Rossana Escobar M., rossana.escobar@nacionmedia.com
Carlos Chamorro Portillo, agente especial descubierto con un ascenso económico que no condice con su salario en la Secretaría Nacional Antidrogas, reaccionó ayer en un grupo de Whatsapp refiriéndose a las publicaciones periodísticas que generaron su exclusión de la Unidad de Inteligencia Sensible (SIU), apoyada por aliados extranjeros. “Ya he colectado elementos probatorios sólidos sobre la persona que ideó y el grupo de personas que apoyó esta campaña mediática”, refiere en su sugestivo mensaje que apunta a un manejo discrecional de recursos de inteligencia para, como bien señala, “colectar” información que afecta a sus interses particulares y no precisamente a una misión de Estado. La situación es sumamente grave porque es una institución que se encarga de administrar información reservada y a veces clasificada que hace a la seguridad interna de la República, con la que se genera a la vez una altísima exposición para todo aquel que osa cuestionar a un agente especial.
Ofuscado y con un tono amenazante se mostró en un grupo de Whatsapp el agente especial Carlos Francisco Chamorro Portillo, el mismo que prestaba servicio como investigador en la Unidad de Inteligencia Sensible (SIU) de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) hasta que fuera descubierto mediante una investigación de Nación Media con su meteórico ascenso económico en un tiempo récord estando en cargo público.
Tanto él como su esposa Natalia Berenicce Bareiro, ambos asignados al SIU, son de modesto origen, y en 7 años en la Senad pasaron a los lujos. Chamorro y la mujer ingresaron en el 2015 a la función pública, el primero declaró un activo de G. 65 millones, mientras que ella el máximo patrimonio que tenía era un celular que en ese momento pagaba en cuotas.
Pero en el último año la pareja pasó a registrar bienes por G. 518 millones. Esto equivale a un incremento patrimonial de 700% en relación con los consignados en sus primeras declaraciones juradas presentadas ante la Contraloría General de la República.
Esta serie de revelaciones que le costaron la desvinculación del SIU y reintegrarse a la base de la Senad, además de las evidencias fotográficas que muestran que estrenaron hace poco tiempo una camioneta Toyota Hilux modelo 2023, cuyo valor ronda los US$ 65 mil, motivaron que el agente especial realice un descargo en un grupo de Whatsapp donde se encuentran miembros de élite de la institución.
La Nación Investiga corroboró el mensaje y el número telefónico de Chamorro, que aparece con emojis de un corazón junto a las banderas de Paraguay y Estados Unidos, atendiendo que SIU es coordinado por una agencia de inteligencia extranjera.
USO DISCRECIONAL DE RECURSOS
Chamorro, en primer lugar, confirma lo que fuentes ya informaban, el tenso ambiente interno en la Senad. En su mensaje vía Whatsapp habla de tomar partido y empezar una guerra “política, social y laboral” al interior de la institución, aunque remarca que no ventilará los “trapos sucios”, sugiriendo la altísima corrupción que se maneja como secreto a voces dentro de la institución.
Por otra parte, saca al descubierto que dentro de la Secretaría Antidrogas se conforman grupos de “hermandad”, como una especie de logias internas, advirtiendo que buscará a los responsables que supuestamente filtraron sus datos. Datos, valga la aclaración, que se consignan en informes de carácter público a los que accedió el equipo de La Nación Investiga, a través de distintas instituciones.
Incluso, y lo que es aún más grave, advierte que ya recolectó datos de los que presuntamente ventilaron sus lujos, dicho que apunta a la utilización de recursos técnicos de investigación para invadir la privacidad de sus mismos compañeros, y del “culpable” de las filtraciones a la prensa.
DESCONTROL
Esto claramente demuestra que la administración de la ministra Zully Rolón se encuentra en un colapso total, pues mientras emite comunicados con el objetivo de amedrentar a la prensa para evitar que se revelen nombres de cuestionados agentes especiales, internamente en la institución se desata una guerra desmedida por presuntos hechos de corrupción.
A esto se le suma el peligro que representa para la seguridad nacional que agentes especiales se declaren guerras internas, siendo ellos quienes con una extralimitación de sus funciones utilizan elementos del Estado para una persecución cuyos alcances no pueden ser medidos, donde incluso pueden exponer a situaciones de alto riesgo a cualquier persona.
Fuentes fidedignas y plenamente identificadas explicaron a La Nación/Nación Media los pasos de cómo supuestamente buscan datos de personas para utilizarlos discrecionalmente, desde interceptar comunicaciones, seguimientos con rastreadores, y visitas interesadas.
Los datos tienen lógica considerando, por ejemplo, la serie de filtraciones de investigaciones a cárteles que también fueron evidenciadas por La Nación Investiga, como las ocurridas en el marco de la operación A Ultranza Py, donde incluso la organización criminal objetivo de pesquisa fue advertida de trabajos de interceptación de una narcoavioneta y de las escuchas telefónicas. Avisos clave, puesto que los presuntos capos del esquema narco, como Miguel Insfrán, alias Tío Rico, y el uruguayo Sebastián Marset, hasta la fecha no lograron ser detenidos.