahorias asadas, jengibre, queso parmesano, un toque de ciboulette y una tostada crujiente de pan de campo con muzzarella y pesto, para acompañar la sugerencia fue una copa de vino blanco. Por último, degustamos la tabla Feliciana compuesta por pastelitos de mandioca, payaguacitos, bolitas de man­dioca, so’ocitos, mbeju, man­dioca frita, butifarra, empa­naditas y salsas de mostaza y chimichurri con un toque de picante. Una opción donde comen tres y pican cuatro.

La Herencia Tienda Café abre sus puestas de lunes a domingos de 7:00 a 23:00 y está ubicado en el barrio Las Mercedes, Juan de Salazar 698 esquina Teniente Mora­les. Para reservas se pueden comunicar por WhatsApp al 0986-125100. También pue­den conocer más del lugar a través de su cuenta de Instagram @la_herencia.

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