La empresa Aldia SA registra en una de sus cuentas un vertiginoso incremento de sus inversiones; pasaron de G. 1.397.520.257 a G. 40.515.470.257 en un solo año (en 2023). ¿De dónde salieron los fondos que fueron a parar a “inversiones a largo plazo” si casi toda la rentabilidad declarada por la empresa fue a parar a las “reservas operativas”?
- “La caja negra”
Un impresionante aumento de 2.799 % en las inversiones a largo plazo de una empresa ligada al expresidente Mario Abdo Benítez ha encendido las alarmas por presunto lavado de dinero. La injustificada suma de dinero depositada en bancos durante un solo año plantea serias dudas sobre el origen y la trazabilidad de estos fondos, lo que obliga a una investigación exhaustiva para determinar la legalidad de las operaciones financieras relacionadas a la venta de asfalto durante su periodo presidencial.
Un crecimiento exponencial de 70 veces más en la venta de asfalto desde que asumió el poder, las inconsistencias en los estados financieros y el misterioso destino de las utilidades registradas en las empresas ligadas al expresidente Mario Abdo Benítez son los aspectos claves que, hasta el momento, estaban bajo la lupa de la Fiscalía y la Seprelad.
A todo esto, se suma un dato extremadamente llamativo advertido por la administración tributaria consistente en el aumento considerable en la cuenta “inversiones a largo plazo” durante el ejercicio 2023, observándose un incremento del 2.799 % en relación al año anterior.
De acuerdo al reporte oficial del ente fiscalizador, la empresa Aldia SA registra en una de sus cuentas de activo un vertiginoso aumento de sus inversiones que pasan de G. 1.397.520.257 a G. 40.515.470.257 en un solo año. El dato, que hasta ahora había pasado desapercibido, plantea más dudas respecto al origen de los fondos “invertidos” por la empresa del exmandatario.
Las sospechas apuntan a que se habría introducido al sistema financiero a través de Certificados de Depósito de Ahorro (CDA), en el lapso de un solo año, un monto equivalente a casi 28 veces más que el año anterior.
La pregunta que surge es la siguiente: ¿de dónde salieron los fondos depositados en esa cuenta de “inversiones a largo plazo” si casi toda la rentabilidad declarada por la empresa fue a parar a las “reservas operativas”? Si el dinero no proviene de las ganancias, ¿de dónde Marito sacó la plata? ¿En qué bancos se depositaron los fondos? ¿Hubo reporte de operación sospechosa por el aumento considerable en la cuenta?
Esta es una de las razones que justifica el pedido de intervención de la Seprelad (Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero) para verificar la trazabilidad y legalidad de las operaciones, ante la duda sobre el origen de los millonarios fondos vinculados a la venta de asfalto.
LAS RESERVAS
Createc SA y Aldia SA, las empresas donde Mario Abdo Benítez es accionista mayoritario, destinaron casi todos sus ingresos a las reservas operativas. Hasta el momento, no se pudo determinar el uso que se le dio a ese dinero, ya que las actas de asambleas no se hallan disponibles.
Ambas empresas confirmaron en un espacio reservado que destinaron “parte” de las utilidades a dicha cuenta, por decisión de las asambleas ordinarias respectivas. El reporte de Contraloría revela que más del 90 % de las utilidades obtenidas fueron destinadas a esa cuenta.
El permanente aumento del volumen destinado a esas reservas, sin evidencia de las disminuciones que corresponden según la legislación tributaria, sugiere la evidencia de que no fueron aplicadas para los fines previstos.
Por ello, las posibles irregularidades observadas en el marco del examen de correspondencia requieren, para mayor esclarecimiento, una fiscalización tributaria a las empresas aludidas y la intervención de Seprelad.
La Contraloría advierte que resulta de gran preponderancia establecer con claridad el destino de esos recursos, debido a que podría tener un impacto significativo en el examen de correspondencia del señor Mario Abdo Benítez.
DUDAS SOBRE FISCALIZACIÓN
Aldia SA, una de las empresas en las que Abdo Benítez figura como accionista mayoritario, ya fue fiscalizada por la DNIT. Allí detectaron inconsistencias que, según otro accionista minoritario, Ricardo Morán, consistían en un desfasaje de 100 millones de guaraníes.
Óscar Orué, director de la DNIT, indicó que todas estas irregularidades fueron “subsanadas” con el pago correspondiente al ámbito tributario.
Sin embargo, aquí surge la duda razonable acerca de las fiscalizaciones aplicadas a las empresas del expresidente. Si la empresa Aldia SA ya fue sometida a una fiscalización, ¿cómo se explica que no se hayan encontrado, en ese momento, con las dudas acerca del destino aplicado a los fondos de reserva y las inconsistencias en los reportes financieros de los clientes de la empresa que dicen no deberle nada al expresidente?
Las consultas hechas por la Contraloría General de la República a la Dirección de Ingresos Tributarios respecto a si el nivel de rentabilidad de las empresas era acorde a sus facturaciones y precios, DNIT contestó que ese aspecto no es de su competencia y que deberían analizar Seprelad o el Ministerio Público.