Con un rosario de oscuros antecedentes en sus tiempos de fiscal como de juez en Ciudad del Este, sospechosos megacontratos en Itaipú y una dudosa fortuna que ya disparó a menos de su primera década en la función pública, el liberal Manuel Trinidad se ubicó como diputado en este período y ahora busca su reelección por la Concertación, muy de cerca con Efraín Alegre.

De ser uno de los fun­cionarios judiciales más cuestionados del Alto Paraná con denun­cias de todo tipo tanto como fiscal y juez de Ciudad del Este, el liberal Manuel Tri­nidad arribó a la Cámara de Diputados y ahora, gracias a la Concertación, busca su reelección.

Políticos como Trinidad y el mismo Efraín Alegre con grandes denuncias en sus tiempos de ministro de Obras Públicas y Comunica­ciones (MOPC) desploman los discursos del cambio con los que intentan convencer al electorado. No son el cambio, solo son suplentes que forman fila detrás del zoquete.

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Trinidad fue blanco de denuncias por malos proce­dimientos cuando era fiscal de Ciudad del Este, de hecho, nuestro diario descubrió que terminó haciendo negocios con la hija de un imputado suyo en un caso de secuestro y asesinato de empresarios.

Le atribuyen liberación indebida de supuestos narcos en tiempos que era juez de Ciudad del Este.

El político liberal que ahora busca su reelección por la Concertación había ingresado como funcionario del Minis­terio Público en la década del 2000, modesto en sus inicios poseía en esos tiempos una pequeña casita y un automó­vil usado del año 1996.

En menos de diez años, tras asumir el cargo de magistrado en su declaración jurada ya aparecían bienes por más de G. 1.000 millones. Sus tiem­pos de juez estuvieron marca­dos por denuncias vinculadas a casos de coima, liberación indebida de narcotraficantes como el sonado caso de los 10 absueltos involucrados en carga de dudosa procedencia.

En su haber también hay denuncias que lo salpican en supuestos casos de con­trabando, coima, cuando ejercía como juez. De hecho, estas presuntas implicancias lo llevaron a afrontar un pro­ceso ante la Corte Suprema de Justicia, mantenido por largo tiempo en el freezer y cuando la causa continuó el curso correspondiente, Tri­nidad no tuvo más opción y renunció al cargo.

Ex secretaria, recomendada de Trinidad, registra megacontratos en Itaipú.

Las amistades que ostenta desde años son cuestionadas porque precisamente apare­cen intercambios llamativos con personas investigadas por la Justicia como, por ejemplo, la compra de una propiedad de Juan Carlos Sosa, uno de los implicados en caso de mega­lavado que, según consignó en su declaración jurada, se realizó a cuotas.

No hay que olvidar los fuertes indicios de tráfico de influen­cias en megacontratos otor­gados por la Itaipú Binacional a empresa de limpieza y segu­ridad vinculada al legislador. Ya después de ser proclamado diputado nacional, Trinidad firmó como representante de Falcon Group un contrato con la entidad por unos G. 11.000 millones para servi­cio de seguridad privada.

Trinidad con muchas denuncias en su haber, promete cambio.

Coincidentemente, la citada empresa se convirtió en una de las favoritas de la binacional y hasta el año pasado sumaba contratos por valor de G. 85.725 millones, según cifras publicadas en el portal de la Itaipú. Trinidad se había des­marcado de la firma cuando le realizamos las consultas sobre los millonarios contratos, dijo que vendió sus acciones en el 2018, pero que firmó un con­trato ese año porque estaban en riesgo 200 puestos de trabajo.

Llamativamente la empresa quedó a cargo de una pareja amiga de Trinidad, familiar de un imputado suyo en tiem­pos de fiscal. Más adelante el negocio quedó en manos de María Gloria Paredes San­tos, ex secretaria del legisla­dor que, por cierto, ingresó como su recomendada.

Ya después de ser electo diputado firmó contrato de servicios con Itaipú, fuertes indicios de tráfico de influencias que quedaron en la nada.

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