Medios de comunicación de los grupos Zuccolillo y Vierci usaron información sensible y privada de la familia del senador Gustavo Leite para la opereta comunicacional que llevan adelante en su intento por tapar el escándalo de los fondos que manejan organizaciones que se dicen sin fines de lucro.

  • Unidad de Investigación Nación Media

La opereta políti­co-comunicacio­nal llevada ade­lante por los medios de los grupos Zuccolillo y Vierci, aliados a sectores de la oposición y oene­gés que buscan impedir la transparencia, ha lle­gado a ribetes muy pocas veces vistos.

Si bien el espíritu del fun­dador de Abc Color, Aldo “Acero” Zuccolillo, era el de “dar palo”, nunca per­mitió que se utilizaran cuestiones del ámbito pri­vado de las personas para esa misión, algo que bajo el mando de sus herederos parece quedar olvidado.

Por su parte, el diario Última Hora, propiedad de Antonio Juan Bautista Vierci, siempre se jactó de ser el único medio en Paraguay en contar con un código de ética, pero en la víspera dio pasos que nunca podrían ser tolera­dos por manual alguno.

UNA HISTORIA INNECESARIA

Primero Última Hora y luego –horas después– Abc Color, publicaron sendas notas en las que relataban que el hijas­tro del senador Gustavo Leite cuenta con orden de captura, debido a que se escapó de un centro donde estaba recibiendo un tra­tamiento.

Ambos medios de comuni­cación hurgaron y publi­caron los motivos por los cuales el joven se encon­traba en el lugar. El diag­nóstico o el motivo por el que el joven se encontraba en el lugar carecía total­mente de relevancia para el debate público y ter­minó exponiendo cuestio­nes del ámbito íntimo de una persona privada que no cumple función alguna dentro del Estado.

El manual de ética elabo­rado por el Instituto Idea establece una serie de “recomendaciones para cobertura respetuosa de las personas”. En el mate­rial establece: “No publi­car detalles o datos de la historia clínica de una persona sin su consenti­miento, ya que esta infor­mación es considerada como sensible, de carác­ter privado”.

La Fundación García Már­quez, en su consultorio ético, también abordó temas relacionados a la salud de las personas en reiteradas oportunida­des. Por ejemplo, se remi­tieron consultas sobre un alcalde de Bolivia que había hecho declaracio­nes públicas en las que reveló el nombre y el diag­nóstico de una persona.

La respuesta fue bastante clarificadora: “Si está ase­gurada la salud de las per­sonas, no se justifica la publicidad hecha por el ministro ni una eventual réplica por parte de los medios de comunicación”

“Está de por medio, en efecto, el derecho del enfermo a su intimidad”, agrega.

“Se llama íntima aque­lla parte de la vida per­sonal que se quiere man­tener fuera de la mirada ajena. Las enfermeda­des suelen ser considera­das como parte de la vida personal que se sustrae al conocimiento público; esta es la razón por la que los médicos consideran que el manejo discreto de los datos sobre las enfer­medades de sus pacien­tes hace parte de sus deberes éticos y explican su secreto profesional”, finaliza el documento.

Es decir, los medios del grupo Zuccolillo y Vierci sobrepasaron todos los límites al publicar los antecedentes clínicos del hijastro del senador Leite. Una nueva etapa de la ope­reta quedó expuesta.

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