La aspirina puede convertirse en aliada perfecta a la hora de combatir el acné, reducir manchas y eliminar impurezas en la piel, ya que posee ácido salicílico que ayuda a blanquear la piel manchada sin dañarla y exfoliarla en profundidad. Una de sus principales características es que actúa como antiinflamatorio, por eso al aplicarla en el rostro disminuye la aparición de acné sin dejar marcas.
Además, posee ácido salicílico, que ayuda a aliviar la hinchazón y secar los puntos negros inflamados. A su vez, funciona como exfoliante, lo que facilita eliminar las células muertas y mejorar la textura de la piel. Asimismo, contiene una sustancia denominada beta-hidroxiácido, que logra neutralizar el exceso de grasa, limpiar y emparejar el tono de la piel.
Este componente es muy común en las cremas y productos exfoliantes. Otro de los beneficios de la aspirina en nuestra piel es que tiene un efecto cicatrizante que ayuda a regenerar la piel de cualquier lesión externa. Para que forme parte de nuestra rutina de belleza basta con triturar tres aspirinas y mezclarlas en una taza con agua tibia hasta crear una textura como de pasta. Aplicar en las zonas necesarias y dejarla actuar durante 10 minutos.
Una de las principales características de la aspirina es que actúa como antiinflamatorio, por eso al aplicarla en el rostro disminuye la aparición de acné sin dejar marcas.