La revelación de un esquema perfecto de negocios a través de oenegés satélite de la empresa de Bruno Defelippe, esposo de la candidata a vicepresidenta Soledad Núñez, derrotada en los comicios de ayer, sumada a los problemas iniciales de odio, riñas, falsos profetas, corrupción de los que no lograron despegarse en la Concertación, calaron hondo en la credibilidad de quienes se vendieron como “el cambio”, terminaron hundiendo el proyecto y quebrando partidos con la división que generaron.

Si bien es cierto que la coalición de varios partidos políticos aglutinados bajo la figura de la Concertación Nacional no llegó a despegar en ningún momento de la campaña elec­toral porque primó el autorita­rismo antes que el consenso, la corrupción que arrastran sus líderes principales y las rencillas ganaron más noto­riedad que cualquier oferta de “cambio” que pregonan, la revelación de un esquema de oenegés que operan como ver­daderos satélites de la empresa de Bruno Defelippe, esposo de Soledad Núñez, derrotada can­didata a vicepresidente, ter­minó por desenmascarar que mientras critican privilegios del Estado, usaba la estructura estatal y los proyectos públicos para consolidar su modelo de negocios Koga SA.

Al menos una docena de oene­gés fueron identificadas por nuestro equipo de investiga­ción. Estas, otra vez, operan con un montón de otras peque­ñas organizaciones no guber­namentales y todo se centra en un grupo de amigos del clan Núñez-Defelippe: Fede­rico González, Camilo Gua­nes, Rodri Weiberlen, Santiago Campos Cervera, además de una lista de tres a cuatro per­sonas más que sirven de brazos ejecutores en algunas de esas entidades, algunas con bases políticas, etc.

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El modus operandi estaba muy bien disfrazado. Un empren­dedor nato, preocupado por los demás emprendedores, pero que en puridad debía justificar la financiación de US$ 1,6 millones, de los cua­les US$ 900 mil son del Banco Interamericano de Desarro­llo (BID) y US$ 700 mil salie­ron de Paraguay. Detrás de esto, surgen varias oenegés, al tiempo que Defelippe, a través de su empresa Koga, iba permeando instituciones como el Mitic y Conacyt, gene­rando grandes desembolsos en proyectos digitales, de los cuales una jugosa tajada iba para las consultorías y era él mismo quien articulaba esta red de “mentores” o consulto­res. Experto en concursos, en muchas ocasiones con finan­ciamiento del BID, usa como beneficiario a entidades públi­cas, lo que blanquea de alguna manera las operaciones y se evitan procesos de control como los de Contrataciones Públicas.

Sus amigos de la rosca de oenegés salieron beneficia­dos, miles de millones de gua­raníes de ordeñe al Mitic, en Conacyt, a los que Defelippe volvía a asesorar. El acapara­miento de sus oenegés forzó de alguna manera también la famosa bicisenda, un fracaso y en perjuicio de muchos comer­ciantes, etc. Varios oenegeís­tas que arribaron con suelda­zos en pandemia se ubicaron en el Mitic mientras el clan Núñez-Defelippe aprovechaba estas plataformas para bajar a la arena política.

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