Marcas que importa de Europa y EEUU el conglomerado de Antonio J. Vierci son las que más se venden en la Triple Frontera, donde impera el comercio clandestino.
Las grandes compañías de bebidas destiladas de Europa y Estados Unidos poseen, sin distinción, altos compromisos con las buenas prácticas de negocio, así como códigos de conductas éticas empresariales que rigen sus transacciones. Estas van desde el rechazo a toda forma de soborno, lavado de dinero y aspectos referidos a la evasión de tasas impositivas.
Pese a estos mandatos y principios éticos (ver comparativo en infografía), en Paraguay los licores premium provenientes de Estados Unidos o Reino Unido inundan los comercios fronterizos de Sudamérica con énfasis en la zona de la Triple Frontera, desde donde son redistribuidos a países vecinos principalmente por medio de puertos clandestinos.
El negocio de las bebidas alcohólicas, en el cual el Grupo Vierci es un actor preponderante, ha tenido en el último quinquenio un notable desempeño. En lo que hace a las marcas que importan sus empresas, en estos 5 años se han traído al país más de 9 millones de litros de licores suntuosos, una cantidad que excede completamente al mercado paraguayo. Existen sobradas sospechas de que finalmente esas mercaderías tienen salida a través de otras rutas, como Brasil, Argentina, Bolivia, e incluso con ramificaciones hasta Lima, Perú. Publicaciones periodísticas de estos países andinos se hacen eco de manera frecuente de las incautaciones de miles de litros de whiskies realizadas por las aduanas de los países afectados; coincidentemente, las mismas marcas que importa Vierci.
El Grupo Vierci ha erigido un enorme emporio económico con negocios que hoy se han diversificado en retails, comunicaciones y comida rápida, pero que también tendría vinculación con sospechas de contrabando y evasión de impuestos, que tienen consecuentes efectos sobre las recaudaciones fiscales de nuestro país.
La francesa Pernod Ricard es la propietaria mundial de afamadas marcas como Ballantine’s, Chivas Regal o Jameson, que llegan a Paraguay gracias a A.J. SA Calidad ante todo; la británica Diageo (Justerini & Brooks) posee marcas como J&B, Sandy Mac, Old Parr, entre otras, que también son traídas al país por “Don” Antonio; por su parte, la estadounidense Jack Daniel’s, para su marca homónima, también ingresa al país a través de Vierci, y la británica William Grant and Sons, con marcas como Grant’s y Glennfidisch, son comercializados en Paraguay por medio del mismo grupo empresarial.
Todas esas marcas tienen una “fuerte creencia en la moral y la ética empresarial” y, por tanto, repudian cualquier actividad que sea contraria a prácticas que no se ajustan a las normativas locales y de entidades, como la Organización Mundial de Comercio (OMC).
TOLERANCIA CERO
Las prácticas antiéticas en el comercio mundial no son compatibles con los principios pregonados por Pernod Ricard, William Grant, Jack Daniel’s o Diageo, que dejan constancia taxativa de eso en sus sitios web oficiales. En el caso de la compañía francesa, tiene “cero tolerancia ante los comportamientos o acciones corruptas”, según su código de ética.
Asimismo, Pernod Ricard promueve compromisos en que todas las partes (desde el gobierno hasta los consumidores) trabajen para reducir el uso nocivo del alcohol, en especial, el alcohol que ingresa ilegalmente o de contrabando, ya que a través de esta última práctica también se produce un importante consumo de bebidas y afecta principalmente a aquellos países vulnerables de ingresos bajos y medianos, como es el caso de Paraguay.
Claramente, estas compañías se ajustan a sus códigos y dejan constancia que esas son las prácticas que las rigen. Por ejemplo, William Grant and Sons rechaza todo tipo de práctica carente de ética y considera que cualquier “tipo de soborno, corrupción o pago indebido del tipo que fuere es inaceptable en nuestros tratos comerciales en cualquier parte del mundo y, por lo tanto, no se tolera”, destaca su propio código de ética.
Aunque estas grandes marcas de consumo masivo están protegidas por los principios de sus respectivas compañías, las firmas locales, como en el caso de A.J. SA Calidad ante todo y Laser Import SA, se estarían arreglando de alguna manera para que esos codiciados productos ingresen a un circuito comercial sudamericano sindicado por medios internacionales, como la nueva ruta del contrabando de licor.
Paraguay es señalado en la región por diversos reportajes y de autoridades aduaneras como el punto de partida del contrabando de bebidas alcohólicas costosas que tienen como destino a países de la región.
Y dentro de este circuito fronterizo, los productos que más se comercializan a precios diferenciados y que en muchos casos también se decomisan son los que coincidentemente son traídos al Paraguay por las empresas del Grupo Vierci. Los puestos clandestinos en Ciudad del Este están atestados de marcas como Jack Daniel’s, Grant’s, Old Parr o José Cuervo, que tienen rápida salida hacia el Brasil o la Argentina debido a sus precios.
SUPUESTO CONTRABANDO
Aprovechando los bajos controles, así como ciertos beneficios impositivos, las ciudades emplazadas del otro lado de la frontera este son vulnerables al flagelo del contrabando. Ante la ausencia de controles, las marcas que comercializan las empresas de Vierci tienen rápida salida a través de kioskos precarios o instalados en plena vía pública y sin soporte legal.
Las compañías proveedoras están convencidas de que la vía del pago de ingresos, sea a través de aranceles aduaneros o impuestos indirectos, es clave para generar recursos. Claramente, con el contrabando de hormiga hacia el Brasil y la Argentina se produce una importante sangría de ingresos para el fisco de estos países.
Empresas como Pernod Ricard sostienen que las políticas impositivas pueden jugar un papel instrumental en la salud pública, con el potencial de influir en el consumo y reducir el daño asociado con el uso excesivo de alcohol. Pero esto no sucede cuando el comercio ilegal predomina, una actividad que debe tener un control fuerte de parte de las autoridades del gobierno central y de los municipios.
La evasión es un delito más allá de una práctica no ética”
La abogada Raquel Toñánez, experta en derechos intelectuales, expresó que la evasión de impuestos es básica y esencialmente un delito, más allá de una práctica carente de toda ética. “La evasión de impuestos es un delito. Más allá de una práctica no ética, es primero un delito, que es lo más grave y afecta al Gobierno, en primer lugar, porque deja de percibir el impuesto a la importación”, recordó la abogada.
Explicó que la misma afecta a un importador que introduce legalmente la mercadería porque el otro no paga, entonces sus productos no pueden competir con la mercancía que entra de contrabando. “El daño es al Estado y al particular”, recordó la experta en relación a este tipo de delitos.
Toñánez indicó que en el caso de comprobarse el ingreso o la redistribución sin el pago de impuestos “es un desprestigio para una marca extranjera”. Agregó que el que provee conocimiento de esta situación, si tuviera probablemente el contrato de representación, este terminaría.
Asimismo, la experta indicó que también desde el Estado paraguayo se tiene que agregar más controles. “El país se ve vulnerado y es de alguna forma responsable de que eso ocurra. El Estado se tiene que encargar de ese tipo de control, de las medidas en frontera, de no permitir que ingresen mercaderías falsificadas”, concluyó.
“Puede afectar el buen ambiente para los negocios”
Paraguay es uno de los países de la región que más avanzó en materia de “clima de negocios” mediante acciones acertadas que realizaron conjuntamente el Gobierno Nacional y las compañías del sector privado, que respaldan la apuesta a grandes inversiones. Sin embargo, el incumplimiento de las normas éticas de las importadoras puede afectar a este buen ambiente que expone el país para los negocios.
El viceministro de Industria, José Luis Rodríguez Tornaco, explicó que el cumplimiento de estas normas éticas escapa de los controles que puede aplicar el Estado, ya que el acuerdo comercial se realiza entre instituciones privadas.
“Los controles que realizamos son de cumplimento de las normativas locales, entiéndase de trazabilidad o de etiquetado, pero no tenemos la facultad de interrumpir los acuerdos entre las industrias y las empresas importadoras; en caso que las importadoras no cumplan con los acuerdos, el buen ambiente de negocio se puede ver afectado”, indicó el viceministro de Industria.
Aconsejó a las importadoras cumplir con las normativas de los tratamientos, de manera a no perder la seriedad como país, ya que puede perjudicar la economía nacional que atraviesa uno de sus mejores momentos, con un mercado predecible y estable.