El juez en lo civil y comercial de la Capital, Edgar Rivas hizo lugar al amparo promovido por Juan José Benítez, en representación de su difunto padrastro Antonio Quintana; y determinó que el Ministerio de Salud cubra la deuda de más de G. 300 millones en el sanatorio San Roque, por los gastos de internación en terapia intensiva a causa del COVID-19.

El juzgado dispuso que la cartera sanitaria direccione los recursos necesarios para saldar la deuda pendiente al Fondo Nacional de Cobertura de Gastos, creado con la promulgación de la Ley N° 6.725, el pasado 17 de abril.

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Si bien esta ley es posterior a la acción presentada por Benítez, el juzgado consideró que “no se puede desconocer que el reclamo es producto del COVID-19 y enlutó a la familia Quintana como a muchos paraguayos, dejando a sus familiares cercanos, deudas catastróficas, de imposible cumplimiento para su economía”.

En paralelo, el juez también rechazó la otra acción promovida contra el sanatorio San Roque ya que considera que dicho centro asistencial brindó la atención médica debida al paciente durante todo el tiempo en el que estuvo internado allí y no incurrió en ninguna falta. A comienzos de abril, el joven denunció una supuesta coacción de parte del sanatorio de pagar la deuda, en uno o dos pagos, para poder retirar el cuerpo de su padrastro. Dijo que fue forzado a firmar un pagaré por los gastos.

Luego de sufrir complicaciones a causa del COVID-19, Antonio Quintana tuvo que ser internado el 28 de febrero en dicho centro asistencial. Ya para el 9 de marzo siguiente pasó a una cama de terapia intensiva. A partir de este momento, la deuda de la familia empezó a aumentar de manera abrupta, llegando inclusive a acumular sumas cercanas a G. 25 millones por día, afirmó.

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Benítez dijo que tanto él como su padrastro son funcionarios del Poder Judicial y, por ende, poseen seguro médico del Sanatorio San Roque, motivo por el cual decidieron ir allí y no al sector público. Dicho seguro cubre un monto de G. 12 millones para sala de internación común y G. 18 millones para sala de terapia intensiva, según mencionó.

Tras permanecer prácticamente un mes internado, Antonio Quintana finalmente falleció el 5 de abril a consecuencia del virus. Durante todo este tiempo, llegó a acumular una deuda por el monto de G. 302.777.604.

Debido a los múltiples gastos que se presentaron, este joven y su familia se vieron en la necesidad de vender sus electrodomésticos, organizar polladas, rifas y otras actividades para recaudar fondos suficientes que los ayuden a cubrir la millonaria deuda.

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