El ex senador Ramón Gómez Verlangieri, quien actualmente figura como docente investigador en la Universidad Nacional de Villarrica, ingresó a la función pública en el 93 y, desde entonces, no da respiro al presupuesto público. Pasó la mitad de su vida acomodado en apetecibles cargos del Estado pese a varias denuncias en su contra, desde supuestos sobornos para meter nuevo socio al interior del Mercosur, acaparamiento y repartija de cargos y hasta caja paralela para evadir deudas de su partido cuando fue tesorero del PLRA. Ahora quiere volver al Senado, junto con Efraín Alegre y los concertados.
- Por Santiago Rodríguez
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El ex senador Ramón Gómez Verlangieri, es otro de los políticos que históricamente viven del Estado saltando de un puesto público a otro y que hoy forma fila detrás de un cargo en el Parlamento con la Concertación. En su caso, pasaron 30 años desde que se inició en la función pública.
El candidato efrainista pasó la mitad de su vida colgado de salarios públicos, ya que, en el 93, a sus 30 años, fue electo como diputado nacional, cumpliendo todo su periodo hasta el 98 y, desde entonces, se desempeñó en varios cargos entre los que se pueden mencionar el de consejero de Administración de la Dirección de Beneficencia y Ayuda Social (Diben) en 2002, puesto que dejó para asumir como cónsul de Paraguay en Resistencia. Más tarde, en 2006, fue síndico del Instituto de Previsión Social y desde el 2008 fue senador nacional durante diez años, hasta las pasadas elecciones, ya que no consiguió la suficiente cantidad de votos. Desde 2019 figura como docente investigador en la Universidad Nacional de Villarrica del Espíritu Santo y hoy, a sus 60 años, busca un nuevo periodo en la Cámara de Senadores.
El longevo funcionario público arrastra un oscuro historial, entre los que resalta el caso de la caja paralela del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) por el que, tanto él como el ex presidente Federico Franco, fueron señalados por supuesto enriquecimiento ilícito, asociación criminal y lavado de dinero, según trascendió en la prensa en el 2015.
Según la denuncia, ambos crearon una caja paralela en una entidad bancaria que presuntamente sirvió para realizar operaciones que más tarde el exsenador intentó justificar diciendo que en 2008, cuando era tesorero del partido, abrió una cuenta a nombre de Franco -en ese entonces, presidente de los liberales-, con el fin de depositar fondos del partido para evitar su embargo por litigios judiciales.
Asimismo, otras acusaciones contra el político refieren que en 2011, en tiempos de senador, Gómez Verlangieri supuestamente se encargó de ofrecer la suma de US$ 100.000 a los parlamentarios para votar a favor de que Venezuela ingresara al Mercosur, en teoría siguiendo indicaciones bajo pedido del entonces presidente Fernando Lugo.
“El cambio ya llega”, dice el eslogan que también utiliza el ex senador junto con Efraín y compañía; sin embargo, con su turbio historial, es una afrenta para la buena política. Un ejemplo de esto es cuando en el 2012 el entonces senador confirmó a la prensa que desde su despacho envió más de 10.000 solicitudes de empleo para sus allegados, esto luego de que fuera sindicado de cometer tráfico de influencias porque estos cupos fueron pedidos durante su campaña electoral.
En el 2016, estuvo también en el ojo de la tormenta luego de que se confirmara que era novio de una funcionaria del Departamento de Recursos Humanos de la Cámara de Senadores. Lo que se cuestionó fue la falta de méritos y aptitudes de la funcionaria que él justifico diciendo “una funcionaria más de la dependencia”.
El actual candidato “del cambio” es considerado como uno de los liberales con clanes que más se beneficiaron de la política. La prensa difundió en el 2020 a 28 miembros de su familia distribuidos en distintos cargos públicos y, según reportes de esa época, presuntamente acumularon en conjunto un patrimonio de G. 18.085 millones; es decir, US$ 2,5 millones.