Rossana Escobar M.
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Tras los resultados perdidosos en sus candidaturas por la Concertación Nacional, el clan Núñez – Defelippe vuelve a husmear en la arena la política. Soledad Núñez, excandidata a vicepresidenta de la República por la Concertación Nacional, y su esposo, Bruno Raúl Defelippe, excandidato a senador, ambos son conocidos por sus esquemas de negocios con ONGs que se financian detrás de proyectos públicos.
Núñez no dejó pasar la oportunidad para colarse como crítica del Gobierno actual para sacar rédito político y deslizar su aspiración a la intendencia de Asunción.
La exministra de Senavitat y oenegeísta, que intentó intervenir en las elecciones pasadas mediante operadores camuflados de miembros de una organización civil, reapareció detrás del informe presidencial planteando en los medios de comunicación que se debe construir una nueva forma de hacer política.
Con teorías y cátedras administrativas, Núñez transmitió su reflexión de que “Asunción necesita un cambio profundo en cuanto a la administración”. Mientras tanto, su esposo Bruno, principal cerebro de la red de ONGs, se encuentra embarcado en otro megaproyecto que, de vuelta está cimentado con bienes públicos. Recordemos que esas oenegés a su cargo minaron nuestras instituciones y están sostenidas detrás de proyectos públicos, pese a que siguen una agenda con lineamientos, principalmente provenientes del extranjero.
El clan Núñez - Defelippe no cambió el modus operandi. Continúa persuadiendo a la opinión pública con proyectos que pintan de maravillas, pero que, en realidad, exigen detrás importantes colaboraciones del sector público, es decir, con recursos provenientes de los contribuyentes.
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Es así que, mientras Soledad apunta a ciertas candidaturas, como la de la intendencia de Asunción, Bruno Defelippe articula atractivos proyectos que corren sobre rieles gracias al fin social – cultural que plantea. Sin dudas, estas iniciativas generan simpatía de gran alcance que, luego, se inducen hacia el ámbito político, tal como ocurrió en las elecciones pasadas. Recordemos que el gran gancho en los discursos políticos de Defelippe fue la gestión a favor de las Pymes, la bicisenda, etc., todas a través de ONGs y usando al Estado.
La nueva ONG
El nuevo proyecto de Defelippe es el muy publicitado Museo de Ciencias, una iniciativa de MUCI, una oenegé de la que forma parte el esposo de Soledad.
Recordemos que, para el ambicioso proyecto, la Municipalidad de Asunción, previa aprobación de la Junta Municipal, adjudicó en noviembre del 2023 la venta directa, con un valor fiscal, a la ONG Muci, presidida por el señor David (Daved) Wallace Peery y en la que figura como parte Defelippe, esposo de Soledad Núñez, según constan en los documentos de constitución, constancias de beneficiarios finales presentados ante la Abogacía del Tesoro, con fecha de hasta el 18 de junio del 2024.
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Recordemos que la venta directa de 5 hectáreas por parte de la comuna capitalina fue por G. 6.010 millones (US$ 808 mil), cuando el valor cotizado en la zona de la costanera de Asunción es de G. 1 millón el m2, dato confirmado por las mismas fuentes de la municipalidad. Es decir, el valor real de mercado de las 5 hectáreas asciende a unos G. 50.000 millones, unos US$ 6,6 millones al cambio actual.
El pago ya fue realizado a la comuna de Asunción y se espera la aprobación de un convenio entre la Municipalidad y la ONG para la implementación de algunos escuálidos beneficios que, básicamente, se traducen en entradas gratis a todos los paraguayos dos días al mes, una vez que se habilite el Museo. No se visualizan condicionantes con relación al uso, enajenación del predio una vez que transcurran los 5 años, que es el plazo establecido por la Ordenanza número 33/95 de “Tierras Municipales”.
Recursos de la envergadura que facilitó la municipalidad de Asunción y el típico convenio de cooperación institucional en el que una de las partes tiene infiltrado a Bruno Defelippe, sin dudas, perfilan el proyecto en una vidriera importante para su amada esposa, hoy aspirante a intendente de la capital del país.
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