El rubro de la construcción, afectado por un incremento notable de la deuda del Estado con el sector, dejó de brindar trabajo a aproximadamente 40 mil personas. La ampliación de caminos asfaltados no dinamizó la economía, pero la mayor beneficiada fue la firma declarada por el presidente Mario Abdo.
- Unidad de Investigación Nación Media
El Gobierno utiliza como bandera política los kilómetros de asfalto que se realizaron desde el 2018 hasta la fecha, en el intento de potenciar con ello la figura del ex ministro de Obras Públicas y Comunicaciones Arnoldo Wiens; en cambio, los números fríos indican que la realmente beneficiada fue la empresa proveedora de asfalto declarada por el presidente de la República, Mario Abdo Benítez.
La actual administración publicita que inauguró poco más de 3.700 kilómetros de asfalto, pero no es menos importante enfatizar que en medio de una crisis humanitaria como la pandemia se siguió sosteniendo como fundamental política estatal asfaltar rutas, puesto que mientras faltaron insumos médicos, vacunas, camas de internación, y el negocio de la familia presidencial iba en aumento, ya que la importación de asfalto por parte de Aldia SA creció en un 450%, según registros hasta el 2021 de la Dirección Nacional de Aduanas.
Otro de los elementos a mencionar es que ese avance en obras viales no significó, como se pretende instalar desde el oficialismo, un crecimiento económico, sino representó un escenario de menos puestos de trabajo, mayor cantidad de personas en la franja de la pobreza, y una deuda millonaria del Estado con el sector de la construcción.
NO TIENE INCIDENCIA EN LA CIUDADANÍA
“Hay una vieja frase acuñada hace tiempo en política que la gente no come asfalto y no come ladrillo. Esto tiene que ver cuando muchos gobiernos usan como caballo de batalla el tema de ciertas obras públicas como si fuera eso una mejora en el bienestar de la gente, eso se contradice con los indicadores oficiales”, comentó el asesor económico José Luis Rodríguez Tornaco.
Tanto es así que informes del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que aumentó la cantidad de población que se encuentra en el índice de la pobreza, pues en Paraguay actualmente hay 1.951.020 pobres, cuando al cierre del 2018 era de 1.679.810.
“Estadísticas del INE indican que hay cerca de 31.000 pérdidas de empleo en el sector de la construcción, y cuando uno lee el informe del Banco Central del Paraguay dice que la caída en el empleo en la construcción se debe a una marcada disminución en la ejecución de las obras públicas, por lo tanto el mejor de los indicadores en el tema de construcción de rutas que el Gobierno nos instala es la venta de asfalto, porque en empleo hay una caída y también hay un incremento notable en la deuda con las constructoras”, remarcó el economista.
DEUDA QUE AFECTA EMPLEO
El titular de la Cámara Paraguaya de la Construcción (Capaco), Daniel Díaz de Vivar, expuso que la deuda del Estado con el sector afectó directamente a la capacidad de generar puestos de trabajo, teniendo en cuenta que este rubro emplea a aproximadamente 300 mil personas en todas las ramas, entre electricistas, plomeros, albañiles, operadores de máquinas, entre otros.
“La deuda total del rubro, en el sector público hasta junio de este año, rondaba los US$ 380 millones, pero luego de la aprobación del crédito programático en agosto de este año, estaba prevista la cancelación por US$ 100 millones”, afirmó acerca de cómo se encuentra hoy la situación de incumplimiento de las obligaciones por parte del gobierno de Mario Abdo Benítez.
CONTRADICCIÓN
Rodríguez Tornaco puntualizó que, si bien es importante la conectividad, cuestiona el contexto en que se priorizó y a quién benefició principalmente, en plena pandemia del covid-19 que dejó un saldo de más de 19.500 víctimas fatales.
“La economía es uso de recursos escasos en empleo alternativo, y la pregunta es si vos tenías 19.000 paraguayos o familias paraguayas enlutadas por la pandemia y el dinero era básicamente para cubrir necesidades de salud, ¿era momento de invertir en asfalto o se priorizaron los intereses de ciertas empresas proveedoras de asfalto? Y segundo, si era tanto el impacto como ellos dicen, porque tenemos cuatro años de eventual crecimiento cero de la economía y porque tenemos 31.000 empleos menos en el sector construcción”, subrayó el economista.
Además de resaltar que no se le resta importancia a la necesidad de tener mayores y mejores rutas, dejó en claro que la coyuntura obliga a tomar otras medidas. “Quiero dejar en claro algo, por supuesto que Paraguay necesita invertir en infraestructura, por supuesto que celebramos la conectividad de Paraguay, pero la pregunta es: ¿Hacía falta hacerlo con dinero público o se podría hacer a través de ley de concesiones, APP (Alianza Público Privada), o pasándole al sector privado, ¿acaso eso no es también un mecanismo sin utilizar plata del Estado?”, enfatizó.
MENOS TRABAJO
Un dato no menor a marcar es lo señalado por Martha Coronel, economista de la consultora Mentu, pues menciona que entre el cierre del 2018 y el último trimestre del 2022, hubo mayor población en edad de trabajar y aumentó la fuerza laboral, pero menor porcentaje de ocupados es del 65,5% (3.458.166 personas), cuando en el 2018 era de 68% (3.363.354 personas).
Por último, otro de los datos reveladores sobre la realidad social del Paraguay es que actualmente existe en números totales y en promedio mayor número de desocupados en comparación a cuatro años atrás, puesto que actualmente hay más de 250 mil personas desocupadas, un 6,7%; en tanto que anteriormente era de 199.583 afectados, lo que representaba el 5,6% de la población económicamente activa.